Juan Carlos Iglesias Zoido Talia dixit 1 (2006), 105-111

(Universidad de Extremadura) ISSN-1886-9440

 

 

Un ejemplo del influjo de la historiografía sobre un manual retórico de Época Imperial

 

A. Manieri, Pseudo-Dionigi di Alicarnasso: I discorsi per le feste e per i giochi (Ars Rhet. I e VII Us.-Rad.), Roma: Edizioni dell’Ateneo, 2005, 182 pp., ISBN 88-8476-019-4.

 

 

En los últimos años se está avivando el interés por una serie de opúsculos retóricos de época imperial y bizantina que, más allá del reducido círculo de los estudios sobre retórica antigua, habían recibido muy poca atención. Entre ellos, se destaca la ars rhetorica que durante siglos se atribuyó a Dionisio de Halicarnaso y que es un manual de época imperial dedicado a la composición de discursos epidícticos. Hasta ahora disponíamos de una edición crítica del texto, obra de H. Usener y L. Radermacher (Dionysii Halicarnasei quae extant, vol. VI, Stuttgart, 1965), que sigue siendo a día de hoy la referencia a seguir. También disponíamos de una traducción al inglés de los siete primeros capítulos, que conforman una clara unidad temática, y que fue publicada como un apéndice de la edición, traducción y comentario que D. A. Russell y N. G. Wilson publicaron de la obra del Rétor Menandro (Menander Rhetor, Oxford U.P., 1981). A estos trabajos se viene a sumar el estudio, edición y comentario que A. Manieri (en adelante M.) ha realizado de los capítulos I y VII de la obra del Pseudo-Dionisio.

Lo primero que llama la atención de este libro es la selección de capítulos realizada por la autora. Según M., ambos capítulos, a pesar de la evidencia textual que tenemos a partir del códice más antiguo conocido (Parisinus Graecus 1741), debían ocupar originariamente una posición consecutiva y conformarían una especie de díptico inicial de la obra. Gran parte de la argumentación empleada en la Introducción del trabajo (pp. 17-63) y puntos importantes del comentario han sido concebidos para aportar argumentos tanto formales como de contenido a favor de esta hipótesis de trabajo. Sin duda, el estudio conjunto de ambos capítulos le da una clara unidad temática al libro, lo que explica el título de “discursos para las fiestas y los juegos”. De hecho, como se puede comprobar por la línea argumentativa seguida y por gran parte de la bibliografía consultada, el trabajo tiene la virtud de ofrecer una visión poco conocida de las celebraciones deportivas en la Antigüedad, analizando su reflejo en la retórica (lo que es, sin duda, su aportación más destacada). A ello se une un trabajo filológico digno de elogio que se estructura en tres partes: introducción, edición y traducción, y, finalmente, comentario. La labor de edición del texto, traducción al italiano y comentario se destaca por su exactitud y agudeza. Sin duda, estamos ante un trabajo en el que se ponen de manifiesto la habilidad y rigor de la autora a la hora de llevar a cabo estas tareas. Nuestra reseña crítica, por lo tanto, se va a centrar en la introducción del trabajo, ya que consideramos que el enfoque adoptado, que por sí mismo habría sido plenamente aceptable (seleccionar los dos capítulos que más le interesan a la autora), lleva a defender una tesis de fondo que no es plenamente convincente.

 

Puestos a analizar el que quizás sea el capítulo más interesante de la obra, el dedicado a explicar cómo componer una “exhortación a los atletas” (cap. VII), hubiera sido mucho más útil y clarificador haberlo estudiado junto con el capítulo precedente, el dedicado al epitafio (cap. VI). De hecho, frente a lo defendido por M., creemos que existe una clara continuidad entre uno y otro, lo que evitaría, desde nuestro punto de vista, proponer cambios en la estructura de la obra. Por otra parte, tanto el capítulo VI como el VII presentan otra peculiaridad no señalada por M. y que, ya de por sí, justificaría un estudio monográfico. Y es que tanto el Epitafio, como, sobre todo, este “Protréptico a los atletas” ofrecen un testimonio de enorme interés sobre la relación entre historiografía antigua e instrucción retórica. Desde nuestro punto de vista, (lo que explica la existencia de esta reseña), son un precioso ejemplo de cómo un elemento de origen historiográfico (el modelo de discurso proporcionado por la arenga militar) es reutilizado por la retórica para ofrecer una guía compositiva de un tipo de discurso de tema deportivo. Pero vayamos por partes.

