Hacia una nueva
imagen de herodiano:
la revalorización de la historia del imperio romano tras marco aurelio como
obra literaria y retórica
towards a new image of
herodian: the revalorization of the history of the empire from the death of
marcus aurelius as a literary and rhetorical work
A propósito de
Ch. S. Chrysanthou, Reconfiguring the Imperial Past: Narrative
Patterns and Historical Interpretation in Herodian’s History of the Empire,
Leiden: Brill, 2022.
ISBN 978-90-04-51692-2
A. Galimberti
(ed.), Herodian’s World. Empire and Emperors in the III Century, Leiden:
Brill, 2022. ISBN 978-90-04-50023-5
Juan Carlos Iglesias-Zoido
Resumen: El objetivo de presente trabajo es ofrecer
una reseña de dos importantes novedades bibliográficas dedicadas a la Historia
de Herodiano, una escrita por Ch.S. Chrysanthou y otra editada por A. Galimberti,
aprovechando para ofrecer al lector un cuadro general de la investigación que
ha puesto las bases del reenfoque crítico y de la revalorización de la obra
de Herodiano. Abstract: The aim of this paper is
to offer a review of two important publications about Herodian’s History,
one written by Ch. S. Chrysanthou and another
edited by A. Galimberti, taking the opportunity to
offer the reader a general picture of the research that has laid the
foundations of the critical refocus and the revaluation of Herodian’s work. |
Palabras
clave: Historiografía, retórica,
Herodiano, narrativa, discursos.
Keywords: Historiography, rhetoric, Herodian, narrative, speeches.
Fecha de recepción: 3 de octubre de 2022
Fecha de aceptación: 25 de noviembre de 2022
T |
ras dos años, retomamos una de las secciones más emblemáticas de esta revista. La sección “Crónica” fue concebida como un medio de reflexionar sobre cuestiones de fondo al hilo del comentario y reseña de destacadas novedades bibliográficas.[1] En este caso, la publicación casi simultánea de dos importantes estudios dedicados a Herodiano (la monografía escrita por Chrysanthou y la obra colectiva editada por Galimberti) nos lleva a ofrecer una reflexión sobre un historiador que, hasta hace poco tiempo, era visto con cierto desdén y que en los últimos años está protagonizando un importante proceso de revalorización. A lo largo de las siguientes páginas queremos dejar constancia de ambas publicaciones, ya que suponen una novedad destacada en el panorama científico, aprovechando para ofrecer al lector un cuadro general de la investigación que ha puesto las bases de este reenfoque crítico sobre la obra de Herodiano. En cualquier caso, dada la temática tratada preferentemente en esta revista, vamos a prestar una especial atención al trabajo de Chrysanthou por su intento de ofrecer un cuadro coherente e integrado de los procedimientos narrativos empleados por Herodiano en su Historia del Imperio Romano tras Marco Aurelio.
1. El título de una monografía científica suele ser una cuestión esencial a la que, a veces, no se presta la suficiente atención. Ha de anunciar a los lectores el tema que el investigador pretende tratar en su trabajo, ya que, como muy acertadamente señalaba Aristóteles, antes de hacer una demostración hay que tener muy claro el tema que se va a tratar. Pero, sobre todo, ese título ha de dar claves sobre el enfoque adoptado en el proceso de investigación, compartiendo con el lector la perspectiva desde la que se han analizado los datos y desde la que se ha llegado a unas conclusiones. Hay veces en que se consigue lo primero (premisa esencial para que el lector haga el esfuerzo de adentrarse en la lectura del texto) pero no acaba de quedar claro lo segundo y es preciso espigar las páginas introductorias para conocer la trinchera metodológica en la que se sitúa el autor. En el caso que aquí nos ocupa, Reconfiguring the Imperial Past: Narrative Patterns and Historical Interpretation in Herodian’s History of the Empire, ambas cuestiones se han logrado de manera muy efectiva. El lector no sólo tiene una clara idea de que está ante un estudio de la narrativa de una obra tan poco convencional como la Historia de Herodiano, sino también que esos recursos narrativos van a ser analizados para poner de manifiesto que el historiador los ha empleado para construir, como fruto de su metodología historiográfica, su propia versión “reconfigurada” de los azarosos y terribles hechos que acontecieron tras la muerte de Marco Aurelio. Un enfoque que, en un género cuya principal preocupación es “la búsqueda de la verdad” (cuestión que el propio Herodiano ya destacaba en su proemio), claramente nos sitúa al autor y a la monografía en la intersección de lo literario y de lo retórico con lo propiamente histórico. En el campo, en definitiva, que ha permitido comprender en los últimos decenios que las obras historiográficas de la Antigüedad no sólo nos transmiten unos datos esenciales para el conocimiento de Grecia y Roma, sino que también son obras literarias, hijas de un género en el que la retórica y el proceso de imitatio son instrumentos esenciales para poder completar con éxito esa particular “búsqueda de la verdad”.[2]
