SENTIMIENTOS DEL EXILIO: ANÁLISIS A DOS CARTAS (98, 188) de Focio de Constantinopla como muestra de expresión retórica

 

 

Feelings of exile: Analysis of Two Letters (98, 188) of Photios of Constantinople as Sample of Rhetorical Expressiveness

 

 

 

 

Pedro Emilio Rivera Díaz

 

 

 

Resumen: El corpus epistolar de Focio de Constantinopla (c. 810-893 AD) sobresale no solo por su tamaño (solo segunda a la de Teodoro Estudita en la época bizantina), sino también por los destinatarios y remitentes, entre los cuales se encuentran Miguel III (842-867), Basilio I (867-886), Ašot I de Armenia (c. 820-890) y Boris I de Bulgaria (m. 907). Además, una cantidad considerable de estas cartas fue escrita durante el exilio que padeció en el 867 a raíz de los conflictos con el papado y los ignacianos, lo cual nos permite explorar su sentir durante este periodo. El objetivo de este trabajo es efectuar el análisis retórico a dos cartas importantes (98, 188) con el fin de examinar tanto el carácter (êthos) con el cual se presenta Focio a sus destinatarios, como la estructura y recursos empleados en ellas.

 

Abstract: The epistolary corpus of Photios of Constantinople (c. 810-893 AD) stands out not only for its size (second only after Theodore Studites in the Byzantine period), but also for the recipients and senders, among whom are Michael III (842-867), Basil I (867-886), Ašot I of Armenia (c. 820-890) and Boris I of Bulgaria (d. 907). Furthermore, a considerable number of these letters were written during the exile he suffered in 867 because of conflicts with the papacy and the Ignatians; this allows us to explore his feelings during this period. The aim of this work is to analyze rhetorically two important letters (98, 188) to examine both the character (êthos) by which Photius presents himself to his recipients, as well as the structure and devices used in them.

 

 

Palabras clave: Focio de Constantinopla; cartas; exilio; análisis retórico; dinastía macedónica.
Keywords: Photius of Constantinople; letters; exile; rhetorical analysis; Macedonian dynasty.

 


Fecha de recepción: 13 de octubre de 2023

Fecha de aceptación: 10 de diciembre de 2023

 

 

Cuadro de texto: ISSN 1886-9440                           DOI: https://doi.org/10.17398/1886-9440.18.17

 

 


1. Introducción


L

a palabra ‘exilio’ se define en nuestra época actual, por ejemplo, como la “separación de una persona de la tierra en que vive” (RAE s.v. exilio 1). Meramente no solo se ha tratado del desplazamiento de una zona geográfica a otra, sino también de un castigo que se ramifica en diversas consecuencias punitivas a escala social para un individuo. El destierro, como acción colectiva de rechazo, actúa directamente sobre los valores identitarios de una persona: su procedencia, necesidad de pertenencia y descendencia, todas ellas estimaciones relevantes para el desenvolvimiento adecuado de su estado jurídico, económico, psicológico, etc. Así, la persona, como ente exiliado, se ve condenada a la incertidumbre dentro del tejido interdependiente de la vida humana para la subsistencia.

Esta pena, reservada en muchas ocasiones a aquellos que en su tiempo cometieron hechos políticos indeseados para la autoridad, es motivo de una amplia producción literaria mediante la cual los afectados plasmaban su sentir con respecto a ella, así como el semblante que deseaban transmitir a los lectores. Dentro de estos afectados se encuentra Focio (c. 810/820-d. de 893 [PMBZ 6253]), patriarca de Constantinopla en dos ocasiones (858-867/877-886) y una de las figuras eruditas reconocidas de su época (Markopoulos, 2004: XII, 14; Lemerle, 2017: 205; Pontani, 2020: 406). Esta fama deriva, entre otras cosas, por su producción literaria, como un Léxico, Contra los maniqueos, Sobre la mistagogía del Espíritu Santo o la Biblioteca (Signes Codoñer, 2017: 61-90). Destaca, además, una colección de 299 cartas (Laourdas-Westerink, 1983-1985), que constituye el bloque epistolar más grande después del perteneciente a Teodoro Estudita (Torgeson-Humphreys, 2020: 221; Prieto Domínguez, 2020: 348) y se han datado entre su primer patriarcado (noviembre de 858) y el final del segundo (29 de septiembre de 886 [Prieto Domínguez, 2008: 5-6]).[1]

Focio, heredero y continuador de la tradición griega y romana, es consciente del efecto que el exilio provoca en el individuo y su persona, ya en su vertiente clásica, como cuando Sócrates, juzgado por las acusaciones de corrupción de la juventud y de ateísmo, prefiere beber la cicuta antes de ser exiliado (Pl. Ap., 37c; Criti., 52c); ya en la bíblica, como el relato de esclavitud de los hebreos en Egipto al no tener una tierra propia, un evento profetizado, prevenible, pero finalmente acaecido por desobediencia divina, desobediencia que tiene repercusión incluso en el pensamiento cristiano posterior (Apo. 3:4-5).

En este sentido, algunas cartas de Focio son muestras del aprovechamiento de dicho motivo literario que evidencia los sentimientos de nostalgia siguiendo toda una tradición antigua epistolar. Así, para este trabajo se presenta un análisis retórico de dos cartas de significativo valor (98 [Laourdas-Westerink, 1983: 132-136]; 188 [Laourdas-Westerink, 1984: 87-88]), elaboradas durante su exilio,[2] esto, con el fin de que nos permitan, por un lado, reconocer su estructura y recursos retóricos, al ser, como se ha señalado, heredero de una gran tradición literaria (Wilson, 2000: 29; Prieto Domínguez, 2013: 179), aunque innovando y moldeándolas a su realidad;[3] por el otro, examinar el êthos con el cual se presenta a sus destinatarios para conseguir el fin deseado.[4] Naturalmente, solo por vía de las palabras de Focio no nos será posible desvelar la dimensión psicosocial exacta en que su época hizo padecer el exilio al condenado, ni nuestro propósito es diseñar aquí una métrica antropológica que calcule las consecuencias que la experiencia le produjo según su carácter anímico y mental; más bien, nuestro objetivo se centra en no pasar por alto que la retórica es, asimismo, tanto instrumento de labrado (de prolijo análisis) que insemina al receptor con diversos sentidos en un mismo mensaje, como medio por donde circulan el pensamiento y afectos (πάθη) del escritor.[5] Antes de presentar este análisis, no obstante, se dedicarán algunas palabras sobre las características del corpus epistolar de Focio, esto con el fin de ofrecer información que facilite la comprensión de las cartas revisadas.

 

 

 

2. Algunas consideraciones sobre el corpus epistolar de Focio

 

Como se mencionó antes, el corpus epistolar de Focio en su edición moderna (Laourdas-Westerink, 1983-1985) comprende 299 documentos en 624 páginas (Wilson, 2000: 30).[6] Este grupo representa alrededor del dos por ciento del total de las cartas conservadas en el periodo bizantino (Riehle, 2020: 3), un número significativo para una colección poco trabajada. En efecto, a pesar del eminente trabajo editorial ya citado, no existe una traducción completa de sus cartas a una lengua moderna,[7] ni un estudio sistemático de ellas (Wilson, 2000: 30-31; Signes Codoñer 2017: 83).[8]

Frente a la privacidad, característica esperada en las cartas (como en el caso de Teodoro Estudita), la colección fociana contiene un número considerable de correspondencia con importantes personajes políticos y religiosos de su tiempo (Grünbart, 2005: 148; Kazhdan, 2006: 25-26), lo cual confiere a sus cartas cierto valor oficial (Strano, 2010: 179); gracias a ello también son una gran fuente de información de los sucesos políticos en la segunda mitad del s. IX (Strano, 2010: 177). Así, entre otros, tuvo contacto epistolar con Boris de Bulgaria (Ep. 1 [Laourdas-Westerink, 1983: 2-39]); los emperadores Miguel III (Ep. 18 [Laourdas-Westerink, 1983: 68-70]) y Basilio I (v. p. 1, n. 1); el papa Nicolás I (Ep. 288 [Laourdas-Westerink, 1985: 113-120], 290 [Laourdas-Westerink, 1985: 124-138]) o Ašot, príncipe armenio (Ep. 284-285, 298 [Laourdas-Westerink, 1985: 4-97; 98-112; 167-172]). Sin embargo, también hay una correspondencia más personal con familiares y amigos, como sus hermanos Tarasio y Sergio (PMBZ 6672) o su amigo Anfiloquio de Cízico (PMBZ 223).[9]

Con respecto del contenido de las cartas, una revisión de ellas permite reconocer su variedad. Así hay verdaderos tratados, como la ya mencionada Ep. 1, que puede considerarse un espejo de príncipes, y que tuvo una transmisión textual propia (Signes Codoñer 2017: 83); la Ep. 2 (Laourdas-Westerink, 1983: 40-53), que es una encíclica a las iglesias orientales; o la 73, una epístola moral sobre las edades del ser humano y sus males, que escribió, como se mencionó, a su hermano Sergio. Igualmente, están las Ep. 165 y 166 (Laourdas-Westerink, 1984: 25-43), en las cuales desarrolla a fondo la cuestión del estilo retórico de Pablo de Tarso en sus cartas; asimismo la 207 (Laourdas-Westerink, 1984: 107), en la que trata el estilo epistolario en general (ἐπιστολαῖος χαρακτήρ); o varios grupos dedicados a cuestiones teológicas (30-40 [Laourdas-Westerink, 1983: 80-89]; 284-285, 298). En este tenor, en algunas de sus cartas desarrolla un pasaje bíblico o algún tema patrístico de interés para el remitente. Por ejemplo, en otra carta dirigida a su hermano Sergio (Ep. 55) argumenta sobre el sentido de  τὸ ἅγιον (“lo sagrado”) y μαργαρῖται (“perlas”) en Mt. 7:6; mientras que en la 144 (Laourdas-Westerink, 1983: 195-197) cuenta al patricio Constantino que Eusebio de Cesarea (c. 260-339) era un arriano, así como un origenista.

Por otro lado, hay cartas sobre asuntos precisos de su momento, como la 6 (Laourdas-Westerink, 1983: 58-60), en la que intercede por algunos ignacianos torturados y apresados frente al curopalate Bardas (PMBZ 791); la 29 (Laourdas-Westerink, 1983: 79), en la cual recrimina a un desconocido espadario de nombre León, conocido como Dragón, por vestirse como oveja, siendo lobo, y le advierte de las penas humanas y celestiales; las 101 y 102 (Laourdas-Westerink, 1983: 138-139), en las que inquiere a Gregorio Amasiano sobre el terremoto que afectó a la ciudad de Constantinopla en enero de 869; asimismo, las 153 y 160, dirigidas a su hermano Tarasio, en las que recomienda a dos personas desconocidas sin dar siquiera su nombre. También es posible encontrar cartas sobre asuntos más personales, como las diversas cartas consolatorias (παραμυθητικαί). De ellas sobresale la Ep. 234, también dirigida a su hermano Tarasio por la muerte de su hija;[10] igualmente la 245 (Laourdas-Westerink, 1984: 173-177), escrita a la abadesa Eusebia, que, además, es la única carta de Focio dirigida a una mujer.

Del mismo modo, este corpus resulta interesante por su estilo, pues Focio, aunque siendo fiel en todo al modelo literario anterior (Strano, 2010: 178; Prieto Domínguez, 2013: 179-180), así como a aquellos preceptos de la Antigüedad Tardía, especialmente aquellos de Hermógenes de Tarso (Kustas, 1973: 20-21; Salvemini, 1997: 202-203), sigue también la preceptiva bizantina de su época, apartándose de las formas tradicionales: un tipo de escrito cercano al estilo natural (bajo-medio) y dirigido a una persona ausente para un fin específico (Kustas, 1973: 46; Prieto Domínguez, 2013: 177-178). Igualmente, es posible ver un dominio pleno de las Escrituras y de los Padres de la Iglesia junto con los temas y textos clásicos (Kustas, 1973: 52; Wilson, 2000: 39-43; Vinson, 2001: 11; Strano, 2010: 191). Asimismo, a diferencia de otros autores bizantinos, Focio llega a escribir sus cartas de una manera abstracta en la que no hay elementos concretos que fijen el escrito a un momento o asunto específico (Grünbart, 2005: 165; Kashzdan, 2006: 27, 28, 34) Aun así, hay ciertos parámetros que mantiene del modelo ideal en la teoría de la Antigüedad,[11] como el uso de un lenguaje aticista medio (Strano, 2010: 178) y la brevedad (Kustas, 1973: 142-144; Salvemini, 1997: 2000; Prieto Domíguez, 2013: 187; v. p. 21). Sin embargo, hay ocasiones en las que las cartas constan de miles de palabras, como la 1 (1208 líneas en la edición de Laourdas-Westerink [1983: 2-39) o la 284 (3294 líneas [Laourdas-Westerink, 1985: 4-97]).