 

El capítulo I de la Introducción (pp. 17-26) analiza la atribución, el contenido y la estructura de la obra. En cuanto a la atribución, M. pone de manifiesto que el conjunto de la obra tal y como ha llegado hasta nosotros (cap. I-XI) ha de ser considerado como una colección o syllogé de escritos retóricos de diversa procedencia, con una clara utilidad escolástica. A partir de un escolio al cap. X, hacia el siglo XII alguien atribuyó la obra completa a Dionisio de Halicarnaso. Otra mano, en este caso del siglo XIV, añadió un índice de los siete primeros capítulos, al considerar que se trataba de un contenido claramente unitario frente al resto. A día de hoy, la crítica considera que esta Ars podría dividirse en cuatro partes diferentes: los cap. I-VII (parte 1), sobre la técnica de composición de los discursos epidícticos, obra de un rétor de la época de los Antoninos (s. II d.C.); los cap. VIII-IX (parte 2), sobre la composición del “discurso figurado”, atribuidos a un rétor del siglo III d.C., que sería posterior, en todo caso, a la obra de Hermógenes; los capítulos X (parte 3) y XI (parte 4), de contenido completamente independiente con respecto a los anteriores. En cuanto al contenido temático de la primera parte de la obra (I-VII), se explica el método de composición de discursos útiles en diversas ocasiones, como fiestas públicas, celebración de matrimonios, aniversarios, discursos de bienvenida, epitafios y exhortaciones deportivas. Las diferentes alusiones a un interlocutor o alumno (de nombre Ejécrates) en los caps. I, V y VII permiten establecer un nexo interno evidente, poniendo la obra en relación con la enseñanza impartida en las escuelas de retórica. Además, cada capítulo tiene la forma de una lección estructurada según un esquema similar al empleado por los autores de progymnasmata. En este apartado, son muy útiles las apreciaciones de tipo codicológico aportadas por M. (fruto de su análisis directo del códice Parisinus) con respecto a la disposición del texto en el manuscrito, el tipo de letra, la existencia de una serie de términos subrayados o la lematización empleada. Todo ello pone de manifiesto la orientación escolástica del manual.

 

En cuanto a la estructura del opúsculo, la evidente orientación escolar del texto lleva a la autora a avanzar la hipótesis de un orden diferente de los capítulos, elemento clave del trabajo. Así, el cap. I actuaría como introducción de toda la obra. A continuación debería ir el “protréptico a los atletas”, ya que, según M. (pp. 23 ss.), está “strettamente conesso, per il contenuto e l’occasione, al discorso panegirico, in quanto <specie particolare> di discorso per le feste”. Además, “la trattazione consecutiva” de los dos tipos de discurso estaría claramente sugerida en el exordio del capítulo dedicado al protréptico (92.3-8). A ello se unirían numerosas referencias internas “che inducono con certeza a ritenere quella sui panegirici la lezione inmediatamente precedente”. Así, el hecho de que tanto I como VII sean los únicos capítulos cuyo título no incluye la palabra me/qodoj “è di securo un’interessante coincidenza” (p. 24). Sin duda, ésta es una posible explicación, pero pone a la autora ante el problema de tener que explicar por qué los dos capítulos ocupan la primera y séptima posición en el manuscrito. Creemos que es más simple entender que el pasaje inicial del cap. VII está haciendo referencia en realidad al capítulo previo, el VI. De hecho, es más lógico (y más acorde con la tradición retórica) entender que el autor está conectando dos tipos de discurso con claras concomitancias: el epitafio y el protréptico. Sólo habría que considerar los puntos de contacto entre la parte parenética del epitafio clásico y el grueso de la argumentación del protréptico atlético que viene a continuación.