De hecho, como el propio autor deja claro desde la primera frase de su monografía, el objetivo del libro es ofrecer “the first comprehensive study of the narrative, structural and thematic patterns in Herodian’s History of the Roman Empire” (p.1). Es decir, nos encontramos ante el primer estudio que ofrece un análisis general de la estructura narrativa y de los patrones temáticos que empleó este historiador para proporcionar unidad interna y consistencia interpretativa a una obra que ofrecía el relato del que quizás fue el período más convulso de la historia de Roma: la larga y sangrienta sucesión de emperadores que siguió tras la muerte de Marco Aurelio hasta la llegada de Gordiano III (desde el 180 al 238 d.C.). Un objetivo que ha llevado al autor a analizar los recursos narrativos utilizados por Herodiano para cimentar la unidad interna de las diferentes escenas que jalonan su historia y, sobre todo, para establecer conexiones entre esas escenas a lo largo de todo el arco narrativo de la obra. Un entramado en el que el historiador tiene muy en cuenta tanto la activa comparación de sucesos y escenas típicas como el juego con las expectativas de sus lectores. Todo ello no sólo para conseguir aportar luz y facilitar la búsqueda de la verdad en un tema muy complejo y con múltiples aristas como el aquí tratado sino para hacerlo de modo que la obra histórica resulte atractiva para el receptor.
2. Para comprender el verdadero alcance de esta monografía, es necesario contextualizarla en el panorama crítico de los últimos años. Y lo cierto es que, en este sentido, se trata de un libro que llega en un momento clave en el que la crítica está asistiendo a un proceso de renovación y de revalorización del estudio de la obra de Herodiano en su conjunto. De hecho, su Historia había sido analizada en profundidad a lo largo del último siglo en aspectos que concernían sobre todo a la problemática cuestión de sus fuentes (especialmente con respecto a su relación con Dión Casio), a la autoría, las fechas de publicación y a su mayor o menor fiabilidad histórica para el conocimiento de la vida y obras de personajes tan importantes como Marco Aurelio, Cómodo, Pértinax, Septimio Severo o Caracalla.[3] La respuesta con frecuencia negativa a la que llegaban los diferentes autores con respecto a esta última cuestión, claramente contrariados por una forma que parecía contravenir las leyes de la objetividad historiográfica, había llevado a algunos de ellos a calificar esta obra como una composición de tipo novelesco, repleta de elementos “retorizantes”, que, por lo tanto, encontraba un difícil acomodo dentro de los exponentes, en apariencia, más “rigurosos” del género historiográfico en la Antigüedad.[4] En todo caso, dentro de este panorama tan poco favorable hacia su obra, algunos de estos autores reconocían el seguimiento por parte de Herodiano de determinados patrones clásicos, de marcado cuño tucidideo, en pasajes tan representativos como, por ejemplo, el proemio de la obra o las descripciones de pestes.[5] Frente a esta visión de la crítica, que no apreciaba de manera positiva el contenido retórico y literario de la Historia de Herodiano, desde finales del siglo XX se ha vivido un proceso de revalorización del historiador de la mano de la nueva corriente crítica que ha destacado el componente retórico y literario del género historiográfico antiguo. Nos referimos a los estudios de Sidebottom, Zimmerman, Kuhn-Chen, Hidber, Galimberti y Kemezis.[6] Trabajos que, con distintos enfoques, han ido abriendo la perspectiva a la hora de valorar las virtudes de un texto que, en determinados aspectos narrativos y temáticos, se separa de las obras clásicas de referencia dentro del género historiográfico pero que, en cualquier caso, cada vez está más claro que forma parte de un frondoso tronco común que solo conocemos de manera parcial. Un análisis que ha incidido tanto en la narración como en los discursos.[7]
Con respecto al primer punto, de especial importancia han sido los trabajos de Sidebottom, Zimmerman o Kemezis, por su capacidad para apreciar los valores retóricos y la reelaboración literaria de la Historia de Herodiano, aspectos que, a la postre, han sido fundamentales para este reenfoque general de los estudios sobre su arte narrativo.[8] Sidebottom analiza recursos narrativos y retóricos unidos al concepto de παιδεία en el contexto de crisis del siglo III d.C. y defiende que la obra de Herodiano tenía una orientación política al buscar la legitimación del mundo griego oriental en relación con el poder de Roma. Zimmerman dedica un amplio espacio a analizar la adaptación herodiana del material que ofrecía la Historia Romana de Dión Casio, incidiendo en recursos literarios y retóricos que facilitaron la nueva reordenación, simplificación u omisión de los datos y escenas transmitidos por esta fuente.[9] Kemezis, finalmente, ha analizado el arte de Herodiano como narrador, poniendo de manifiesto el marcado contraste entre forma y contenido, al aplicar recursos propios de la historiografía de época Antonina a una obra que pretende explicar unos años tan convulsos como los vividos tras la muerte de Marco Aurelio.[10] El trabajo de estos autores ha permitido comprender que la parte narrativa de la Historia estaba más elaborada de lo que la crítica previa había considerado.[11]