Al respecto, en cuanto a modelos, sigue a autores como Gregorio Nacianceno (Salvemini, 1997: 201) o Libanio (Schamp, 2008: 311-312). Es interesante notar que Focio nunca define el modelo epistolar, aunque hable sobre él en varios pasajes de sus escritos, como la Biblioteca[12] y, sobre todo, en la ya mencionada Ep. 207,[13] dirigida a su amigo Anfiloquio de Cícico (s. IX-X). En ella, para responder a sus propias preguntas sobre ese género,[14] no da una lista de preceptos, sino que da el nombre de algunos autores que tiene por modelos (ll. 13-18) para que, en sus palabras, “no te sea largo el recorrido de la ejercitación” (ll. 12-13).

Así divide a los escritores en dos grupos. El primero de ellos son paganos: Falaris de Acragas (s. VI a. C.; εἰς Φάλαριν τὸν Ἀκραγαντῖνον τύραννον), Marco Junio Bruto (85-23; Βροῦτος ὁ Ῥωμαίων στρατηγός), Marco Aurelio (121-180; τὸν ἐν βασιλεῦσι φιλόσoφον), y Libanio (c. 314-c. 393; τὸν σοφιστὴν... Λιβάνιον). El segundo son cristianos: Basilio de Cesarea (Βασίλειος ὁ γλυκύς [“Basilio el Dulce”]), Gregorio Nacianceno (329/330-389/390; ὁ κάλλους εἰ τις ἄλλος ἐργάτης Γρηγόριος [“Gregorio el practicante de la belleza, como ningún otro”]), e Isidoro de Pelusio (c. 360-c. 435; ἡ ποικίλη καὶ τῆς ἡμετέρας αὐλῆς μοῦσα Ἰσίδωρος [“La diestra musa de nuestra corte, Isidoro”]). Sobre estos últimos, además de presentarlos con una perífrasis o epíteto, enfatiza el valor no solo literario, sino también el espiritual (ll. 16-17: εἰ δὲ βούλει σὺν τῷ χαρακτῆρι καὶ πολλῶν ἄλλων καὶ μεγάλων συλλέξαι ὠφέλειαν… [“Si quieres recoger la utilidad espiritual de muchos e importantes aspectos junto con el modelo literario…”]).

En torno a estas recomendaciones sobresale el hecho de que para el patriarca el conocimiento en la composición epistolar se obtiene con la lectura de otros autores; con la recopilación (Ep. 207, l. 11: συλλεξόμεθα; l. 17: συλλέξαι) de los aspectos formales; y con el ejercicio práctico de ellos para conseguir la maestría en ese género (Bibl., 143 98b, ll. 31-33; Ep. 207, l. 11:  τὴν γυμνασίαν; ll. 12-13: τὸ τῆς γυμνασίας στάδιον). Además, los límites temporales entre los escritores citados son amplios (s. VI a. C.-V d. C.) y se estima además de una buena técnica la utilidad espiritual que devenga de la lectura, algo que permea también la composición de las propias cartas (Kahzdan, 2005: 35), pues estos autores se vuelven modelos no solo literarios, sino éticos (Salvemini, 1997: 203-206).

Como se puede ver, la gran variabilidad entre los límites temporales, modelos y adaptación de los preceptos, temas tratados, estilo y objetivos es tan vasta que parece que en las cartas de Focio no hay verdaderos ejemplos de epistolografía, lo cual él mismo reconoce en una de ellas (Ep. 164, ll. 88-92), pues se atiene a la necesidad de cada situación:

 

La confesión que Focio realiza en este pasaje reconociendo que le resulta imposible producir un ejemplo puro de epistolografía demuestra una clara conciencia de la naturaleza de su propia obra y del grado en el que esta se distanciaba de la antigua preceptiva: en su labor de adaptación del género epistolográfico a sus necesidades expresivas, el patriarca se ve abocado a realizar una serie de hibridaciones genológicas que en determinadas ocasiones llegan incluso a poner en duda la pertenencia al género epistolar del texto resultante (Prieto Domínguez, 2013: 196).

 

Por último, es necesario dedicar algunas palabras a la transmisión de las cartas que se une con la cuestión de la datación. Así, la mayor parte de ellas fue redactada, por cuanto sabemos, en un único corpus (recensio α [conservada en el ms. Bar. Gr. 217, A]);[15] este grupo comprendía de la 1 a la 248 (Salvemini, 1997: 192; Prieto Domínguez, 2008: 3). Tras circular esta versión, añadió otras 35 cartas (hasta la 283) en una segunda edición, β, conservada en el ms. Athous Iberorum 684 [B], y el Ath. Bibl. Nat. 2576 [C] (Salvemini, 1997: 192; Prieto Domínguez, 2008: 3). A su vez, una tercera (γ), similar a la segunda, se puede reconstruir por los Anfiloquios (Salvemini, 1997: 192; Prieto Domínguez, 2008: 2).[16] Estas tres ediciones, a pesar de sus similitudes, se consideran originales e independientes (Laourdas-Westerink, 1983: XIX; Prieto Domínguez, 2008: 3). Las últimas 16 cartas de la edición más reciente se han incorporado extra corpus (Salvemini, 1997: 193-194; Prieto Domínguez, 2009: 3, n. 6).

A su vez, la datación de las cartas es problemática: “La datación interna de las cartas que componen este corpus resulta una labor casi imposible, ya que las epístolas bizantinas se caracterizan por la falta de cualquier tipo de anclaje temporal integrado en el texto (Prieto Domínguez, 2008: 4-5).”[17] Aun así, es posible establecer los siguientes grupos:

 

a)    1-29. Salvemini (1997: 195) considera que corresponden al primer patriarcado de Focio (noviembre 858-septiembre 867) e incluso siguen un orden cronológico; en cambio, Prieto Domínguez (2008: 5) opina que no todas pertenecen a ese primer periodo, pues muchas carecen de certezas cronológicas.

b)   30-40. Cartas de tipo teológico atemporales, exceptuando, tal vez, la 31 (Salvemini, 1997: 195; Prieto Domínguez, 2018: 5).

c)    41-195. La mayoría fue escrita en el exilio (v. p. 1, n. 1) aunque algunas parecen corresponder al primer patriarcado (Salvemini, 1997: 195; Prieto Domínguez, 2018: 5).

d)   219-248. Fueron compuestas también durante el exilio; las últimas 14 se pueden datar entre 873 y 875 (Salvemini, 1997: 195; Prieto Domínguez, 2018: 5).

e)    249-253. Pertenecen al periodo de transición entre el exilio y el segundo patriarcado (Prieto Domínguez, 2018: 5).

f)      253-265. Cartas de corte doctrinal; pueden corresponder al segundo patriarcado (Salvemini, 1997: 195) o un addendum (Prieto Domínguez, 2018: 5).

g)    271-283. Se suelen datar en el segundo patriarcado (Salvemini, 1997: 195; Prieto Domínguez, 2018: 5).

 

En vista de esta extensa y variada producción epistolar de Focio, —perteneciente a un género literario que muchas veces se ha considerado una parte menor de la literatura bizantina (Strano, 2018: 293)—, resulta conveniente ahora, como se señaló al inicio, ofrecer el análisis de dos cartas (98, 188) desde un punto de vista retórico a fin de evidenciar los recursos elocutivos de nuestro autor, así como los elementos patéticos que sirven como detonadores emotivos para crear una atmósfera literariamente cargada de los sentimientos respecto a su exilio. Con ello se busca mostrar su carácter ante esa desfavorable situación.

 

 

3. Análisis de la Ep. 98

 

Dedicada al emperador Basilio I (Laourdas-Westerink, 1983: 132-136),[18] de quien ya se hizo mención anteriormente, esta carta fue compuesta sin duda al inicio de su exilio[19] con el objetivo principal de pedir la restitución de sus libros y, como secundarios, advertir de los sufrimientos que ha padecido por el destierro y causas que provocaron aquellos pesares. Consta de dos partes, divididas por el tema preponderante en cada una de ellas (con un total 769 y 291 palabras, respectivamente): una súplica con los pormenores de las desgracias de Focio (ll. 1-81), provocadas a raíz del exilio; y una dura advertencia por esta acción (ll. 82-110).

El patriarca abre la carta con una exclamación al emperador (l. 2: ἄκουσον,[20] ὦ φιλανθρωπότατε βασιλεῦ [“¡Escucha, oh magnanísimo rey!”])[21] para recordarle en una praeteritio (l. 2: οὐ προβάλλομαι… [“no pasaré por alto…”]) los vínculos que los unen y que hacen más significativa la decisión de mandarlo al exilio:

 

1) La antigua amistad entre ellos (l. 2: παλαιὰν φιλίαν),[22] opuesta antitéticamente al adverbio νῦν, que conlleva los pesares del presente acaecidos por el olvido de aquella.

2) Mediante una hendíadis, los pactos juramentados que inspiran temor religioso (l. 3: φρικώδεις ὅρκους καὶ συνθήκας).[23]

3) El crisma y la imposición de manos que realizó Focio en la coronación del emperador (ll. 3-4: χρῖσμα καὶ χειροθεσίαν βασιλείας).

4) El haber llevado con su propia mano a Basilio a los misterios religiosos (ll. 4-5: ὅτι ταῖς ἡμετέραις χερσὶ προσιὼν τῶν φρικτῶν καὶ ἀχράντων μετεῖχες μυστηρίων).

5) Finalmente, el vínculo de la adopción [espiritual] del hijo del emperador (ll. 5-6: τὸν δεσμὸν ὃν ἡμᾶς ἡ τοῦ καλοῦ παιδὸς υἱοθεσία συνέδησεν).

 

Concluye la praeteritio precisando que por el momento no está hablando de alguno de los puntos ya mencionados (l. 6: οὐδὲν τούτων λέγω [“nada de esto menciono”]) sino que aduce algo más general para su petición, la ley común entre los seres humanos o ius gentium (ll. 6-7: τὰ κοινὰ τῶν ἀνθρώπων… δίκαια),[24] lo cual resalta más la gravedad del hecho: ha sufrido tanto que resulta indignante para todas las naciones. De este modo, señala en un paralelismo que incluso los bárbaros y paganos (l. 7: βαρβάρων…Ἑλλήνων) cumplen la condena (l. 8: τοῦ βίου ἐξάγουσιν) de quienes sancionan con la muerte (l. 8: θανάτου κρίνουσιν), pero no obligan a morir (l. 9: θανεῖν οὐ βιάζονται) a quienes permiten vivir (l. 8: οὓς δὲ ζῆν ἐῶσιν) con otros males, como la hambruna (ll. 8-9: λιμαγχονία) y otros miles males (l. 9: μυρίοις ἄλλοις κακοῖς). Por tanto, Focio asevera con una antítesis y una figura etimológica que él (ll. 8-9: ἡμεῖς δὲ, en oposición al anterior οὓς μὲν… οὓς δὲ) vive una vida más amarga que la muerte (ll. 9-10: βίον βιοῦμεν θανάτου πικρότερον) porque ha sido arrebatado (l. 10: ᾐχμαλωτίσμεθα) de todo. Antes de continuar con su exposición, utiliza una amplificatio con asíndeton para desglosar la afirmación anterior: ha sido despojado de los amigos, de los parientes, de los sirvientes, de los conocidos, en fin, de toda atención humana (ll. 11-12: φίλων…συγγενῶν, ὑπηρετῶν, συνήθων, πάσης ἁπλῶς ἀνθρωπίνης θεραπείας).[25]

Luego hace una extensa enumeración de muchos individuos que padecieron penas semejantes, –pero nunca tan duras en su opinión–, durante su penitencia o destierro: el primero de ellos es Pablo de Tarso (l. 12: Παῦλος ὁ θεῖος), pues cuando era prisionero (Hchs. 16:16-40; Fil. 1:1) no se le impidió disfrutar (l. 13: ἀπολαύειν οὐκ ἐκωλύετο) de la atención de sus conocidos (ll. 12-13: τῆς ἀπὸ τῶν γνωρίμων καὶ συνήθων θεραπείας); es más, aun cuando era llevado a la muerte (ll. 13-14: τὴν ἐπὶ θανάτῳ ἀγόμενος), recibió muestras de bondad humana (ll. 11-12: ἀνθρωπίνης… ἡμερότητος), incluso de los paganos que odian a Cristo (ll. 14-15: παρὰ τῶν μισοχρίστων Ἑλληνιστῶν). Es importante notar los temas que se presentan en esta parte y serán recurrentes a lo largo de la carta: la obtención de alguna muestra de humanidad de los paganos; la oposición tanto entre la condena a muerte y otros castigos, como entre la vida y la muerte; el hecho de que otros hombres han sufrido penas, pero ninguna tan severa como la de Focio; finalmente, la privación de lo preciado para él por causa del exilio.