 

No obstante, éste no es el único cambio propuesto, ya que M. plantea una reestructuración mayor del contenido. Tras los dos primeros capítulos señalados (el I y el VII), debía ir el dedicado al lo/goj prosfwnhmatiko/j o “discurso de bienvenida”, cuya elaboración es explicada en el cap. V del manuscrito. Se trataría de un tipo de discurso que, como ocurre en el caso del protréptico, suele encargarse a un orador especialmente elegido, que habla en nombre de la comunidad. De este modo, también se entendería la expresión que cierra el tratamiento de este tipo de discurso (que a Usener y a Radermacher les parecía sin sentido). El rétor concluiría así el tratamiento de los discursos epidícticos pronunciados en ocasiones públicas (panegírico, protréptico y discurso de bienvenida), frente a los tipos restantes que pertenecen a la oratoria privada, apta para celebraciones relacionadas con los momentos más significativos de la existencia humana (matrimonio, nacimiento y muerte). De nuevo, creemos que no se enfoca de manera adecuada la cuestión. Y la clave vuelve a residir en el epitafio. No se puede establecer esa separación tan tajante entre discursos públicos y privados y relegar al discurso fúnebre a esta última esfera. Tal y como se explica en el propio texto no sólo se hace referencia al discurso fúnebre en honor de un personaje muerto, sino que también se explican los elementos del epitafio clásico, tomando como referencia el pronunciado por Pericles en honor de los primeros atenienses caídos en la Guerra del Peloponeso. Es evidente, entonces, que la clasificación propuesta no se sostiene, ya que el epitafio también ha de considerarse dentro de la esfera de los discursos pronunciados en ocasiones públicas y donde también se selecciona cuidadosamente a los oradores. Frente a la existencia de una serie de “conexiones” formales y de contenido que unirían los capítulos de una parte (discursos públicos) frente a los de otra (discursos privados), son muchos más contundentes los argumentos a favor de una clara conexión entre los capítulos VI y VII de la obra, tanto por el contenido protréptico que comparten como por la influencia procedente de la historiografía que es perceptible en ambos tipos de discurso.

 