Por otra parte, con respecto a los discursos insertados en esa narrativa, sólo de manera muy reciente comienza a comprenderse el que quizás sea el componente más polémico (y, en cierto modo, más incomprendido) de esta historia, justamente el que supone la aplicación más intensa de los principios retóricos.[12] Tradicionalmente, la crítica no ha tenido una buena opinión de los discursos de Herodiano, al considerar que son alocuciones mediocres que imitan de un modo poco brillante los modelos de la historiografía griega y que pondrían de manifiesto o el poco interés de Herodiano con respecto a sus precedentes o, en todo caso, su escaso afán por lograr una reproducción fidedigna de que lo que pudo haber sido pronunciado.[13] Herodiano era visto, entonces, más como un creador que libremente asignaba argumentos y palabras a sus personajes que como un historiador que componía discursos ajustados a las normas retóricas y a las necesidades concretas de la situación.[14] En palabras de Sidebottom, se llegaba a comparar la labor de Herodiano con los discursos con la de un moderno escritor de “novela histórica”.[15] En sentido contrario, buscando una rehabilitación de la obra dentro de su contexto literario y retórico, en los últimos años se han vertido opiniones más favorables, como la del propio Sidebottom o la de Kemezis, según las cuales los discursos se ajustan al tamaño, disposición y temática tradicionalmente aceptados en el género y que, en todo caso, sus peculiaridades se deben a que en ellos predomina un “tono irónico” o a que son ejemplos del fracaso de la retórica al no conseguir el convencimiento de sus receptores.[16] Finalmente, los análisis más recientes de los discursos de Herodiano, deudores de una metodología de estudio que tiene en cuenta el papel desempeñado por la retórica en el discurso historiográfico, ofrecen un cuadro más ajustado tanto de sus virtudes como de sus defectos. De este modo, cuestiones muy debatidas, como las diferencias entre discursos en oratio recta y oratio obliqua, su engarce con respecto a la narración o la presencia o ausencia de discursos en partes concretas de la obra (aspecto que había sido considerado como ejemplo de descuido por parte del historiador en la segunda parte de la Historia), son ahora interpretadas como virtudes de su arte como escritor.[17] Poco a poco se ahonda en la comprensión de la peculiar manera que tiene Herodiano de engarzar los discursos en la narrativa, jugando con las expectativas del lector.
3. Como podemos comprobar, el libro de Chrysanthou se publica en un momento especialmente propicio para la reevaluación del texto de Herodiano. Y lo cierto es que no ha llegado tampoco de un modo aislado sino que comparte espacio con otra novedad bibliográfica publicada en las mismas prensas. De hecho, sobre esta base gestada a lo largo del presente siglo, es muy destacable que con pocos meses de diferencia hayan visto la luz, de manera casi simultánea en la Editorial Brill, dos libros que son el reflejo de gran parte de los frentes abiertos por la crítica y de los nuevos intereses investigadores. Nos referimos tanto a la monografía de Chrysanthou que aquí estamos reseñando de manera más detallada como al volumen colectivo editado por A. Galimberti, uno de los más destacados estudiosos del texto de Herodiano.[18] Esta obra colectiva, con el título Herodian’s World. Empire and Emperors in the III Century, recoge variadas aportaciones de un amplio plantel de filólogos e historiadores del mundo antiguo con el objetivo de ofrecer una visión de conjunto del “mundo” de Herodiano, explorando aspectos de su Historia que no habían sido objeto de investigación sistemática por parte de la crítica (p. 6). Es evidente, por otra parte, que supone una continuación de otro volumen editado por Galimberti en el año 2017 centrado en el análisis de libros concretos de la Historia de Herodiano.[19] Una tarea que es acometida siguiendo dos líneas. Una primera parte dedicada al pensamiento historiográfico de Herodiano (pp. 21-171) y una segunda parte centrada en temas tan destacados de la obra como la política, el ejército y la geografía (pp. 173-322), cada una de ellas con siete aportaciones.