Más adelante, Focio expresa con otra fórmula el castigo que lleva a componer la carta, haber sido privado de sus libros (ll. 17-19: ἐστερήθημεν καὶ βιβλίων),[26] castigo que se califica por tres adjetivos cercanos semánticamente: inusitado (l. 17: καινόν), insólito (παράδοξον) y extraño (νέον). Por ello, para Focio la privación de sus libros es algo único en toda la historia, que ni siquiera padecieron las peores personas. Así pregunta a Basilio la causa de ello con dos erôtêmata: ¿Por qué sucede este castigo (l. 19: ἵνα τί γένηται)? ¿Para que no pueda escuchar en absoluto la palabra del Señor (l. 19: ἵνα μὴ ἀκούωμεν μηδὲ λόγον κυρίου)? Con ello da pie a la primera amenaza del escrito mediante una alusión. Si no permite escuchar la palabra del Señor, espera que no le suceda durante su reinado la profecía del pastor Amós (8:11): que en sus días haya tanto carencia de pan, como carencia de escuchar la palabra del Señor.[27] No hay que olvidar que el libro veterotestamentario de Amós contiene una serie de advertencias a Israel (5-7) por no arrepentirse frente a Dios, incluso si éste provocó varias acciones contra ellos (4) para demostrar su poder; por tanto, el capítulo al que alude tiene un significado más profundo de lo que se ve a primera vista: pues el resultado de lo que hace el emperador no solo implica las carencias, sino también la destrucción de la nación (8:8-14), incluida la espiritual, por la forma de actuar de los prepotentes (8:3-7).

Tras la cita le pregunta nuevamente el porqué de la sustracción de sus libros (ll. 21-22: διὰ τί γὰρ ἡμῶν ἀφῃρέθη τὰ βιβλία) variando por tercera vez el verbo relacionado al despojo (l. 10: ᾐχμαλωτίσμεθα-l. 10: ἐστερήμεθα; l. 17: ἐστερήθημεν- l. 22: ἀφῃρέθη). Da las probables causas de esta acción utilizando un vocabulario judicial: si cometió injusticia contra el emperador (l. 22: εἰ μὲν γάρ τι ἀδικοῦμεν) hubiera sido necesario pagar una pena mayor (ll. 22-23: πλείονα ἔδει δοθῆναι) para ser beneficiado espiritualmente con la lectura de la Biblia (ll. 23-24: ἀναγινώσκοντες μᾶλλον ὠφελώμεθα) y ser corregido con la reprehensión (l. 24: ἐλεγχόμενοι διορθώμεθα). Pero, si no cometió injusticia (l. 24: εἰ δὲ μηδὲν ἀδικοῦμεν), entonces dice: “¿por qué sufrimos injusticia?” (ll. 24-25: τί ἀδικούμεθα;).

Aquí para continuar con la demostración de que la pérdida de sus libros es el peor de los castigos introduce una serie de ejemplos con la siguiente premisa: ninguno de los ortodoxos (l. 25: τῶν ὀρθοδόξων) padeció tanto de parte de los heterodoxos (l. 25: ὑπὸ τῶν ἑτεροδοξούντων), que llegaron a ser canonizados posteriormente (Prieto, 2020: 340). Para demostrarlo enlista a algunos de ellos y sus sufrimientos. Dice que el muy probado Atanasio (l. 26: Ἀθανάσιος ὁ πολύαθλος), fue expulsado en varias ocasiones de su cargo obispal por los heréticos y paganos (ll. 26-27: αἱρετικῶν καὶ ὑπὸ Ἑλληνιστῶν), pero que ninguno de ellos votó por la confiscación de sus libros (l. 27: αὐτοῦ τῶν βιβλίων ἀφαίρεσιν); a su vez, el admirable Eustacio (l. 28: Εὐστάθιος ὁ θαυμάσιος) también padeció por los arrianos (ll. 28-29: παρὰ τῶν ἀρειανιζόντων), pero no se le confiscaron sus libros (l. 29: οὐχ … τὰ βιβλία ἀφῄρηται). Luego menciona con un asíndeton (ll. 30-31) y en orden cronológico otros patriarcas de Constantinopla que fueron exiliados y murieron a raíz de ello: Pablo el Confesor, muerto en el 350 (Schoolman, 2016: 10); Juan Crisóstomo, muerto en el 407 (Barry, 2019: 167); Flaviano, muerto en el 449 (Chadwick, 1955: 17-34); etc. (l. 31: μυρίοι ἄλλοι). Este pasaje destaca por su equilibrada composición de los tres patriarcas: un nombre (Παῦλος/Ἰωάννης/Φλαβιανὸς), un artículo y un epíteto (ὁμολογητής/Χρυσόστομος/ θεσπέσιος).

Prosigue con otros dos erôtêmata (ll. 31-32) que le ayudan a enlazar la argumentación: ¿por qué es necesario numerar a quienes están inscritos en el libro celestial? ¿Por qué habla de los ortodoxos y los obispos? Pues, continúa la argumentación, incluso el propio Constantino exilió a varios heréticos, como Eusebio de Cesarea (c. 260-339) y Teogonio de Nicea, entre otros tantos, pero, retomando el uso variado de verbos con valor de “despojo,” asevera que no les quitó sus bienes (l. 35: τῶν ὑπαρχόντων ἐγύμνωσεν) ni los castigó negándoles sus libros (ll. 35-36: οὔτε βιβλίοις προσεζημίωσεν); tampoco se deshonró en prohibirles el Logos a quienes sentenció con el exilio por haber actuado ilógicamente (l. 36: ἀλόγως).[28] Aquí, mediante el uso del vocablo λόγος, retoma la amenaza de Amós y compara a Basilio con Constantino, quien no privó aun a los impíos del λόγος, como sí está dispuesto aquél.

Continúa con la alusión (ll. 37-38) a otros heréticos exiliados: Nestorio (m. 451), Dióscoro de Alejandría (m. 454), Pedro Fullo (m. 481), Severo de Antioquía (m. 538), etc. (l. 38: πολλοὶ ἄλλοι). La presentación de los cuatro heréticos destaca por la alternancia de dos de ellos acompañados de un artículo y un epíteto ([1] Νεστόριος ὁ δυσσεβής/ [3]Πέτρος ὁ δείλαιος) y otros dos solo por su nombre ([2] Διόσκορος/ [4] Σευῆρος). Además, sobre ellos comenta lo mismo que los anteriores: ninguno padeció la esclavitud de sus libros (l. 39: βιβλίων αἰχμαλωσίαν ὑπέμεινεν). Para terminar con los ejemplos usa la misma fórmula de transición, el erôtêma, aunque ahora la transición no es entre píos e impíos, sino entre antiguos y recientes (l. 39: τί δὲ λέγω τὰ παλαιά;).

Luego menciona que incluso el impío León III (750-816 [PMBZ 4239]), quien tenía una naturaleza más animal que humana (visible por su nombre), tras expulsar del patriarcado a Nicéforo I (758-829 [PMBZ 5301]),[29] no lo exilió de sus libros (ll. 42-43: οὐχὶ …τῶν αὐτοῦ βιβλίων ἐποίησεν ὑπερόριον), ni le provocó hambre (esto es, del Logos), como él la padece ll. 43-44: οὐδὲ ἐλιμοκτόνησεν, ὡς ἡμεῖς λιμαγχονούμεθα). Le dice, además, que, aunque hizo cosas inhumanas y crueles, él, quien aparentaba su cristianismo, se avergonzó de hacer acciones más crueles que los paganos (ll. 49-50: ᾐδέσθη γὰρ Χριστιανισμὸν ὑποκρινόμενος Ἑλλήνων ὠμότερα διαπράττεσθαι), pues ellos con todo lo que hacían al menos no prohibían a los santos ni la atención de sus familiares ni les sustraían los bienes (ll. 51-53: οὔτε θεραπείας τῆς παρὰ τῶν οἰκείων … οὔτε τῶν ὑπαρχόντων … τὴν κυριότητα); tampoco León III impedía cantar salmos ni tener el consuelo de la convivencia con monjes. Es interesante notar en relación con la estructura de este párrafo que tras hablar sobre cada persona se introduce una oración con una adversativa inicial (ἀλλά: l. 27, 29, 35, 38, 41, 46, 53) que contiene una variante de la sustracción de libros; además, contando a Pablo en el párrafo anterior, seis son ejemplos de ortodoxos (l. 26: Atanasio/l. 28: Eustacio/l. 30: Pablo el Confesor/Crisóstomo/Flaviano), seis de los heterodoxos (l. 32: Eusebio/l. 33: Teogonio/ l. 37: Nestorio/ll. 37-38: Dióscoro/l. 38: Pedro Fullo/ Severo) y cada grupo concluye con una fórmula parecida (l. 31: μυρίοι ἄλλοι/l. 38: πολλοὶ ἄλλοι); por último, que cada ejemplo, ya sea explícita o implícitamente, es una comparación de Basilio con los paganos y malhechores, quienes, aun con su naturaleza, no se atrevieron a todo lo que sí osó hacer el emperador.

Por ello, en el siguiente bloque (ll. 57-61), que contiene una lamentación de todos sus sufrimientos contra él (de ahí el οἴμοι), repite que son inusitados (l. 57. καινά) y, agrega, más que una tragedia (τραγῳδίας ἐπέκεινα). Primero, mediante una amplificación con asíndeton (ll. 57-60), semejante a la empleada al inicio de la carta, enumera sus carencias: estar desprovisto de todo (πάντων), esto es, de amigos (φίλων), parientes (συγγενῶν), sirvientes (ὑπηρετούντων), salmistas (ψαλλόντων) y monjes (μοναζόντων); luego para expresar qué tiene en su lugar pasa revista a casi todas estas carencias (a excepción de los sirvientes), cambia el orden (ll. 59-60) entre salmistas y monjes, y coloca πάντων al final de la enumeración de modo que el conjunto encierre en inclusión las carencias particulares. Termina lamentándose de (ll. 60-61) que en su lugar tiene guardias de soldados y custodias militares.[30]

Continuando con el campo semántico del verbo αἰχμαλωτίζω, usado anteriormente (l. 10: ᾐχμαλωτίσμεθα), se queja de que sus bienes fueron repartidos como botín de guerra, λάφυρα” (ll. 62-63: τὰ ὑπάρχοντα αὐτοῖς ὡς πολεμίων ἐδημοσιεύθησαν λάφυρα); además resume lo sucedido (ll. 63-64) con un grupo de tres oraciones con tres palabras, cada una en yuxtaposición: ¿para qué ocurrió? (ἵνα τί γένηται;) Para que se afligiera (ἵνα ἡμεῖς ἀνιάσωμεν); [en efecto], se afligió con gran pesar (λίαν πικρῶς ἠνιάσαμεν). Pues Dios había consagrado a quienes les fueron sustraídos como expiación para los pecados de Focio (l. 64: ἱλαστήριον … ἡμῖν ἁμαρτημάτων).

Tras ello, retomando la mención inicial de las leyes romanas (l. 67 νόμοι Ῥωμαίων/cf. ll. 5-6: τὰ κοινά… δίκαια), le dice que éstas contemplaban el castigo corporal (l. 67: σωμάτων μὲν κακώσεις) para la purificación del alma (l. 68: εἰς κάθαρσιν ψυχῆς); sin embargo, él ha recibido castigos del alma (l. 68: ψυχῆς δὲ κακώσεις) nunca escuchados hasta ahora (l. 69: οὐδὲ ἀκοῇ μέχρι νῦν). El énfasis que Focio desea hacer sobre el alma se refuerza con una diácope (ψυχῆς ἐπενόησαν· ψυχῆς) y la antítesis con σῶμα (σωμάτων μὲν κακώσεις [“sufrimientos del cuerpo”]/ψυχῆς δὲ κακώσεις [“sufrimientos del alma”]). Dichos castigos, prosigue, son evidentes por dos hechos: la confiscación de sus libros (l. 71: ἥ τε τῶν βιβλίων ἀφαίρεσις) y, en una hendíadis, la destructiva desolación (l. 72: ἡ καταστροφὴ καὶ ἀναίρεσις) de la expiación de sus pecados (l. 71: τοῦ λύτρου τῶν ἁμαρτημάτων). Los hechos se entrelazan, además, por la evidente paronomasia que lleva, a su vez, a un homeoteleuton (ἀφαίρεσις…ἀναίρεσις). Para continuar el tenor de la igualdad, aunque sean dos hechos distintos, los describe en un paralelismo casi perfecto (ll. 72-74), dividido en tres partes: artículo con una partícula (ἡ μὲν /ἡ δὲ); un sustantivo en acusativo con su artículo y un genitivo, igual con artículo, en oposición semántica (τὸ ὄμμα τῆς θεωρίας [“el ojo de la teoría”]/ τὸ κάλλιστον τῶν πράξεων [“lo más bello de la praxis”]); dos participios unidos con el nexo καί con equivalencia tónica (ἐναποσβεννῦσα καὶ διαφθείρουσα [“que extingue y destruye”] / παρασπωμένη καὶ καταλύουσα [“que arranca y desgarra”]).