En el capítulo II (pp. 27-42), M. estudia el panegírico y el protréptico en la retórica con la intención de establecer una clara relación entre ambos tipos de discurso, aportando en definitiva una guía para analizar el contenido retórico de la exhortación a los atletas. Así, el término λόγος πανηγυρικός designa cualquier tipo de discurso pronunciado en el curso de una πανήγυρις, sin especificación de contenido o de estilo. El elemento clave es la existencia de una ceremonia pública en donde podía emplearse cualquier tipo de argumento, dirigido a un público amplio y con un estilo ornado y poético. Homero sería considerado como el iniciador del discurso panegírico en verso y Platón lo sería en prosa. Teniendo en cuenta este contexto, lo cierto es que la elocuencia panegírica, dada su naturaleza como oratoria destinada a ceremonias públicas, presenta una multiforme utilización que va más allá de los límites de lo epidíctico, tal y como lo definía la retórica aristotélica. De hecho, en este tipo de discurso pueden darse simples exhibiciones pero también exhortaciones protrépticas. Más allá de los límites del elogio y de la crítica, Quintiliano (3.4.14) fue consciente de ello al poner de manifiesto que el panegírico se aproxima a una suasoria en aquellos casos en los que el orador pretende convencer a su auditorio de aquello que está alabando. Hasta aquí estaríamos de acuerdo. Sin embargo, el análisis que a continuación hace M. del protréptico es poco preciso. Incide sobre todo en las exhortaciones de tipo filosófico, que no son más que una de las posibilidades de este tipo de discurso, dejando de lado testimonios retóricos fundamentales, tanto de época clásica (relacionados con el epitafio), como de época imperial (como los discursos ficticios del rétor Lesbonacte, autor citado sólo de pasada, en los que el protréptico adquiere connotaciones especialmente importantes para este caso). Así, señala que el protréptico conforma un subgénero de la retórica deliberativa en cuanto que comparte muchas de las características señaladas por Aristóteles (finalidad, tiempo, método argumentativo …), lo que explica que la retórica tardía lo considerase como un “género intermedio”, afín tanto a las suasoriae como a las ἐπιδείξεις. M., a partir de un pasaje de Filón de Larissa conservado en Estobeo 2.7.2, analiza la definición, estructura y finalidad del discurso protréptico incidiendo sobre todo en la exhibición de tipo filosófico y en aquellos casos orientados a defender el cultivo de una disciplina particular (p. 35). Todo ello le sirve para conectar el capítulo VII de la obra del Pseudo-Dionisio con un debate surgido en el siglo II d.C. en torno al atletismo y a la institución de nuevos tipos de agones. Estaríamos, entonces, ante una “essaltazione dell’atleta nel Protrettico di cui stiamo parlando” (p. 36). Añade que, incluso, se habría de incluir en el contexto de un debate más amplio sobre la revalorización y reclasificación de las τέχναι. Así, cita a Filóstrato, De gymnastica 2.1 ss., quien otorga gran consideración a la técnica deportiva. La misma que es criticada por Galeno en su Protréptico (cap. IX) como una disciplina “sujeta a desprecio”. Y es que la disciplina atlética atraía a los jóvenes mediante una fuerte propaganda ideológica, consagrada ya en la poesía pindárica (donde se ensalza fuerza física, gloria, honores, o utilidad de los atletas en la guerra), y que está presente en los tratados retóricos de época imperial. Filóstrato y Galeno serían, por lo tanto, exponentes de un debate contemporáneo centrado en la defensa o condena de la agonística y en la disputa sobre la clasificación de las artes que se sirven de los protrépticos para propagar su excelencia.

Esta polémica le sirve a M. para ofrecer un análisis de la estructura del discurso protréptico a los atletas que aparece desarrollado en el capítulo VII. Así, señala que tanto Filóstrato como Galeno estructuraban sus respectivos protrépticos en tres secciones: 1.- Parte celebrativa: dedicada al elogio del atletismo. 2.- Parte polémica: exposición de los motivos que han determinado la decadencia del arte atlética. 3.- Parte constructiva: donde se desmontan las acusiones de inferioridad de los atletas contemporáneos frente a los del pasado. Según M., la estructura del discurso a los atletas seguiría el esquema de otros protrépticos de este tipo, que han de ser entendidos como exhortaciones a cultivar una disciplina. Según esta interpretación, habría también tres partes: la primera es una celebración de los agones; la segunda es una condena de aquellos “che si lasciano coinvolgere nella corruzione”; la tercera “repropone la gloria assicurata degli agoni tramite la storia paradigmatica deglo atleta del pasato”. La diferencia de este tipo de discurso con respecto a los protrépticos de Filóstrato y de Galeno es que no se trataría de un ensayo retórico autónomo, sino de un λόγος μεθοδικός que trata sobre la composición de un λόγος προτρεπτικός. Es decir, que propone un método para enseñar los instrumentos metodológicos útiles para elaborar una exhortación a los atletas. Su originalidad estribaría en su contexto de ejecución. No está pensado para ser declamado en una recitación privada, sino para ser pronunciado en el contexto real de una celebración pública por parte de un orador especialmente seleccionado por la ciudad. Por ello, concluye M., no toma la forma de una tratado o u(po/mnhma, sino que adopta la apariencia de un discurso real de exhortación atlética.