Los trabajos que conforman este volumen, por lo tanto, están planteados para explorar nuevas vías de estudio que permitan profundizar tanto en cuestiones propiamente historiográficas como en temas históricos generales. Desde nuestro punto de vista, la parte más interesante de este volumen es la primera, en la que contamos con trabajos de acreditados expertos como Kemezis, Mallan, Roberto o el propio Galimberti. Y, en concreto, en las dos primeras aportaciones, en las que nos vamos a detener por los temas tratados ya que están en directa relación con las preocupaciones de la crítica: la técnica narrativa y los discursos.
La primera es el capítulo escrito por A. Kemezis, (“Narrative Technique and Genre: Herodian the Novelist?”, pp. 21-46), que aborda una de las cuestiones más polémicas de la obra de Herodiano: los puntos de contacto de la técnica narrativa de nuestro historiador con la empleada en la novela. Como ya hemos señalado, esta es una de las cuestiones que había generado una visión negativa de Herodiano en otras épocas. Sin embargo, Kemezis la aborda desde un punto de vista mucho más constructivo e integrador. Así, analiza cómo se han empleado recursos propios de la ficción dentro del género historiográfico, destacando que las fronteras que separan ambos géneros son menos claras de lo que pudiera parecer en un primer momento. Así, pasa revista a cuestiones como la abstracción cronológica o la auto-referencialidad propias de la novela griega, el hecho de que los sucesos no estén ligados cronológicamente sino temáticamente por medio de trabajadas referencias internas o el amplio espacio dedicado a la caracterización de los más destacados personajes de la Historia. En definitiva, según Kemezis, el empleo de todo este arsenal de recursos permitiría al historiador un acercamiento menos directo a los propios hechos históricos descritos, algo que habría venido impuesto por un contexto político en el que los autores tendrían menos libertad a la hora de expresar su opinión.
Por su parte, el capítulo de Mallan (“Speeches and Speech Units in Herodian: The Limitations of Rhetoric?”, pp. 47-69) ofrece un acercamiento al espinoso tema de los discursos de la Historia de Herodiano. Tras poner de manifiesto las especiales características de estos discursos de Herodiano, tal y como ya hemos señalado más arriba, afirma que para comprenderlos no hay que analizarlos de manera aislada sino que hay que tener en cuenta sus engarces narrativos. De este modo, a lo largo del estudio, Mallan distingue entre “Speeches” (“text presented in oratio recta”), “Framing Narrative” (“text surrounding the speech”), y “Speech Units” (“the combined speech and framing narrative”). Sobre esta base, analiza las “Speech Units” que conforman las arengas militares del libro II de la Historia, aquel en el que el historiador ha introducido más discursos, puestos en boca de personajes clave como Pértinax o Septimio Severo. Y pone de manifiesto que estos discursos militares están mejor integrados en la narrativa de lo que la crítica ha defendido, y que, aunque en su contenido argumentativo se aparten de los modelos previos de arenga, el resultado debió de ser bien valorado por sus receptores contemporáneos. Un acercamiento que nos parece de gran interés ya que aborda una cuestión fundamental que no suele ser tenida demasiado en cuenta como es la del engarce narrativo de los discursos en la historiografía.[20] Sin embargo, hemos de señalar que los comentarios que ofrece de esas “Speech Units” del libro II de la obra están más preocupados en analizar características temáticas concretas de la narración de los hechos o de la caracterización de los personajes, buscando conexiones entre diferentes secciones de la obra, que en estudiar cómo funcionan realmente esos engarces, cómo se estructuran a partir de los modelos historiográficos clásicos y cuál es su relación con respecto a los discursos que introducen.[21] Una cuestión a la que acabamos de dedicar algunas páginas tomando como punto de partida los discursos de Marco Aurelio y Pértinax.[22]
En definitiva, esta obra colectiva, junto con una serie de trabajos publicados recientemente, forma parte de todo un re-direccionamiento de la crítica que está contribuyendo decisivamente a renovar la imagen que tenemos sobre Herodiano, al poner de manifiesto tanto sus virtudes narrativas como un uso de los procedimientos retóricos más técnico y erudito de lo que se pensaba hasta ahora.[23] Son trabajos que, en definitiva, sirven para apreciar el componente literario que caracteriza a una obra historiográfica que durante demasiado tiempo había sido contemplada con una cierta desgana que, en algunos casos, casi rayaba en el desprecio.