Prosigue, más adelante, con otra referencia sutil de su inhumanidad (ll. 74-78), pues, tras cuestionar con un políptoton si alguien ha oído una guerra meditada humanamente contra las almas humanas (ll. 74-75: κατὰ ψυχῶν ἀνθρωπίνων… ὑπὸ ἀνθρώπων) le reclama preguntándole si repara en los castigos del cuerpo, enlistados por Focio en polisíndeton, aunque no en clímax (ll. 76-77: ὑπερορία καὶ αἰχμαλωσία καὶ λιμὸς καὶ φρουρὰ καὶ θάνατος [“exilio, esclavitud, hambre, custodia y muerte”]). Solo perdonan al ser vivo en tanto no le sustraen la percepción para sentir (l. 78: συνανελεῖν καὶ τῶν ἀλγεινῶν τὴν συναίσθησιν). Así la parte final del párrafo (ll. 78-81) consiste en un periodo trimembre ([1] ὅπερ…βάσανος; [2] ἵνασυνδιαλύοιτο; [3] ὅ…παραμύθιον), en el cual el tema principal es la muerte, pues aparece en cuatro ocasiones: una en el primer periodo (l. 79: τοῦ θανάτου); dos, en el segundo (l. 80: τὰ τῶν θνῃσκόντων/τῷ θανάτῳ), enlazados por palabras derivadas de πάσχω (l. 80: πάσχωμεν…τὰ πάθη); una, en el tercero (l. 81: τοῖς θνῄσκουσιν). Además, es de notar la meditada alternancia entre el sustantivo θάνατος y el participio presente del verbo [ἀπο]θνῄσκω, empleados, a su vez, los primeros dos en genitivo y los restantes, en dativo. Corona el periodo la única solución, tal vez, que tiene: el consuelo (l. 81: παραμύθιον) de la muerte.

En la segunda parte (ll. 82-110), como se había señalado anteriormente, cambia la naturaleza de su misiva. Deja a un lado las frases lisonjeras y las expresiones patéticas de la primera y le advierte con reprimendas de las consecuencias de sus malas acciones. Como al inicio de la carta, comienza con un imperativo y vocativo (l. 82: Σκόπησον, ὦ βασιλεῦ [“Considera, ¡oh rey!”]). Aunque ya no se encuentra el apelativo φιλανθρωπότατε (“magnanísimo”), sin duda porque en su opinión no es digno de dicho título tras rememorar todos sus actos y compararlo con los peores heréticos. Continúa los mandatos con dos periodos trimembres (ll. 82-85), en los cuales la primera oración es condicional (εἰ μὲν/εἰ δὲ) con un verbo que se opone al otro (l. 82: ἀθῳοῖ [“te considera inocente”]/l. 84: καταδικάζει [“te condena”]); la segunda es la principal y es la que contiene el mandato o la prohibición (πρόσθες [“agrega”]/μὴ ἀναμείνῃς [“no aguardes”]); la tercera, otra subordinada, que enfatiza con mayor fuerza la desesperación por la que pasa.

Luego, tras referirse a él en tres ocasiones, cambia a la primera persona, marcando con una partícula la separación entre ellos (l. 85 ἐγὼ δέ σου), con una súplica, resaltada por una figura etimológica (l. 85: δέομαι καινὴν ἴσως δέησιν [“te suplico una inusitada, tal vez, súplica”]), la cual, además, como su castigo, es καινή, pero que fue provocada por sus acciones muchísimo más inusitadas (ll. 85-86: ἀλλ᾽ ἐπὶ καινοτάτοις προσαγομένην). El adjetivo que califica la decisión de Basilio es recurrente en otros lugares de la carta, porque enfatiza cuán única es la situación de Focio (l. 18: καινόν; l. 57: καινά). Se debe agregar que esta súplica se realiza con otro imperativo, pues le ordena (l. 86: στῆσον [“establece”]) ejecutar los males como quiera, ya sea con su muerte o con el fin de ellos; aunque de inmediato con un trícolon (ll. 88-91), enlazado mediante una anáfora, le recuerda (l. 88, 89, 91: μνήσθητι) en clímax su pequeñez y humanidad: primero, porque no deja de ser humano, incluso si reina; porque comparten la misma carne y naturaleza (puestas en un hipérbaton y quiasmo para encerrar sus verbos, lo cual realza el recubrimiento que se tiene (ll. 89-90: [Α] σάρκα περικείμεθα [Β] τὴν αὐτὴν/ [Β] τῆς αὐτῆς κοινωνοῦμεν [Α] φύσεως [“nos cubrimos de la misma carne; compartimos la misma naturaleza”]); finalmente, porque tienen un señor, creador y juez en común (δεσπότην…καὶ πλάστην καὶ κοινὸν κριτήν).

A continuación (ll. 91-95), con un pysma (ll. 91-92: τί τὴν/l. 92: τί τὴν/l. 93: τί δὲ τὴν) le reprocha sus malas acciones, entre las cuales se encuentra la ruptura de su benevolencia (ll. 93-95: τὴν φιλανθρωπίαν… διασύρεις [“desgarras tu magnanidad”]), lo cual explica la falta del epíteto φιλανθρωπότατε, con una hendíadis (ὀργῇ καὶ βαρύτητι [“una grave cólera”]). Luego, con otra amplificación (l. 95) en asíndeton especifica que su súplica no es insustancial, pues no solicita (οὐκ αἰτοῦμεν) cargos eclesiásticos, ni fama, ni prosperidad, ni comodidades (οὐκ … θρόνους, οὐ δόξαν, οὐκ εὐημερίαν, οὐκ εὐπάθειαν); solo pide (l. 96 αἰτοῦμεν) lo que incluso se da a los prisioneros y que los bárbaros tienen la benevolencia de otorgar (ll. 97-98: ἃ καὶ βάρβαροι τοῖς δεσμίοις παρέχειν φιλανθρωπεύονται). Concluye poniendo en último lugar el verbo que ha empleado a lo largo de esta petición (l. 99: αἰτῶ [“pido”]) para solicitar benevolencia de un rey que en otro tiempo fue el más benevolente en toda la historia romana (l. 99: καὶ τότε φιλανθρωποτάτου γένους τῶν Ῥωμαίων), con lo cual vuelve a adjudicar a Basilio por última ocasión, el epíteto φιλανθρώποτατος.

Continúa (ll. 100-103) recuperando lo expresado a lo largo del texto y encierra la carta a manera de una inclusio con los contenidos del primero. Así, en principio, recapitula su petición (l. 100: Τί οὖν αἰτοῦμεν; [“¿Qué, pues, pedimos”]) con el mismo verbo empleado antes mediante un trícolon en el que le ordena avergonzarse (l. 101: δυσωπήθητι [“baja la vista”]/αἰδέσθητι [“avergüénzate”]/l. 102: αἰδέσθητι)[31] por el fallo de la sentencia (o matarlo o suprimirle el castigo), por las leyes comunes a los hombres (ll. 101-102: τοὺς κοινοὺς τῶν ἀνθρώπων νόμους)[32] y por la dignidad de la investidura imperial en relación con ellas (τῆς Ῥωμαϊκῆς ἀρχῆς τὰ κοινὰ δίκαια).[33] La advertencia final, a diferencia de todas las demás, es una prohibición para no permitir (μηδὲ…παραχωρήσῃς) un relato inusitado (καινόν[34] τι… διήγημα) en la obra de su vida.

Termina (ll. 104-110) con un complejísimo periodo compuesto de cuatro oraciones relativas (l. 105: ὑφ’ οὗ…/l. 106: ὑφ’ οὗ…/l. 108: πρὸς ὅν…/l. 108: ὅν…) insertadas entre cuatro participios en nominativos referentes a Basilio (l. 104: ἐπαγγελλόμενος/ l. 105: ποιησάμενος/l. 108: παραδούς/l. 109: κατατήξας). Las relativas enumeran, aunque en diferente orden, los vínculos en la praeteritio inicial (v. tabla I), a excepción de los misterios religiosos, cambiados por el amor y estima profesados por el emperador, que añade como elemento postremo e incuestionable de una unión mancillada por aquél contra las leyes humanas y divinas, como lo mencionó Focio en innumerables pasajes de la carta, lo cual lleva sufrimiento y destrucción a uno, pero la pérdida de su nombre y el castigo divino, a otro.

 

 

Tabla I. Similitudes entre el proemio y epílogo de la Ep. 98

 

Vínculo

Proemio (ll. 1-6)

Epílogo (ll. 104-110)

 

Antigua amistad

[1] παλαιὰν φιλίαν

[1] φίλον ἀρχιερέα [“amigo arzobispo”]

 

Pactos y juramentos

[2] φρικώδεις ὅρκους καὶ συνθήκας

[4] ὅρκια καὶ πίστεις φρικώδεις [“juramentos y garantías que causan temor religioso”]

 

Crisma e imposición de manos

[3] χρῖσμα καὶ χειροθεσίαν βασιλείας

[3] χερσὶν… τὸ χρῖσμα τῆς βασιλείας [“la unción del reino con las manos”]

 

Misterios religiosos

[4] τῶν φρικτῶν καὶ ἀχράντων… μυστηρίων

 

N/A

Adopción espiritual del hijo del emperador

[5] ἡ τοῦ καλοῦ παιδὸς υἱοθεσία

[2] σύντεκνον ποιησάμενος [“tras hacerlo hijo adoptivo”]

 

Estima frente a otros

N/A

[5] ὑπεραγαπᾶν καὶ στέργειν ἐπεδείκνυτο ἅπασιν [“mostró a todos a amar en demasía y a querer”]

 

 

 

4. Análisis de la Ep. 188

 

Esta carta (Laourdas-Westerink, 1984: 87-88), de corte parenético[35] y compuesta entre el 868 y el 869, tiene comο objetivo retomar uno de los temas principales de otra anterior (174, 1984: 47-63), escrita igualmente durante su exilio y dirigida a los mismos destinatarios que aquella, esto es, a los obispos perseguidos junto con el patriarca por los conflictos con el emperador Basilio I y los ignacianos.[36] En la epístola 174, a modo de resumen, Focio aprovecha la ocasión para reprender a un obispo, del que omite conscientemente el nombre,[37] por las recriminaciones que le hace de no reconciliarse con sus adversarios; le replica no solo enumerando todo lo que ha pasado, sino que también responde a cada uno de sus argumentos (ll. 1-369).

Luego se vuelve a todos los obispos para darles palabras de aliento por su situación (ll. 370-429). Así, entre otras cosas (ll. 406-8), los invita a perseverar en sus pesares pues Cristo, quien hizo propio al pueblo gentil, preservó hasta el final a los irreprochables (ἀνεγκλήτους), estrechándolos con el vínculo de su paz y amor, y apoyándolos con el pensamiento (φρονήματι) inamovible y firme (ἀκλονήτῳ καὶ ἀσαλεύτῳ) de la piedad. Ellos (ll. 409-417), por tanto, son llevados al premio del llamado divino (πρὸς τὸ βραβεῖον τῆς ἄνω κλήσεως), donde estarán los integrantes de la Iglesia primitiva, los mártires y patriarcas; donde no habrá ni mentira valorada por verdad, ni discordia, ni desesperación; donde habrá una profunda tranquilidad y una extraordinaria belleza de la verdad que no pueda ocultarse por artificio alguno; donde habrá una paz y concordia completas; además será posible ver, participar y disfrutar de aquellos beatos y de las inefables maravillas allí contenidas; pero, ante todo, podrán tener parte del cumplimiento de la adopción, tanto tiempo esperado. De este modo (ll. 417-419), les pide que sobrelleven las persecuciones y cautiverios presentes (διωγμοὶ καὶ αἰχμαλωσίαι) por ella; además, que soporten agradecidos y alegres los miles de males y las muertes cotidianas (τὰ μυρία δεινὰ καὶ τοὺς καθημερινοὺς θανάτους εὐχαρίστως καὶ χαίροντες φέρομεν).

En la carta que nos compete, retoma este último punto como eje central: sobrellevar las desgracias del momento bajo la esperanza de una retribución futura.[38] Además, la exhortación concierne no solo a los obispos, sino también al propio Focio, que comparte con ellos las penas originadas de la misma causa, afirmación que puede comprobarse comparando los títulos de las dos cartas;[39] en efecto, en la 188 se añade el participio συνδεδιωγμένοις, es decir, “conjuntamente perseguidos.” Por tanto, el tema principal de la reciprocidad se une al de la participación, lo cual se ve reflejado no solo en los contenidos de la carta, sino también en la forma retórica de expresarlos, pues para ello abunda en figuras que sugieren algún tipo de equivalencia y semejanza, a saber, el paralelismo, la antítesis, el homeoteleuton, los isócola y la anáfora. Además, hay también una preferencia por las figuras que ayudan a la brevedad (συντομία), una característica, que, como se señaló, era buscada por Focio: la elipsis (siete en total), el asíndeton y algunas alusiones bíblicas (desapercibidas incluso por los editores de las cartas) responden y completan el sentido de las citas manifiestas y sirven de apoyo a la argumentación del patriarca.