Desde nuestro punto de vista, al orientar el estudio del protréptico casi de manera exclusiva hacia la vertiente de “exhortación filosófica a favor del cultivo de una disciplina” (sea ésta de tipo filosófica o deportiva), se está dejando de lado otras posibilidades que pueden aclarar el motivo por el que este tipo de discurso habría recibido el nombre de “protréptico dirigido a los atletas” (προτρεπτικός ἀθληταῖς). En ningún momento se señalan más elementos contextuales o retóricos que contribuyan a interpretar los motivos que han llevado a emplear este término y no otro. De hecho, no se tiene en cuenta uno de los sentidos más importantes del término “protréptico”, que conecta claramente este tipo de intervenciones oratorias con el discurso fúnebre, cuya parte exhortativa también recibe el nombre de λόγος προτρεπτικός. Si hubiera sido tenido en cuenta este aspecto (y aquí se echan en falta estudios antiguos pero de gran utilidad como los de Burgess y Hartlich), también se habría podido comprobar que su disposición dentro de la estructura de la obra es la correcta, justo detrás del capítulo dedicado al discurso fúnebre. Del mismo modo, esta interpretación conduce a M. a defender una estructura interna del capítulo a partir de la disposición presente en los protrépticos de Galeno o Filóstrato. Llama la atención que, por ejemplo, no se cite en ningún momento la estructura que proponen Russell y Wilson. De hecho, ambos autores analizan el contenido del discurso desde la siguiente perspectiva (1981: 377, n. 57): “Four main topics are handled: (i) 284.4-287.15, consideration based on the speaker’s identity and position; (ii) 287.16-289.2, thesis on festivals; (iii) 289.3-8, encomium on the city; (iv) 289.8-290.5, on the festival itself. The rest is mainly a warning agains cheating”. Precisamente, esa sección final del capítulo, que Russell y Wilson consideran que sólo es una simple advertencia contra posibles trampas en el juego, creemos que, debido a su naturaleza netamente exhortativa, ofrece información de gran interés para entender la naturaleza de este protréptico. De hecho, si se analiza esta última parte del protréptico, puede comprobar que el rétor recomienda exhortar a los atletas por medio de una serie de tópicos parenéticos propios de otro tipo de discurso cultivado por la historiografía griega: la arenga militar. Esto nos muestra que estamos, en todo caso, ante un discurso híbrido: los componentes de tipo epidíctico (centrados en la presentación y justificación del tema según las características personales del orador y en el encomio de la ciudad) se combinan de manera natural con una serie de tópicos exhortativos (290.5-291), que, no por casualidad, son los más comunes en la arenga historiográfica (cf., en este sentido, el amplio análisis que hemos realizado de este pasaje en nuestro trabajo “The Battle Exhortation in Ancient Rhetoric”, Rhetorica. A Journal of the History of Rhetoric 26 (2007) en prensa).

 

En el cap. III (pp. 43-60), se analiza la oratoria relacionada con los juegos deportivos. Los juegos y celebraciones pan-helénicas eran un lugar propicio para que se llevaran a cabo exhibiciones de tipo oratorio y literario. En estas ocasiones se pronunciaban discursos de exhibición (ἐπιδείξεις) o λόγοι πανηγυρικοί, en los que la celebración de la fiesta se mezcla con exhortaciones de tipo político en las que se ofrecían consejos de valor general. Se trataría de una oratoria epidíctica en la forma, pero política en el contenido. Así han de entenderse discursos de la época clásica como el Olímpico de Gorgias o la Or. XXXIII de Lisias, que proponen importantes temas políticos. O el Panegírico de Isócrates, en el que se defiende la común identidad de los griegos frente a los peligros exteriores. Durante la época helenística declinó la agonística, pero también sufrió un proceso de transformación, al ampliar sus horizonte a otros países. Finalmente, aunque en la época imperial vuelve a cobrar auge el enfrentamiento atlético, ello va acompañado de un proceso de pérdida de fuerza política de la oratoria, que se orienta casi en exclusiva hacia lo encomiástico. La oratoria relacionada con los juegos queda relegada a un papel básicamente celebrativo. Por ello, al producirse su ingreso en el programa oficial de los juegos (M. aporta al respecto importantes evidencias de tipo epigráfico), se orienta hacia el elogio del emperador, a las celebraciones de la divinidad y a otros temas encomiásticos. Además, la temática de estos certámenes explica el amplio uso de topoi encomiásticos como los explicados por el Pseudo-Dionisio. En este ámbito debía darse dos niveles oratorios: por una parte una elocuencia de bajo nivel (centrada en las ἐπιδείξεις) y otra de fines más elevados. Esta segunda ha de seguir unos tópicos encomiásticos en donde se destacan los elogios a la divinidad que preside la fiesta, a la ciudad que hospeda los juegos, al emperador o, finalmente, al organizador de los juegos. Todo ello estaba codificado por la retórica de época imperial. Es evidente que el panorama de la oratoria de aparato dentro de las manifestaciones de tipo agonístico estaba claro.