4. A la vista de este contexto crítico que hemos desgranado a lo largo de las últimas páginas, y volviendo ya al análisis de la obra de Chrysanthou, es evidente que el débito de este autor con este reenfoque de la investigación sobre la Historia de Herodiano es patente. De hecho, el propio autor afirma que el principal objetivo de su libro es mostrar que “Herodian employs an armoury of narrative techniques to draw his readers into the historical moment and keep them engaged with historical inquiry and interpretation” (p. 7). Un objetivo que se alcanzaría al lograr una muy particular combinación de elementos, consiguiendo conjugar una manera placentera de exponer la historia con una minuciosa investigación que permitiera, en definitiva, descubrir la verdad de los hechos. De este modo, a lo largo de un cuidado y claro capítulo introductorio (pp. 1-30), que nos permite conocer sus presupuestos básicos, el autor insiste en que una de las más importantes particularidades del método historiográfico de Herodiano es que buscó una manera atractiva de informar al lector sobre uno de los períodos más conflictivos y problemáticos de la historia de Roma. Y que lo hizo siguiendo unos esquemas temáticos que Chrysanthou denomina como “Herodian’s architecture” (p. 10), con la que pretende iluminar la línea de desarrollo que ha sido seguida en la exposición de los sucesos que determinaron cada uno de los reinados. Se presta atención al hecho de que etapas como la ascensión al poder, las actividades políticas y militares, la debilidad y pérdida de poder, la muerte o asesinato del emperador, la crisis sucesoria y, en definitiva, la sucesión del nuevo líder, sean utilizadas para llevar a cabo un relato lleno de alusiones tanto “intratextuales” como “extratextuales”. Este molde narrativo es el que, tal y como afirma Chrysanthou, ayuda a Herodiano exponer al lector los vicios y virtudes que caracterizaron a los líderes que se fueron sucediendo en el poder, lo que, a su vez, permite un juego de analogías y antítesis que ayuda a elevar el comportamiento de unos y a criticar el de otros. Sobre todo, frente al más explorado frente de lo intertextual (especialmente con respecto a autores clásicos como Tucídides o casi contemporáneos como Dión Casio), aquí incide en el concepto de “intratextualidad”. Este concepto es el que permite comprender que la narrativa de Herodiano está interconectada hasta un nivel realmente llamativo y que lo que puede parecer una sucesión de reinados individuales está narrativamente condicionada por una tupida red de comparaciones más o menos explícitas.
En este sentido, Chrysanthou presta una especial atención el concepto de “patrón temático” (“patterning”), como un elemento que permite situar la labor de Herodiano en un marco compartido con historiadores como Heródoto (“patterning plays a crucial role in the way in which Herodotus structures his work by tying together the different logoi as a thematic unit, which reveals universal lessons about the history of the East and West”, p. 15) y Diodoro de Sicilia (“The recognition of geographical and historical patterning in Diodorus’ work illuminates the way in which Diodorus creates … particular parallels between Sicily and mainland Greece”). O con biógrafos como Plutarco o Suetonio (“the use of formulaic representation and parallelism between biographies has been shown to lend coherence to the parts and the whole biography”). Según Chrysanthou, Herodiano supone una auténtica innovación en este ámbito al plantear una secuencia interdependiente de historias de sucesión al poder imperial hasta el punto de que esos patrones temáticos (“patterning”) no son un simple elemento circunstancial, sino que conforman “a crucial conceptual and methodological tool for writing interpretative history” y “a powerful means by which Herodian conveys historical meaning and moulds the reader’s response to it as the narrative progresses” (p. 14). Ello le lleva a prestar una especial atención a dos elementos que ejercen un papel decisivo en la obra: el manejo de la trama y la caracterización de los personajes. Ambos elementos desempeñan una relación dinámica y estructural que facilita la comprensión de los diversos sucesos y cuestiones analizadas en la obra. Y lo hacen del siguiente modo. La manipulación de la trama, llegando a jugar con las expectativas del lector, permite al historiador destacar aquellos aspectos concretos de los agentes históricos que considera más relevantes y, sobre todo, poner de manifiesto la importancia que ejerció el carácter de cada uno de los diversos emperadores que sucedieron a Marco Aurelio hasta Gordiano III en el curso de los hechos históricos. En el proceso de caracterización los personajes clave nunca son presentados de manera aislada sino como parte de una intrincada red de relaciones intratextuales basadas en analogías y contrastes muy marcados y significativos. De este modo, se estimula la participación del lector en el relato de los hechos, conduciéndole a relacionar personajes y acciones de reinados diferentes y a completar aquello que el historiador no expresa de una manera directa (pp. 24-27). Por ejemplo, el carácter de Marco Aurelio y, en menor medida, el de Pértinax (modelos de optimus princeps) configuran auténticas piedras de toque con respecto a una serie de figuras entre las que destaca también de manera especial la presentación marcadamente contradictoria de un personaje tan importante como Septimio Severo.