Desde el primer periodo (ll. 1-2), compuesto por cuatro oraciones, se evidencian la simétrica estructura del texto y la disposición de los elementos: (1) Ὁ διωγμὸς βαρύς, // (2) ἀλλ᾽ ὁ τοῦ δεσπότου μακαρισμὸς ἡδύς· // (3) ἡ ὑπερορία χαλεπή, // (4) ἀλλ᾽ ἡ τῶν οὐρανῶν βασιλεία τερπνή.[40] En efecto, estas oraciones no solo coinciden con paralelismos exactos tanto por la categoría gramatical, como por el caso morfológico (un sustantivo con un adjetivo predicativo + una conjunción adversativa y un sustantivo con un adjetivo predicativo y un genitivo), sino que también hay una serie de correspondencias y contraposiciones semánticas: διωγμὸς βαρύς se opone a μακαρισμὸς ἡδύς, pero se corresponde con ὑπερορία χαλεπή; mientras que ésta es antíteto de βασιλεία τερπνή. Además, cada una de estas antítesis contiene una concordancia fonética y tónica (-γμός/-σμὸς; ρύς/-δύς; -ρία/-λεία; -επή/-επνή). Es más, al contar el número de palabras que compone cada oración, el resultado es un múltiplo de tres alternado (1= 3; 2= 6; 3 = 3; 4 = 6); incluso, las sílabas que las integran suman también múltiplos de tres (1= 6; 2= 12; 3 = 9; 4 = 12). El único miembro que desequilibra el paralelismo aritmético es, justo, el pesado exilio que padecen (ἡ ὑπερορία χαλεπή). A su vez, cada oración tiene una elipsis verbal, pero, al conformarse de adjetivos predicativos, es evidente que la elisión corresponde a la tercera persona singular del verbo εἰμί (ἐστί).

Luego, el patriarca enlaza el bloque anterior con una cita del sermón del monte (Mt. 5-7) para exhortarlos a sobrellevar los pesares del mundo con la esperanza de heredar el reino de los cielos: μακάριοι οἱ δεδιωγμένοι ἕνεκεν δικαιοσύνης, ὅτι αὐτῶν ἐστιν ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν (Mt. 5:11).[41] Así, es posible reconocer una correspondencia cruzada entre casi todos los elementos de esta cita con los anteriores: μακάριοι con μακαρισμός; διωγμός con οἱ δεδιωγμένοι; ἡ βασιλεία τῶν οὐρανῶν con ἡ τῶν οὐρανῶν βασιλεία. Solo omite el exilio en el primer caso (ὑπερορία) y la justicia (δικαιοσύνης), en el segundo. Por medio de esta serie de correlaciones Focio refiere que ellos sufren por encontrarse del lado de la justicia, aunque no se perciba a primera vista; y que, por tanto, su recompensa es el reino de los cielos.

El siguiente periodo trimembre (ll. 3-7)[42] continúa con el empleo de las mismas figuras, aunque ya sin una equivalencia exacta entre las partes. Así, la primera oración, que mantiene la elipsis del verbo εἰμί, también preserva la estructura anterior al presentar el padecimiento provocado por la persecución: πολλαὶ αἱ θλίψεις καὶ πᾶσαν ὑπερβαλλόμεναι χαλεπότητα. Sin embargo, a diferencia del primer periodo, varios de los elementos que lo componen no corresponden a una cita, sino que se presentan por medio de alusiones. De tal manera, el primer sintagma, πολλαὶ αἱ θλίψεις, es una alusión al Salmo 33,[43] que sin duda debió ser advertida por los destinatarios, conocedores del texto bíblico. Como en la cita a Mateo, la idea de justicia aparece también aquí, pues las aflicciones son de los justos (τῶν δικαίων), que serán protegidos por Dios (ἐκ πασῶν αὐτῶν ῥύσεται αὐτούς).

Tras la amplificación de los efectos de las tribulaciones, encerrados en un hipérbaton (πᾶσαν…χαλεπότητα), prosigue en el mismo orden al contraponer el padecimiento con una recompensa, comenzando incluso con una partícula adversativa y un artículo (ἀλλ᾽ ἡ…). Sin embargo, diverge con tres variationes: primero, en vez de ser cuatro enunciados perfectamente agrupados (uno negativo con otro positivo), hay un conjunto de uno negativo con dos positivos; luego, como se señaló antes, la equivalencia se difumina en algunos puntos; por último, hay verbos en las oraciones. De esta forma, la oposición a las tribulaciones, marcada por una hendíadis, el gozo y la exultación proveniente de ellas (ἡ ἐκεῖθεν χαρὰ καὶ ἀγαλλίασις), es a su vez una alusión a múltiples versículos, que no solo se refieren al Antiguo Testamento, sino también a otros pasajes del Nuevo: al ya citado de Mateo, Lucas, la Primera Carta de Pedro y el Apocalipsis.[44] Todos estos versículos tienen en común, además de las palabras, la retribución de las penas y dolores.

Así, continúa, el gozo y exultación no solo alivian la aspereza de las tribulaciones (αὐτῶν τὴν δριμύτητα), sino que también las cambian (αὐτὰ μετατίθησιν) a un estado de alegría (εἰς εὐθυμίας ὑπόθεσιν) para los fieles (expresado con la perífrasis τοῖς πρὸς ἐλπίδας τὰς ἄνω βιοῦσιν, “quienes viven mirando a las esperanzas celestiales”). En principio, es posible reconocer el homeoteleuton entre χαλεπότητα y δριμύτητα, así como el que se compone internamente con los vocablos βιοῦσιν y μετατίθησιν. Después, aunque ya no existe una correspondencia numérica silábica (1:19; 2:28; 3:30), el segundo y tercer miembro contienen el mismo número de palabras (13). Por otro lado, la frase εὐθυμίας ὑπόθεσις es otra alusión, aunque no bíblica, sino patrística, pues aparece en cinco lugares de Crisóstomo. Él contrapone esta frase a otros estados, como el desánimo (ἀθυμία), o la enumera como uno de los elementos constitutivos de la oración (εὐχή) y el amor (ἀγαπή).[45] Dicha alusión se constata aún más por el hecho de que es la única ocurrencia de esta unidad fraseológica en toda la obra de Focio. Así, este periodo tiene como característica que cada uno de sus miembros contiene una alusión.

De inmediato, cambia la forma en la que expone su argumento, pues en el periodo siguiente (ll. 7- 11) ya no construye grupos de opuestos, sino que recapitula lo anterior (de allí la partícula τοιγαροῦν [LSJ s.v. τοιγάρ ΙΙ]) y engloba las desgracias pasadas (la persecución, el exilio y las tribulaciones) con la metáfora deportiva ἆθλοι (“competiciones”, aunque también, “sufrimientos”);[46] también, exhorta a los obispos a soportarlas conjuntamente (ἐχώμεθα).

Luego, continuando la metáfora, llama a las retribuciones ἔπαθλα (premios). Así, indica que la finalidad de soportar los pesares es conseguir (τύχωμεν) dichos premios, y, además, tener la posibilidad de clamar con Pablo (μετὰ Παύλου βοᾶν [“gritar junto a Pablo”]) la cita de Tim. 4:7-8, cuando iguala las pruebas del verdadero cristiano con las de una disputa deportiva.[47] De esta manera, se completa la alegoría comenzada desde τῶν ἄθλων: tras soportar y vencer las competencias, ellos, verdaderos seguidores de la fe, conseguirán la corona de la victoria, que, como en la primera cita, corresponde a la justicia (ὁ τῆς δικαιοσύνης στέφανος [“La corona de la justicia”]).[48] Aquí, por el uso de ἆθλος se entrevén dos alusiones que contienen la misma metáfora: una de ellas se encuentra en la Segunda Carta a Timoteo,[49] la otra, en Hebreos.[50] En el Nuevo Testamento no está registrado ἆθλος, pero sí el verbo ἀθλέω y el sustantivo ἄθλησις. Por ello, aunque Focio hubiera podido emplear la variante ὁ ἀγών, como aparece en la cita, no obstante, eligió usar aquella forma para, primero, referirse a esos versículos; luego, para mostrar mediante la correspondencia etimológica y el homeoteleuton que las competencias y sufrimientos llevan a las retribuciones. En efecto, en uno de los pasajes se señala que solo quien compite bajo las reglas (νομίμως), podrá ser coronado (στεφανοῦται); en el otro, se invita a soportar las muchas pruebas de los sufrimientos (πολλὴν ἄθλησιν… παθημάτων; lo cual, sin duda, completa lo que Focio ha estado exponiendo. Por otro lado, preserva la estructura del segundo periodo al comenzar con una oración principal (πολλαὶ αἱ θλίψεις…; ἐχώμεθα…) a la que le siguen dos subordinadas unidas en anáfora sin un nexo entre ellas (ἀλλ᾽…ἀλλά; ἵνα…ἵνα); además, cada una de las oraciones contiene un subjuntivo (ἐχώμεθα… τύχωμεν…γένηται) en una posición diferente según su valor (1: exhortativo; 2: final). Por último, el paralelismo numérico solo se encuentra en los primeros dos miembros del periodo (1:4 palabras; 2; 4; 3:7), lo cual distingue lo más importante de esta parte: μετὰ Παύλου βοᾶν.

El cuarto periodo (ll. 11-14) tiene como punto central la cita paulina, que define con la perífrasis “este dicho victorioso” (ταύτης τῆς ἐπινικίου φωνῆς). Está construido por dos erôtêmata en paralelismo con una anáfora al inicio (τί…τί), otro homeoteleuton al final de cada oración (χαριέστερον…δυνατώτερον) y dos perífrasis: la ya mencionada y aquella con la que llama a Satanás “el enemigo común del género humano” (τὸν κοινὸν τοῦ γένους ἐχθρόν); esta perífrasis, que también emplea en la Mystagogia,[51] alude a varios pasajes bíblicos, en los cuales se nombra ἐχθρός al demonio.[52] Por otro lado, es de importancia señalar el valor de ἐπινίκιος, perteneciente a la primera perífrasis. En un inicio, su uso está registrado en relación con el triunfo bélico (LSJ s.v. ἐπινίκιος I, II), aunque también se refiere a los premios de competencia (LSJ s.v. έπινίκιος b). Focio no es desconocedor de ambos significados, como es posible ver en dos entradas de su Léxico.[53] Así, siguiendo la alegoría de la vida cristiana como un certamen, es seguro considerar que aquí el patriarca utiliza ἐπινίκιος en el segundo sentido. Luego, tras estas preguntas, cita nuevamente el versículo de Pablo, aunque omitiendo el primer miembro del trícolon (τὸν ἀγῶνα τὸν καλὸν ἠγώνισμαι [“He competido la buena competencia”]), para indicar que esa acción ha quedado atrás.

Después, el quinto periodo (ll. 14-17) es un largo epifonema de seis miembros, dividido a su vez en dos grupos por la estructura y en tres por su sentido, en el que exalta las virtudes del dicho paulino (φωνῆς).[54] Aquí vuelve a una mayor atención y cuidado de las equivalencias de las partes. Así, el primer grupo es un paralelismo en un eco casi ininterrumpido de homoteleutos, que, además, preservan el acento en el mismo lugar (φωνῆς con πνευματικῆς y ἁπάσης con πάσης por quiasmo; λύπης con εὐφροσύνης; ζάλην con χάριν; κατακοιμιζούσης con ἐπιχορηγούσης). Del mismo modo, los cola del segundo grupo se conforman paralelamente de un acusativo masculino con su artículo y un participio que se refiere a φωνῆς, a excepción del primero, que introduce la frase adverbial εἰς ἔκπληξιν. Por tanto, no solo mantiene el homeoteleuton final de los primeros dos (ἀντιμεθιστώσης… στεφανούσης… ἀναρρωννυούσης… ἀνορθούσης), sino que también hay una simetría gramatical cruzada con los adjetivos (1º y 3º, sustantivo: τοὺς διώκτας… τοὺς ἀσθενεῖς; 2º y 4º, participios pasivos: τοὺς διωκομένους… τοὺς κατερραγμένους).

Si no se toma en consideración la frase εἰς ἔκπληξιν, cada uno de los miembros se combinan en grupos de tres palabras y de cuatro y seis sílabas (1º: 4 y 6; 2º: 6 y 4; 3º: 4 y 6; 4º: 6 y 4). A su vez, el cuarto colon conjunta mediante una recapitulación los temas principales de las dos primeras citas (Mt. 5:10: los perseguidos, οἱ δεδιωγμένοι/τοὺς δεδιωγμένους; 2ª Tim. 4, 7-8: la corona, ὁ τῆς δικαιοσύνης στέφανος/στεφανούσης), y se opone al tercero en sentido (perseguidores/perseguidos; provocar pavor/coronar). Por último, el sexto colon, contiene una alusión al Salmo 144 (τοὺς κατερραγμένους/ τοὺς κατερραγμένους; ἀνορθοῖ/ ἀνορθούσης),[55] que trata sobre el auxilio y apoyo que proporciona Dios a quienes lo aman; además, el quinto miembro podría ser una perífrasis de la primera parte de ese versículo (τοὺς ἀσθενεῖς, “los débiles”/ τοὺς καταπίπτοντας, “los que caen”; ὑποστηρίζει, “apoya”/ ἀναρρωννυούσης, “fortalece”).