En este contexto, el Protréptico debía jugar un papel preciso dentro del Programa Oficial de los Juegos. M. ofrece un cuadro claro y conciso del contexto propiamente deportivo de este tipo de discurso protréptico, situándolo al comienzo de las celebraciones como una especie de discurso inaugural. Un orador seleccionado pronunciaba un discurso en el que se emplearían lugres comunes de naturaleza celebrativa (centrados sobre todo en el elogio de la ciudad), para pasar a continuación a la parte propiamente exhortativa. Este tipo de discurso ocuparía un lugar bien definido, como una especie de πρόρρησις o discurso de apertura, que se pronunciaba ante la asamblea de los atletas previamente al inicio de los juegos, lo que explica también las exhortaciones al coraje y al juego límpio.

 

La Introducción termina con una sección dedicada a la tradición manuscrita (pp. 61-3) en la que se incluyen interesantes apreciaciones fruto del examen directo del Parisinus Graecus 1741, clave en la edición del texto. En cuanto a la bibliografía, a pesar de su amplitud (pp. 65-78) se echan en falta una serie de trabajos fundamentales, como los de P. Hartlich (“De exhortationum a graecis romanisque scriptarum. Historia et Indole”, Leipz. St. 11 (1887), 209-236) o Th. C. Burgess (“Epideictic Literature”, Studies in Classical Philology 3 (1902), 89-261) sobre el discurso protréptico, o el de J. Albertus (Die paraklêtikoí in der grieschichen und römischen Literatur, Strassburg, 1908) sobre el παρακλητικός. También una serie de estudios modernos sobre la tradición retórica referida al epitafio (como el trabajo de J. Soffel, Die Regeln Menanders für die Leichenrede in ihrer Tradition dargestellt, herausgegeben, übersetzt und kommentiert, Meisenheim am Glam 1974), que ofrece además un análisis detallado del capítulo VI, o sobre otros aspectos de la propia retórica del Pseudo-Dionisio (como, por ejemplo, los de M. Heath, AJPh 124 (2003), 81-105, P. Chiron, Papers on Rhetoric 3 (2000), 75–94 o D. A. Russell, en C. W. Wooten (ed.), The Orator in Action and Theory in Greece and Rome: Essays in Honor of George A. Kennedy, Leiden: Brill, 2001, pp. 156-68, con respecto al “discurso figurado”).

 

El trabajo se completa con una correcta edición y traducción del texto (pp. 80-109) y con un amplio y erudito comentario (pp. 111-164) que aclara muchos de los pasajes difíciles del texto y que añade, como término de comparación, una serie de pasajes paralelos de gran utilidad. También hay un completo Index verborum (pp. 165-178) y un índice analítico (pp. 179-182).

 

En definitiva, estamos ante un trabajo serio y riguroso. Una buena edición, traducción y comentario del texto de los capítulos I y VII de la Retórica del Pseudo-Dionisio de Halicarnaso. Nuestras críticas, basadas en una interpretación diferente del mismo texto, sólo atañen al enfoque dado a la selección y a algunas de las hipótesis de trabajo propuestas por la autora con respecto a la estructura de la obra y a la naturaleza retórica del capítulo VII, la “exhortación a los atletas”. Desde nuestro punto de vista, si se hubiera adoptado una visión más amplia a la hora de analizar las características retóricas de este tipo de discurso protréptico, estas propuestas habrían sido matizadas de manera más adecuada.