En definitiva, este cuadro de patrones temáticos, las relaciones intratextuales, el juego de comparaciones y contrastes y, en definitiva, la manipulación de la trama y de las expectativas del lector conforman los mimbres de una muy particular metodología historiográfica que permite aportar orden a una etapa histórica desordenada, caótica y confusa, “thus making historical knowledge easy, appealing, and even pleasurable for his reader to determine” (p. 15). Y esto se logra hasta el punto de que, como afirma Chrysanthou, esa disyunción entre una forma tan intrincadamente elaborada y entretejida y un contenido tan caótico y difícil de exponer con claridad conformaría la principal contribución de Herodiano al género historiográfico de la Antigüedad.
Sobre esta base se compone un trabajo estructurado en cinco capítulos concebidos como estudios transversales, lo que permite el análisis detallado de una serie de destacados pasajes a lo largo de toda la obra.
El primero (“Character Introductions”, pp. 29-63) analiza la técnica empleada por Herodiano a la hora de introducir a los principales personajes de su obra, prestando una especial atención a los efectos que estas introducciones ejercen sobre el desarrollo de la trama y sobre la propia construcción de lo que pueden ser considerados como auténticos retratos literarios. Y, a través de detallados análisis de las presentaciones más emblemáticas de la obra, queda puesta de manifiesto la manera selectiva con la que son presentados los personajes. Herodiano no suele ofrecer un cuadro completo al principio, sino que prefiere aportar al lector la base o los elementos clave sobre los que se sustenta tanto el comportamiento como las acciones que se irán mostrando a lo largo de la obra. Ello conduce incluso a marcados contrastes, como el que encontramos en personajes como Septimio Severo, que es introducido de un modo positivo, pero cuya personalidad va cargándose de elementos negativos según avanza el relato.[24]
El segundo (“Accession Stories”, pp. 64-129) se centra en los numerosos relatos de ascenso imperial dada la acelerada sucesión de Emperadores. Estas “narrative set pieces” constituyen uno de los elementos más importantes de la obra (p. 64). La estructura narrativa de estos relatos de ascenso imperial permite poner de manifiesto muy importantes interconexiones entre los diversos personajes, sobre el modo concreto en que se adquirió el poder y señalar dónde reside su justificación legal en el caso de que no se deba al asesinato de un predecesor. Todo ello permite llamar la atención al lector sobre cómo fue alcanzado el poder en cada caso, sobre los parecidos y diferencias de cada uno de esos procesos y sobre el modo en que ya desde el principio puede entreverse el desarrollo concreto de un reinado. Aunque la crítica había apuntado los puntos de contacto con los Anales de Tácito, especialmente con respecto a cómo son descritas las ascensiones de Tiberio y de Nerón, lo que caracteriza a Herodiano es una tupida red de conexiones que implican de manera más activa al lector en el análisis e interpretación de la historia imperial. Ello le lleva a una reelaboración muy profunda del precedente que suponía el relato de la Historia de Dión Casio.[25] El resultado permite reflexionar implícitamente sobre hasta qué punto el origen noble implica virtud en el líder y sobre cómo el carácter puede contribuir a asegurar el poder imperial adquirido.
El tercero (“Warfare and Battle Narratives”, pp. 130-196) analiza cómo han sido construidas desde un punto de vista narrativo las escenas de batallas repartidas a lo largo de toda la obra. Se pasa revista a los preliminares de la lucha, a las arengas militares que pronuncian los generales y a los episodios de confrontación de los ejércitos. Las descripciones bélicas no sólo tienen como finalidad ilustrar parte de la actividad desarrollada por cada uno de los emperadores a lo largo de su reinado, sino que permiten establecer unos patrones de comportamiento militar que son fundamentales a la hora de establecer comparaciones entre el modo de actuar de los diversos personajes. Estas interrelaciones contribuyen de manera decisiva a la valoración por parte del lector tanto de su carácter como de sus comportamientos concretos y proporcionan claves que explican tanto el mantenimiento como la pérdida del poder.
El cuarto (“Trans-Regnal Themes”, pp. 197-248) es un análisis del modo en que una serie de cuestiones concretas que forman parte de algunos de los temas analizados previamente aparecen de manera transversal y cómo recorren toda la historia, aportando lo que el autor denomina “trans-regnal continuity” (p. 197). En concreto, se analiza la interacción del emperador con su entorno de familiares y colaboradores, la habilidad de cada emperador para ganarse la eunoia de sus súbditos y el modo en que es representado el poder imperial (“Appearance, Staging and Performance”). De nuevo, se trata de temáticas concretas que construyen auténticos arcos narrativos que afectan tanto al modo en que se presentan los diferentes emperadores como al desarrollo mismo del relato historiográfico. De este modo, el autor pone de manifiesto una serie de patrones que permiten conectar unos reinados con otros y que son claves para aportar al lector unidad y continuidad en el relato.