Finalmente, en el sexto periodo (ll. 17-20) Focio mantiene como hilo conductor el dicho paulino de Timoteo (ταύτην [φωνήν]); por ello aquí encontramos dos palabras del campo semántico acústico (συνυπηχούντων [LBG s.v. συνυπηχέω], ἀναφθέγξασθαι [LSJ s.v. ἀνα-φθέγγομαι]). Además, este periodo, que se compone de una sola oración dividida a su vez en tres partes, se debe entender como una optatio, según puede comprobarse por el optativo sin la partícula ἄν, las figuras que cita (la Virgen y los santos), además de la interjección ἀμήν. Las primeras dos partes del periodo se corresponden en número de palabras (9); asimismo, dos de ellas se entrelazan por afinidad semántica (tercer lugar: ἐγώ con ὑμῖν; noveno: συνυπηχούντων con ἀναφθέγξασθαι). A su vez, dos elementos retoman el tema central de todo el escrito, la correspondencia y equivalencia: el primero, el genitivo absoluto entre el sujeto y verbo (ἐγὼ… ἀξιωθείην), pues, como señala Focio, será posible pronunciar el versículo de victoria de Pablo, si las obras responden conjuntamente con las palabras (τῶν ἔργων μοι τοῖς λόγοις συνυπηχούντων); el otro, la frase adverbial ἅμα ὑμῖν τοῖς καλοῖς συνάθλοις ἐν κυρίῳ (“junto con vosotros quienes compiten conmigo en el Señor”) implica no solo que Focio y ellos padecen los mismos sufrimientos por la misma causa, sino que también el premio será el mismo al poder pronunciar el pasaje bíblico. La última parte del periodo es una fórmula de despedida que el patriarca suele emplear en varias de sus homilías[56] y en otra carta al emperador Miguel III (Μιχαὴλ τῷ θεοστέπτῳ βασιλεῖ), fechada entre abril y mayo de 866 (Phot. Ep. 18, ll. 66-67).

La estructura de esta carta, aunque en apariencia más simple que la anterior, presenta una serie de divisiones y recursos retóricos sintácticos y sonoros que la acerca mucho más no solo a un estilo asianista (Valiavitcharska, 2013: 57-75), –aunque en alguna carta advierta sobre su uso (Salvemini, 1997: 203)–, sino también a una composición para ser pronunciada ante un grupo o multitud, proyectada para que la sonoridad sea también un elemento poderoso de persuasión y deleite, dentro de la tradición homilética con la que Focio también está familiarizado. Ciertamente, es posible encontrar pasajes compuestos de manera semejante en otras obras del patriarca escritas para su recitación, como en la Homilía 8 (Laourdas, 1959: 83-88), que comienza con una serie de cláusulas regulares y rítmicas, mientras es adornada con paralelismos y parataxis (Valiavitcharska, 2013: 85-88). Para una mejor comprensión de la estructura de esta carta v. tabla II.

 

 

Tabla II. Estructura retórica de la Ep. 188

 

Parte

Tema principal

Recursos retóricos

 

Ὁ διωγμὸς-τῶν οὐρανῶν.

 

Los dolores terrenales frente a las recompensas divinas

 

paralelismos antítesis

homeoteleutos elipsis

πολλαὶ αἱ-μετατίθησιν.

 

El alivio de las recompensas divinas frente a los dolores terrenales

 

paralelismos antítesis anáfora

alusión elipsis hendíadis

correlación variatio

ἐχώμεθα-στέφανος.

 

Exhortación a soportar las desgracias

 

anáfora alusión cita

anáfora metáfora

τί ταύτης- στέφανος.

 

Exégesis a Cor. 4:7

paralelismos erôtêmata

cita perífrasis anáfora

 

ὢ φωνῆς-ἀνορθούσης.

 

Exaltación de la cita paulina

 

epifonema quiasmo homeoteleuton alusión antítesis

paralelismo recapitulación

 

ταύτην-ἀμήν.

Deseo por el cumplimiento del pasaje paulino

optatio paralelismo

fórmula

 

 

5. Conclusiones

 

Como se ha podido constatar por el análisis de las cartas, el empleo de cada construcción, término o recurso está cuidadosamente meditado para acentuar el sentir del patriarca frente a las adversidades del exilio y enfatizar los elementos que desea poner en evidencia y destacar sobre su situación. No es un mero ejercicio de composición, ni una sobrecargada compilación de figuras, inconexa entre sus partes y creada solo para mover y conmover al remitente, sino una esmerada elaboración que preserva la información y sentimientos que desea mostrar a sus lectores, para que así, en ausencia, las palabras sean representantes fidedignos de su persona. Como se ha señalado previamente al hablar de los aspectos generales de sus cartas, los objetivos disímiles de cada carta provocan una estructura compositiva propia en diferentes aspectos, como la longitud, los elementos lingüísticos o los recursos estilísticos empleados.

De este modo, en la Ep. 98 es posible percibir el sentir de Focio de cómo las acciones de Basilio I son una osadía por haber roto los inveterados vínculos que se repiten al inicio y final de la carta. El uso del adjetivo καινός se repite para enfatizar la innovación y singularidad de la pena infringida contra él; igualmente, las alusiones bíblicas y los ejemplos históricos le sirven para hacer hincapié en las consecuencias divinas de sus actos, así como en los antecedentes humanos de ortodoxos y heréticos que sufrieron el mismo destino; por último, la continua mención a la humanidad de diversas personas, incluida la del emperador, que termina con la eliminación del epíteto con el cual comienza la carta. El éxito, aunque módico, de la argumentación se puede constatar por la Ep. 99 (Laourdas-Westerink, 1983: 136-137), pues por ella se sabe que hubo una laxitud en la rigidez de la vigilancia que custodiaba a Focio.[57]

Por otro lado, en la Ep. 188, el patriarca se presenta como alguien que desea no solo convencerlos, sino también convencerse a sí mismo de que, por estar del lado justo las penas terrenales que sufren por el exilio son equivalentes a la recompensa divina que recibirán. Así mediante recursos estilísticos, como el homeoteleuton, paralelismo, antítesis, asíndeton, crea una intrincada correspondencia entre lo malo del pasado y presente y lo bueno del futuro. Además, con las alusiones que no son evidentes a simple vista y se equiparan con su situación, muestra que bajo los pesares se esconden los premios y recompensas. Con ello, es posible reconocer cómo Focio aprovechó los sentimientos que una persona tiene por motivo del exilio con el fin de explotarlos y revestirlos de una nueva significación que promoviera una mejoría de su presente. Y este realce de sentimientos fue logrado mediante el uso de las herramientas retóricas y estilísticas estimadas en su momento y revalorizadas con el devenir de épocas y su cambio de criterios. De tal modo, el estudio retórico de este tipo de documentos epistolares, que sigue siendo menor a la importancia que realmente tienen, nos permitirá ver lo que se oculta en ellos a primera vista y darles un valor distinto al otorgado durante mucho tiempo. [58]

 

 

Pedro Emilio Rivera Díaz

Universidad Nacional Autónoma de México

Instituto de Investigaciones Filológicas[59]

 


 

 

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[1] Algunos datos sobre la vida de Focio, así como las fechas precisas en torno a ella, –por ejemplo, la elaboración de sus obras o año de nacimiento–, son inciertas en general (Treadgold, 2002:1; Varona Codeso-Prieto Domínguez, 2013:105-106). Lo mismo vale para el tema del exilio. Con gran probabilidad, su padre Sergio (PMBZ 6665) y madre fueron exiliados por su afiliación a los iconodulos (Synax. Cpl. 13.5; Men. PG 117: 453c-d:) en tiempos de Teófilo (829-842 [PMBZ 8167]). En torno a este suceso hay quien considera que Focio y sus hermanos también acompañaron a sus padres (Treadgold, 2002: 2); igualmente, se piensa que se quedó en la capital durante ese tiempo (Varona Codeso-Prieto Domínguez, 2013: 138). Sin embargo, se tiene certeza de que Focio fue apresado, depuesto de su cargo, y luego exiliado por Basilio I (867-886 [PMBZ 20837]). Entre las causas de ello se ha considerado su cercanía con Miguel III (842-867 [PMBZ 4991]), el anterior emperador (Kolbaba, 2021: 48), quien fuera asesinado por aquél en septiembre de 867 (Gregory, 2009: 243; Stathakopoulos, 2014: 98-99; Tougher, 2019: 292); los conflictos entre Focio y los simpatizantes del anterior patriarca, Ignacio (Stephanou, 1951: 291-307; Chadwick, 2003, 124-133; Varona Codeso, 2009: 156-158; Prieto Domínguez, 2010: 382-383, 385-387); o la famosa disputa con la Iglesia occidental (Dvornik, 1970: 39-131; White, 1981: 33-34; Chadwick, 2003; Gregory, 2009: 234-235; Varona Codeso-Prieto Domínguez, 2013: 138; Tougher, 2019: 301; Auzépy, 2019: 351; Kolbaba, 2021: 45-48). Recluido en Skepe o Skepi (V. Ignat. S, 53), pasó ahí varios años, aunque tampoco es posible determinar la duración exacta de este exilio, pues pudo haber regresado entre el 872 y 876 (872: Varona Codeso-Prieto Domínguez, 2013: 127; Alexopoulos 2014: 3; Polidori, 2018: XXXI; 873: Dvornik, 1970: 163-164, 170; 873-876: Hussey, 2010: 82). Durante ese tiempo escribe una cantidad considerable de su corpus epistolar (v. p. 9), y comienza o concluye la primera versión de su Biblioteca (v. p. 12, n. 30). Por ello, las cartas revisadas en este trabajo corresponden a este periodo, pues es el único del que se tienen documentos escritos en el exilio para su análisis, pues no se conserva algún texto suyo tras la segunda deposición y destierro (Georg. Mon., 110, p. 1081, ll. 23-27; Georg. Mon. Cont., p. 844, ll. 13-16; Sym. Mag. 132, 16; Ps. Sym., 700, l. 16; Hussey, 2010: 83- 86; Varona Codeso-Prieto Domínguez, 2013: 39).

[2] Estas dos cartas se insertan entre aquellas compuestas en el exilio (41-195; v. p. 9). Sin embargo, las pocas o nulas referencias temporales a las que se hace mención en ellas dificultan poder precisar de manera más exacta la fecha de composición (Prieto Domínguez, 2008: 5).

[3] Ciertamente, la concepción que se tiene de la retórica bizantina ha sido negativa históricamente (Jeffreys, 2001: 1). No obstante, para los bizantinos fue un sistema de suma importancia (Vinson, 2001:22), mediante el cual expresaban sus emociones moldeándolas a la destreza compositiva, como se percibe en el caso de las cartas consolatorias (Littlewood, 1999: 34). Además, la relevancia de este tipo de análisis para el presente artículo también radica en “an understanding of the complex interplay between a work's form and content can shed valuable light on the social, cultural, and political milieu that produced it” (Vinson, 2001:10). Igualmente, este studio resulta útil para periodos posteriores de aquella literatura: “Finally, with its dynamic relation between speaker, addressee, and audience ethos allows us to gain a better understanding of the representations of the addressee and audience” (Leonte, 2023: 54).

[4] Cf. Leonte (2023: 17): “The starting point of these fresh insights was the above-mentioned principle that ethos is constituted as a pervasive attribute of the speaking event while the audience ‘judges and is potentially persuaded by the character one exhibits within discourse’… With this double grounding, in both rhetorical aesthetics and ethics, ethos can explain how an author ties personal intentions to the readers’ expectations.” Cf. Strano (2007: 193): “Tali descrizioni, dal valore chiaramente topico, testimoniano una precisa volontà: chi vive la triste condizione del ‘bandito’ cerca con tutti i mezzi di ottenere il ritorno e a tal uopo non si perita di utilizzare anche le sue competenze retoriche. Le lettere dall’esilio divengono spesso, per tale ragione, veri e propri pezzi di bravura tramite cui l’autore intende impietosire il destinatario (sia questi un parente, un amico o lo stesso sovrano) e spingerlo a ottenergli la grazia, affinché possa fare rientro in quello che, a tutti gli effetti, è divenuto ‘l’occhio dell’ecumene’: Costantinopoli.”

[5] Para el propósito, vale la pena subrayar que la retórica se hace cargo desde antiguo de remarcar las propiedades cruciales que compone un mensaje en el cometido de transmitir, sentido opuesto al que cuajó en su fama de maquinaria superficial para afectar el discurso y aún peor, de manipulación, cuando su finalidad es la consciente y comprometida dilación reflexiva de un pacto epistemológico con la realitas y el medio de estructura para manifestar el λόγος de su autor (en tanto razón-palabra). Sobre esta cuestión cf. las palabras que Strano (2018: 304) dedica a los sentimientos expresados en algunas cartas bizantinas del siglo IX y X : “I pathe potevano bene essere reali, ma la mediazione dell’emozione attraverso canali stilistici sorvegliati era un obbligo a cui i vari autori non mancavano di attenersi. Era, da una parte, la conseguenza di una lunga e gloriosa tradizione, di ascendenza classica, che esaltava il controllo delle passioni e la loro ‘giusta misura’…ma, dall’altra, traspariva una visione del mondo e una concezione letteraria e stilistica che imponeva di filtrare, per così dire, l’espressione dei pathe attraverso un elaborato sistema di richiami e allusioni a schemi e moduli, antichi e tardoantichi, avvertiti come legittimanti.”

 

 

[6] El corpus epistolar de Focio es una de las tres colecciones conservadas del primer periodo bizantino; las otras pertenecen a de Teodoro Estudita [PMBZ 7574] e Ignacio el Diácono [PMBZ 2665] (Schamp, 2008: 316). La edición moderna no incorpora la carta nuncupatoria de la Biblioteca (Henry, 1959: 3-4), que Focio escribió a su hermano Tarasio [PMBZ 7237] (Signes Codoñer, 2017: 83), ni el posfacio que se corresponde con aquella (Henry, 1977: 214; Mazzucchi, 2021: 450-461).