El quinto (“The Emperor’s Finale”, pp. 249-310), finalmente, está dedicado a las escenas de muerte de los diferentes emperadores (“Death narrative”, p. 249) y a los obituarios que ponen fin a sus reinados. Secciones narrativas, muy del gusto de la época imperial, que son esenciales para ofrecer al lector un resumen tanto de las virtudes que les adornaron como de los vicios que explican su fracaso o, en definitiva, su cruento final. Una ocasión magnífica para analizar el carácter del emperador, extraer lecciones morales y explorar cuestiones sobre la sucesión imperial. Frente a la crítica previa que consideraba que estas secciones eran breves y poco importantes, Chrysanthou aclara las conexiones intratextuales que existen entre las secciones de presentación de cada uno de los emperadores y las comparaciones implícitas que se establecen tanto con respecto a la figura ejemplar de Marco Aurelio como en relación con los diferentes emperadores que se sucedieron en el trono. Todo ello pone de manifiesto que estas secciones finales que relatan la muerte del emperador no son elementos aislados, sino que forman parte de un entramado de relaciones.
5. En definitiva, el libro de Chrysanthou ofrece una lectura muy detallada de una estructura narrativa de gran riqueza y complejidad, fruto de una cuidadosa planificación y disposición del material analizado. Al proponer una lectura “unitaria” del texto de Herodiano, se comprenden de manera más clara cuestiones como que la Historia no es obra inacabada, como muchas veces se ha considerado a causa de su abrupta terminación con una escueta alusión a la proclamación de Gordiano III como emperador a la edad de trece años, sino que esa misma manera de exponer los hechos pasados permite que el lector sea el que ponga su propio punto final (claramente pesimista) a la obra. Como se afirma en las conclusiones, “Herodian makes both the present and the future comprehensible by the way he tells the story” (p. 313). El resultado, que tiene muy en cuenta el trabajo de la crítica, que siempre es citada de manera correcta y respetuosa, supone una encomiable explicación de los muy variados hilos que entretejen el relato de Herodiano. Chrysanthou aprovecha las aportaciones previas y el estado actual de la crítica para rellenar lagunas, para completar aspectos apuntados ya por otros autores y, sobre todo, para ofrecer un cuadro de conjunto esclarecedor del arte narrativo de nuestro historiador.
Entre los debes del método de análisis empleado a lo largo de este estudio, hemos de destacar tres cuestiones. En primer lugar, echamos en falta una mejor comprensión de la base retórica que está detrás de una buena parte de los pasajes historiográficos analizados. Por ejemplo, en el capítulo 3, dedicado a “Battle Narratives”, el análisis de las escenas de batalla queda reducido a un repaso de los “temas” tocados por los oradores sin tener en cuenta la normativa retórica que está en la base tanto de la tipología como de la argumentación de las arengas militares analizadas y que, en casos como el del Asedio de Aquilea, pone de manifiesto el buen conocimiento del historiador de los precedentes dentro de este género. Una maestría que, en este caso, le lleva a insertar un tipo de arenga tan especial y con tan alto valor alusivo como una epipólesis (Hdn. 8.3.4-6) para destacar el momento crucial. En segundo lugar, también suelen producirse algunas repeticiones a lo largo de las densas páginas del libro (en ocasiones, se hubiera agradecido una exposición más sintética e integrada) y que una cierta sensación de déjà vu asalta al lector, al volver a encontrar determinadas cuestiones o pasajes que ya habían sido analizados o al incidirse demasiado en algunas expresiones que, como auténticos leitmotivs, se van repitiendo a lo largo de toda la exposición. En cierto modo, es como si la técnica narrativa que se está describiendo, llena de interconexiones intratextuales, hubiera acabado influyendo sobre el modo en que el estudioso las está explicando. En tercer lugar, hay momentos repartidos a lo largo de toda la obra en los que la paráfrasis de determinados pasajes se impone a la explicación filológica y el lector asiste a una especie de resumen de las ideas principales de una escena sin ir más allá. En cualquier caso, también es preciso señalar que ese modo de exponer los datos, donde prima el detalle y la búsqueda de conexiones, es coherente desde la filosofía que anima su trabajo. El hecho de que un mismo personaje o determinadas acciones puedan ser analizadas desde diferentes perspectivas no hace más que poner de manifiesto las interrelaciones que existen en la obra.
En conclusión, estamos ante una obra que está en la línea crítica de rehabilitación de Herodiano como un historiador preocupado por los recursos narrativos y como un autor que utilizó abundantes recursos literarios y retóricos para poder ir más allá de la simple exposición histórica de los terribles hechos que siguieron a la muerte de Marco Aurelio, colocando al lector en una posición privilegiada para juzgarlos. Es evidente que toda la corriente interpretativa a la que pertenece tanto el libro de Chrysanthou como el volumen colectivo editado por Galimberti está consiguiendo ofrecer una nueva imagen, llena de ricos matices, de un autor que durante demasiado tiempo ha sido visto desde un prisma excesivamente reduccionista.