[7] Antes de la edición moderna White (1973: 47-58; 1981; White-Berrigan, 1982) tradujo un número considerable de cartas en varias publicaciones. Más recientemente, Papadopoulou y Casas-Olea (2020: 68-107) seleccionaron, tradujeron y anotaron algunas cartas del corpus epistolar del patriarca relacionadas con los eslavos.

[8] Al respecto cf. lo que refiere Signes Codoñer (2017: 62) en torno a un estudio sistemático de toda la obra de Focio: “La figura de Focio ha generado una inmensa bibliografía que no ha ido pareja a un estudio sistemático y en profundidad de sus obras. De hecho, todavía hoy sigue sin estar superado el monumental estudio que realizó en el siglo XIX el cardenal Joseph Hergenröther.”

[9] Hay en total 16 cartas entre Focio y su Tarasio: trece escritas por el patriarca (Ep. 31 [Laourdas-Westerink, 1983: 81-84], 79 [Laourdas-Westerink, 1983: 120-121], 131 [Laourdas-Westerink, 1983: 169], 152 [Laourdas-Westerink, 1984: 7-8], 153 [Laourdas-Westerink, 1984: 8-9], 160 [1 Laourdas-Westerink, 984: 7], 234 [Laourdas-Westerink, 1984: 203-207], 256 [Laourdas-Westerink, 1984: 197-200], 258 [1 Laourdas-Westerink, 984: 203-207], 260 [Laourdas-Westerink, 1984:208], 262 [Laourdas-Westerink, 1984: 208], 264 [Laourdas-Westerink, 1984: 210-211) y tres por su hermano (259 [Laourdas-Westerink, 1984: 206-207], 261 [Laourdas-Westerink, 1984: 208, 263 [Laourdas-Westerink, 1984: 209-210]. Para Sergio, véanse las Ep. 51 (Laourdas-Westerink, 1983: 96-98) 55 (Laourdas-Westerink, 1983: 99-102), 73 (Laourdas-Westerink, 1983: 115-116). Respecto a Anfiloquio, véanse las Ep. 137 (Laourdas-Westerink, 1983: 187-189), 162 (Laourdas-Westerink, 1984: 16-20), 163 (Laourdas-Westerink, 1984: 20-21), 178 (Laourdas-Westerink, 1984: 65-68), 198 (Laourdas-Westerink, 1984: 96-97), 207 (Laourdas-Westerink, 1984: 207), 253 (Laourdas-Westerink, 1984: 190-193).

[10] Se pueden percibir las características personales en varias partes de la carta, como cuando le recuerda a sus padres y su sufrimiento: ποῦ μοι πατήρ; ποῦ δέ μοι μήτηρ; οὐχὶ μικρὰ τῷ βίῳ προσπαίξαντες, πλὴν ὅσα μαρτυρικὸς αὐτοὺς καὶ τῆς ὑπομονῆς διεκόσμει στέφανος, θᾶττον λιπόντες τὸ θέατρον ᾤχοντο (Phot. Ep. 234, ll. 58-61) [“¿Dónde está mi padre? ¿Dónde, mi madre? ¿No ciertamente tras burlarse poco tiempo de la vida, excepto en aquello que la corona del martirio y la perseverancia los engalanaba, se marcharon abandonando el teatro rápidamente?”]. Todas las traducciones del griego son propias.

[11] Estos son la συντομία (brevedad), σαφήνεια (claridad), χάρις (encanto natural, vocabulario simple, lenguaje cotidiano, evitar estilo periódico, lengua aticista media (Prieto Domínguez, 2013: 79).

[12] En el capítulo 86 (Bibl., 65b, l. 40-66a, l. 12), dedicado a una serie de cartas de Juan Crisóstomo (c. 349-407), incluidas aquellas a Olimpia (368-408) y el papa Inocencio de Roma (401-417), refiere sobre el estilo del autor en las primeras que ὅσον ἐμμελέστερόν πως δοκοῦσιν αἱ πρὸς Ὀλυμπιάδα αὐτῷ συγκεῖσθαι ἐπιστολαί, εἰ καὶ τοῦ ἐπιστολιμαίου τύπου, τῶν πραγμάτων τότε εἰς τὴν ἑαυτῶν ἰσχὺν τοὺς τῶν ῥημάτων νόμους ἐκβιασαμένων, οὐ λίαν ἐγράφησαν στοχαζόμεναι (86, 66a, ll. 7-12) [“Sin embargo, en cierto modo las cartas a Olimpia parecen haber sido compuestas con mayor cuidado, incluso si no fueron escritas teniendo en cuenta el modelo epistolar, pues los hechos forzaron las leyes de las palabras en relación con su propia fuerza oratoria”]. En el 143 (Bibl. 98b, ll. 29-33), correspondiente a las cartas de Basilio de Cesarea (c. 330-c. 379), destaca de ellas que ἔστι … καὶ κανόνα λαβεῖν, ἂν ἄλλως τις μὴ ἔχῃ, ἐπιστολιμαίου χαρακτῆρος (Bibl., 143, 98b, ll. 31-33) [“Es posible también tomar un modelo del género epistolar, si alguien por alguna razón no lo tuviera”]. Finalmente, en el 201 (Bibl., 163b, ll. 11-33), en el apartado sobre Nilo de Constantinopla (s. V), menciona que εἴς τε τὸν ἐπιστολιμαῖον τρόπον καὶ εἰς τὸν συγγραφικὸν ἀνηγμένα συντάγματα φέρεται [“Además se le atribuyen obras concernientes al género epistolar e histórico”]. Como puede constatarse, en los primeros casos no hay algún aspecto teórico sobre el género epistolar, más que en uno se deduce una oposición entre la composición de las cartas y los discursos; en otro, que los preceptos se obtienen prácticamente.

[13] Para un análisis de esta carta con traducción al inglés cf. Wilson (2000: 33-35); al francés, Schamp (2008: 312-315); al español, Prieto Domínguez (2013: 198-203).

[14] Phot. Ep. 207, ll. 10-11: Τίσιν οὖν ἐπιστολαῖς ὁμιλητέον, καὶ τίσι τὸν ἐπιγνωσθέντα ἡμῖν διὰ τῆς τέχνης χαρακτῆρα ἐφαρμόζοντες τὴν γυμνασίαν συλλεξόμεθα; [“¿Con cuáles cartas se debe tener contacto y con cuáles recogeremos la ejercitación acomodándola al modelo conocido a nosotros mediante la técnica?”].

[15] Para los manuscritos empleados cf. Laourdas-Westerink (1983: XXVI; 1984: VIII; 1985: XV).

[16] Los Anfiloquios (Ἀμφιλόχια) son un conjunto de 329 quaestiones (ζητήματα) a su amigo Anfiloquio de Cízico (de ahí el nombre), que comenzó también durante el exilio (QA 1-75) y se amplió a su regreso (Schamp, 2008: 317-318; Prieto Domínguez, 2008: 9-11). Esta obra se encuentra ligada intrínsecamente con las cartas en cuanto al contenido, pues hay 32 cartas que corresponden a Anfiloquios (Westerink, 1986: XVIII-XX; Schamp, 2008: 319 [Ep. 30-31, 33-38, 44, 51, 55, 59, 62-65, 73, 75-78, 103, 125, 127, 132-139, 144]), y, por tanto, a su transmisión textual. La revisión de esta importante obra, aunque igualmente poco trabajada (Riedel, 2021: 91), queda fuera de los límites de este trabajo, por lo que remitimos a los excelentes análisis de Schamp (2008: 313-319) y Prieto Domínguez (2008: 7-115).

[17] Igualmente, cf. Salvemini (1997: 195): “Quando siano state scritte le lettere in realta è difficile stabilirlo.”

[18] Hay otras dos cartas dirigidas al emperador: la 99 (Laourdas-Westerink, 1983: 136-137) y la 249 (Laourdas-Westerink, 1985: 183-186). Por otro lado, Strano (2008: 180-181) dedica unas palabras a esta carta, centrándose en la preterición inicial (Ep. 98, ll. 2-7), la lamentación por la carencia de diversas cosas (ll. 17-26; 57-61) y la petición de liberación o muerte al emperador.

[19] Cf. Laourdas-Westerink (1983: 132): Data ca. a. 868.

[20] El uso de la segunda persona del singular aoristo imperativo de ἀκούω se registra en otras seis ocasiones en cartas bizantinas (Günbart, 2021: 11). En tres de ellas se prosigue, como en este caso, con un vocativo (ἀδελφὲ ἀγαπητέ/ἀδελφέ/τέκνον).

[21] Focio utiliza una fórmula de saludo solo en el 17% de sus cartas (Grünbart, 2005: 199); a su vez, utiliza el adverbio exclamativo en 69% de los vocativos (Grünbart, 2005: 60). Además, tiene una preferencia por el uso de apelativos arcaicos. Para el uso de adjetivos como apelativos en las cartas de Focio y otros autores bizantinos cf. Grünbart (2005: 78-196, especialmente 169-170).

[22] Sobre el tema de la amistad en Bizancio cf. Mullet (1999: 166-184), Limousin (1999: 344-365) y Strano (2018: 293-294).

[23] Es difícil saber a cuáles se haya podido referir Focio. Conocemos por la Crónica de Simeón Logoteta (131.34) del pacto realizado por el patriarca, cuando, Miguel III y Basilio pactaron (ὅρκῳ βεβαιοῦντες) no hacer daño a Bardas (m. 866) mientras Focio tenía en sus manos la comunión (τὸ τίμιον σῶμα καὶ αἷμα τοῦ Κυρίου [“El cuerpo y sangre honorables del Señor”]). El pacto, cuanto se sabe, no se preservó.

[24] La fórmula τὰ κοινὰ τῶν ἀνθρώπων δίκαια se encuentra en Polibio (2.58.7), cuando habla del asesinato de un legado romano por órdenes de la reina Teuta de Iliria, quien en contra de la ley común entre los seres humanos realizó ese enorme acto de impiedad (ἀσέβημα). Es difícil saber si hay una alusión a Polibio en el uso de la fórmula; sin embargo, podría considerarse debido a que solo está registrado en ese pasaje y se refiere a un acto impío, contrario a todo pueblo.

[25] En la epístola 99 (Laourdas-Westerink, 1983: 136-137, ll. 3-5) Focio agradece los beneficios realizados a su persona en relación con este listado, mencionado incluso en el mismo orden: sus amigos, sus parientes, sus conocidos (ὑπὲρ φίλων, ὑπὲρ συγγενῶν, ὑπὲρ συνήθων), esto es, todo lo relacionado para el cuidado del patriarca (εἰς τὴν ἡμῶν θεραπείαν).

[26] Probablemente Focio comenzó su Biblioteca (Ibañez Chacón, 2021: 260) durante el exilio o concluyó una primera versión de ella poco después de febrero de 870 (Ronconi, 2014: 135-153; Ronconi, 2015: 203-238). Por ello, se ha considerado que para su elaboración Focio se basó en un dossier que contenía los σχεδάρια (“apuntes”) de las obras trabajadas (Trono, 2020: 132-142; Ibañez Chacón, 2021: 260-265). La necesidad de haber trabajado con estos materiales y no con los libros mismos puede deberse a la pérdida de varios de ellos, decomisados tras su detención (algo señalado más adelante en las líneas 21-22, 27 y l. 71), y a su sucesivo exilio, lo cual dificultó la composición de la Biblioteca (Canfora, 2000: 25-28).

[27] En efecto, tres son los bloques que permiten ubicar la alusión: la mención a los días venideros (Phot. ἐν ταῖς ἡμέραις ἐκείναις [“en aquellos días]; Am.: ἡμέραι ἔρχονται [“vendrán días”]), la carencia de pan (Phot.: λιμὸς ἄρτου; Am.: λιμὸν ἄρτου), y la carencia de no poder escuchar la palabra de Dios (Phot.: λιμὸς τοῦ ἀκοῦσαι λόγον κυρίου; Am.: λιμὸν τοῦ ἀκοῦσαι λόγον κυρίου).

[28] En este lugar el uso del adverbio provee una bivalencia entre el λόγος divino (LSJ s.v. λόγος X) y el λόγος conceptual (LSJ s.v. λόγος IV). Por ello, no solo podría entenderse como “ilógicamente,” sino también comosin el Logos,esto es, sin Dios.

[29] Sobre su deposición y exilio cf., entre otros, Norwich (1998: 130); Treadgold (2001: 128); Gregory, (2009: 224-225). Con relación a esta mención cf. Prieto Domínguez (2020: 339): “With this comparison, Photios not only denigrates Basileios, by comparing him to his iconoclast predecessor, but also characterises himself as a new martyr who suffers unjustly.”

[30] Pueden encontrarse construcciones semejantes en la Ep. 86 (ll. 16-19) y 174 (63-68), que tratan sobre su exilio y penas (Laourdas-Westerink, 1983: 125; 1984: 47-48). En la primera se enumeran en orden: parientes, amigos, sirvientes, salmistas, para acabar con la frase “todo consuelo humano” (πάσης ἀνθρωπίνης παραμυθίας), lo cual se opone a los guardias señalados por cinco sustantivos; en la segunda, por su parte, enlista clérigos, monjes, salmistas, lectores, escritores, amigos y parientes, lo cual se opone solo a las guardias y tropas.