Juan
Carlos Iglesias-Zoido
Grupo de
Investigación Arenga
Universidad
de Extremadura
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[1] El
presente trabajo se enmarca en el proyecto de investigación
PID2021-123069NB-100 financiado por MCIN/AEI/10.13039/501100011033 y por ERDF,
A way of making Europe: “El engarce narrativo en la historiografía desde la
Antigüedad hasta el Renacimiento”.
[2] Cf., en
este sentido, jalones esenciales como los aportados por Woodman (1988), Nicolai
(1992) o Marincola (1997). Sobre el concepto de búsqueda de la verdad en
Tucídides y el papel que juega la retórica en el género historiográfico, cf. Iglesias-Zoido
(2022).
[3] Cf.
estudios clásicos como los de Hohl (1954) y (1956), Widmer (1967), Wittaker
(1969-1970), Alföldi (1971) y (1973), Kolb (1972) o Garzón Blanco (1990).
Torres Esbarranch (1985) ofrece una acertada visión de conjunto de todas estas
cuestiones. Sobre temas como la fecha de la obra han seguido incidiendo autores
como Polley (2003). Otro aspecto que también ha merecido el interés de la
crítica ha sido la recepción de este texto en épocas siguientes, como Bizancio,
el Renacimiento y la Época Moderna. Al
respecto, cf. Hidber (2006: 20-58) y Zimmerman (1998).
[4] Alföldy (1971: 431): “sie ist mehr eine Art historischen Romans als ein
Geschichtswerk”. Cf. también, de manera previa y posterior, lo defendido por Hohl
(1954) y Kolb (1972). En una línea similar, aunque más tamizada, de Blois
(2003) afirma: “Herodian’s work is a mixture of history, enkomion,
novel, and biography”.
[5] Sobre las
referencias intertextuales de cuño tucidideo, cf. Stein (1957: 76-90), Zecchini
(1983: 30-31), Kuhn-Chen (2002: 256-260), Hidber (2006: 72-115), Galimberti
(2014: 31-35).
[6] Cf. Sidebotton (1998), Zimmerman (1999), Kuhn-Chen (2002), Hidber
(2006), Galimberti (2014), Kemezis (2014).
[7] Sobre
otros aspectos de la obra, cf. Marasco (1998), de Blois (1998) y (2003);
Rodríguez Horrillo (2009), Scott (2018); Pitcher (2018).
[8] Cf. Sidebotton (1998) y Sidebottom (2007), Zimmerman
(1999) y Kemezis (2014).
[9] Cf.
Zimmerman (1999: 43-251). A favor del uso de Dión Casio como fuente, cf. Kolb
(1972), Scott (2018) y Chrysanthou (2020).
[10] Cf. Kemezis (2014).
[11] Cf. Wittaker (1969-1979: X): “a hastily produced and
carelessly work”.
[12] Cf.
Castelli (2008), Mallan (2022), Pitcher (2022) e Iglesias-Zoido (2023) en
prensa.
[13] Por ejemplo, la opinion expresada por Platnauer (1918: 22): “the
insertion of long, tedious, and pointless speeches in imitation of Greek
models”.
[14] Sobre τὸ πρέπον como criterio retórico dentro del género
historiográfico, cf. Avenarius (1956: 150) y Pritchett (1975: XXVI-XXX).
[15] Sidebottom (1998: 2827-2828). Idea repetida en Sidebottom (2007: 80):
“… while seeing Herodian as very little an ancient novelist, (he) sees him as
very similar to a modern historical novelist”.
[16] Sidebottom (1998: 2816-2818) y Kemezis (2014: 247 y 252-253): “keeping
speeches within traditionally accepted length and subject matter”.
[17] Pitcher
(2022), Chrysanthou (2022a).
[18] Cf.
Galimberti (2014) donde ofrece un comentario histórico del primer libro de la
obra.
[19] Cf.
Galimberti (ed.) (2017).
[20] Tema
tratado desde otra perspectiva por Pitcher (2022) que se centra en el análisis
de los elementos más estereotipados: verba dicendi y deícticos.
[21] Cf. Las
apreciaciones que, sobre el engarce en Tucídides, hemos expuesto en
Iglesias-Zoido (2006).
[22] Cf.
Iglesias-Zoido (2023) en prensa.
[23] Cf. Galimberti ed. (2017), Pitcher (2018), Scott
(2018), Chrysanthou (2020) y Chrysanthou (2022a)
[24] Chrysanthou
(2022a) es un estudio dedicado en exclusiva a la presentación de este
personaje.
[25] Cf.
Zimmerman (1999).