[31] Este verbo, empleado en la l. 49 (ᾐδέσθη), se destaca por su uso poco frecuente en las cartas, pues solo aparece en la famosa carta a Boris de Bulgaria (1, l. 1191) y aquella contra los teopaquistas (284, l. 938), importantes por su contenido.

[32] Lo cual se enlaza con el ius gentium de la l. 7 (τὰ κοινὰ τῶν ἀνθρώπων…δίκαια).

[33] Que se complementa con la mención a estas leyes en la l. 67: νόμοι Ῥωμαίων (“leyes romanas”).

[34] Igualmente, el uso de este adjetivo hace referencia a otros hechos de la carta (l. 18: καινόν; l. 57: καινά; l. 85: καινήν; l. 86: καινοτάτοις).

[35] Ps. Lib. Char. Ep., 5: Παραινετικὴ μὲν οὖν ἐστι δι’ ἧς παραινοῦμέν τινι προτρέποντες αὐτὸν ἐπί τι ὁρμῆσαι ἢ καὶ ἀφέξεσθαί τινος. ἡ παραίνεσις δὲ εἰς δύο διαιρεῖται, εἴς τε προτροπὴν καὶ ἀποτροπήν [“La carta parenética es aquella mediante la cual aconsejamos a alguien incitándolo a moverse hacia algo o a alejarse de algo. Εl consejo se divide en dos, en exhortación y disuasión”].

[36] Sobre el conflicto entre Focio y los ignacianos, además del fundamental trabajo de Dvornik (1970), cf. Hussey (2010: 69-101) y Prieto Domínguez (2010: 379-393).

[37] Phot. Ep. 174, ll. 2-3: οὐδὲ γὰρ οὐδ’ ὀνόματι τὸν ἔλεγχον βουλοίμην ἂν προσενεγκεῖν, οὐδ’ ἂν ἔτι προσραγείη αὐθαδέστερον, ἐπεὶ καὶ ῥᾷον ὁρῶ τοὺς πολλοὺς τῷ τῶν ἐλέγχων ἀπροσώπῳ νουθετουμένους ἢ τὴν ἐν προσηγορίᾳ παραίνεσιν φέροντας [“Pues no quisiera presentar al reprochado por nombre, ni que se lanzara impetuosamente, puesto que veo que la mayoría es amonestada con mayor facilidad mediante un reproche sin cara de lo que soportan una exhortación personal”].

[38] Así ciertamente considera Westerink (Laourdas-Westerink, 1984: 87): Conferenda cum Ep. 174, quam temporis ordine antecedere videtur; nam hic breviter suos confirmat, in illa copiose de causa controversa sententiam profert.

[39] Phot. Ep. 174 l. 1: Ἀπὸ τῆς ὑπερορίας πρὸς τοὺς ἐπισκόπους [“A los obispos, desde el exilio”]; 188, l. 1: Ἀπὸ τῆς ὑπερορίας τοῖς συνδεδιωγμένοις ἐπισκόποις [“A los obispos conjuntamente perseguidos, desde el exilio”].

[40] “La persecución, pesada; pero la bienaventuranza, placentera. Εl exilio, difícil; pero el reino de los cielos, deleitante.”

[41] “Bienaventurados los perseguidos a causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.”

[42] La estructura es la siguiente: (1) πολλαὶ αἱ θλίψεις καὶ πᾶσαν ὑπερβαλλόμεναι χαλεπότητα· (2) ἀλλ’ ἡ ἐκεῖθεν χαρὰ καὶ ἀγαλλίασις οὐ μόνον κουφίζειν οἶδεν αὐτῶν τὴν δριμύτητα, (3) ἀλλὰ τοῖς πρὸς ἐλπίδας τὰς ἄνω βιοῦσιν καὶ εἰς εὐθυμίας ὑπόθεσιν αὐτὰ μετατίθησιν [“Muchas [son] las aflicciones que sobrepasan toda dificultad; pero la gracia y exultación divinas no solo saben aligerar la aspereza de aquellas, sino que también las cambian a un estado de jovialidad para quienes viven mirando a las esperanzas celestiales”].

[43] Psal. 33:20: πολλαὶ αἱ θλίψεις τῶν δικαίων, καὶ ἐκ πασῶν αὐτῶν ῥύσεται αὐτοὺς [“Muchas [son] las aflicciones de los justos, y los alejará de todas ellas”].

[44] Psal. 95:12: χαρήσεται τὰ πεδία καὶ πάντα τὰ ἐν αὐτοῖς, τότε ἀγαλλιάσονται πάντα τὰ ξύλα τοῦ δρυμοῦ [“Se alegrarán las praderas y todo en ellas; entonces todos los árboles del bosque se exultarán”]; Psal. 125:2: τότε ἐπλήσθη χαρᾶς τὸ στόμα ἡμῶν καὶ ἡ γλῶσσα ἡμῶν ἀγαλλιάσεως [“Entonces se llenó de alegría nuestra boca, y nuestra lengua, de júbilo”]; Hab. 3, 18: ἐγὼ δὲ ἐν τῷ κυρίῳ ἀγαλλιάσομαι, χαρήσομαι ἐπὶ τῷ θεῷ τῷ σωτῆρί μου [“Yo me exultaré en el Señor, me alegraré por Dios, mi salvador”]. Mt. 5:12: χαίρετε καὶ ἀγαλλιᾶσθε, ὅτι μισθὸς ὑμῶν πολὺς ἐν τοῖς οὐρανοῖς· οὕτως γὰρ ἐδίωξαν τοὺς προφήτας τοὺς πρὸ ὑμῶν [“Alegraos y exultad, porque vuestra recompensa [será] mucha en los cielos; pues así persiguieron a los profetas antes de vosotros”]. Luc. 1:14: καὶ ἔσται χαρά σοι καὶ ἀγαλλίασις, καὶ πολλοὶ ἐπὶ τῇ γενέσει αὐτοῦ χαρήσονται [“Y tendrás alegría y exultación; y muchos se alegrarán por su nacimiento”]. 2ª Petr. 4:13: χαίρετε, ἵνα καὶ ἐν τῇ ἀποκαλύψει τῆς δόξης αὐτοῦ χαρῆτε ἀγαλλιώμενοι [“Alegraos, para que también os alegréis exultando en la revelación de su gloria”]. Ap. 19:7: χαίρωμεν καὶ ἀγαλλιῶμεν, καὶ δώσωμεν τὴν δόξαν αὐτῷ [“Alegrémonos y exultemos, y démosle la gloria”].

[45] Chrys. Adv. opp. vit. Mon., 3.10 (PG 47: 366): τάξις δὲ καὶ ῥυθμὸς καὶ ἁρμονία καὶ πολλὴ τῆς συμφωνίας ἡ ἀκρίβεια, καὶ διηνεκὴς εὐθυμίας ὑπόθεσις [“Orden, ritmo, armonía, gran determinación para la concordia y motivo continuo de jovialidad”]; 3.11: Ἥ τε γὰρ ἀθυμία ἀφανίζεται ῥᾴδιον…ἁπάντων τῆς τε εὐθυμίας πολλὰς ἔχουσι τὰς ὑποθέσεις [“En efecto, el desánimo se desaparece fácilmente… y tiene muchos motivos de jovialidad”]; Ad. Stag., 2.2 (PG 47: 450): ἀθυμία αὕτη προλήψεως μόνον ἐστὶν, ἐρευνωμένη δὲ καὶ εὐθυμίας ἡμῖν ὑποθέσεις παρέχει πολλάς [“Este desánimo solo es propia de la preconcepción; aunque al indagarse nos proporciona muchos motivos de jovialidad”]; De cons., 7 (PG 48: 768): εὐχὴ λύπης ἁπάσης φυγαδευτήριον, εὐθυμίας ὑπόθεσις, διηνεκοῦς ἡδονῆς ἀφορμὴ, φιλοσοφίας μήτηρ [“la oración es el refugio para toda tristeza; motivo de jovialidad; ocasión para un placer continuo; madre de la disciplina”]; In Ioann., 78.4 (PG 59: 425): τοῦτο ὑγείας, τοῦτο αὐτοῦ τοῦ φωτὸς πλεῖον· τοῦτο εὐθυμίας ὑπόθεσις [“Esto [es propio] de la salud; esto, mejor que la propia luz; esto, motivo de jovialidad”].

[46] En el Léxico477) de Focio se distingue entre el sentido de la forma masculina (ὁ ἆθλος) y la neutra (τὸ ἆθλος), pues ésta significa el premio, mientras que aquella, la competición o fatiga: ἀρρενικῶς τὸ ἔργον καὶ τὸ ἀγώνισμα καὶ τὸ ἔπαθλον. διαφέρει δὲ τοῦ οὐδετέρου, ὅτι τὸ μὲν οὐδέτερον δηλοῖ κυρίως τὸ ἔπαθλον, τοῦτο δὲ τὸν ἀγῶνα [“En masculino [significa] la obra, la competencia y el premio. Difiere del neutro, porque éste tiene el sentido propiamente de premio; aquél, de competencia”].

[47] τὸν καλὸν ἀγῶνα ἠγώνισμαι, τὸν δρόμον τετέλεκα, τὴν πίστιν τετήρηκα λοιπὸν ἀπόκειταί μοι ὁ τῆς δικαιοσύνης στέφανος [“He competido la buena competencia; he concluido el recorrido; he conservado la fe; por lo tanto se me ha reservado la corona de justicia”].

[48] El uso de esta metáfora se encuentra en otras cartas del patriarca, como se puede leer en aquella consolación que le escribe a su amigo Jorge, metropolitano de Nicomedia, por la muerte de un clérigo, amigo de éste, durante su propio exilio (Ep. 201, ll. 42-55).

[49] 2ª Tim. 2:5: ἐὰν δὲ καὶ ἀθλῇ τις, οὐ στεφανοῦται ἐὰν μὴ νομίμως ἀθλήσῃ [“Y si alguien se pusiera a competir, no será coronado a menos que compita conforme a la ley”].

[50] Heb. 10:32: φωτισθέντες πολλὴν ἄθλησιν ὑπεμείνατε παθημάτων [“Tras ser iluminados, habéis soportado un gran conflicto de sufrimientos”].

[51] Phot. Myst. 95: μήποτε ἁρπάσῃ ὁ κοινὸς τοῦ γένους ἐχθρὸς τοσαύταις ἡμᾶς περιβάλλων πάγαις [“Que jamás el enemigo común del género humano nos arrebate rodeándonos con tan grandes ardides”].

[52] Por ejemplo Mt. 13:39: δὲ ἐχθρὸς σπείρας αὐτά ἐστιν διάβολος [“El enemigo, quien sembró esto, es el Diablo”]; Luc. 10:19: ἰδοὺ δέδωκα ὑμῖν τὴν ἐξουσίαν τοῦ πατεῖν ἐπάνω ὄφεων καὶ σκορπίων, καὶ ἐπὶ πᾶσαν τὴν δύναμιν τοῦ ἐχθροῦ, καὶ οὐδὲν ὑμᾶς οὐ μὴ ἀδικήσῃ [“He aquí, os di la potestad de caminar sobre serpientes y escorpiones, así como sobre toda la fuerza del enemigo; además, nadie jamás cometerá injusticia contra vosotros”].

[53] Phot. Lex. α 892: Ἀλαλαγμός· ἐπινίκιος ὕμνος [“Ἀλαλαγμός [significa] un canto de victoria”]; β 257: Βραβεῖον· ἐπινίκιος ἀμοιβή [“Βραβεῖον [significa] una recompensa por la victoria”].

[54] Se presenta el griego de este pasaje por la complejidad que representa: ὢ φωνῆς ἁπάσης λύπης ζάλην κατακοιμιζούσης, μᾶλλον δὲ πάσης πνευματικῆς εὐφροσύνης χάριν ἐπιχορηγούσης, τοὺς διώκτας εἰς ἔκπληξιν ἀντιμεθιστώσης, τοὺς διωκομένους στεφανούσης, τοὺς ἀσθενεῖς ἀναρρωννυούσης, τοὺς κατερραγμένους ἀνορθούσης [“¡Oh dicho, que debilita la tormenta de tristeza y que, más bien, provee gracia de todo júbilo espiritual; que lleva a los perseguidores a la consternación; que corona a los perseguidos; que fortalece a los débiles; que restablece a los quebrantados”].

[55] Psal. 144:14: ὑποστηρίζει κύριος πάντας τοὺς καταπίπτοντας καὶ ἀνορθοῖ πάντας τοὺς κατερραγμένους [“El Señor apoya a todos los que caen y restablece a todos los quebrantados”].

[56] Phot. Hom. 1: 11, l. 34; 2: 28, ll. 13-14 (aquí llama a la Virgen no Θεοτόκος, “Deípara,sino Θεομήτωρ, “Madre de Dios); 6: 73, l. 9; 11: 121, l. 23; 15: 151, l. 23. Además, es interesante este hecho, pues como asevera Cyril Mango (1958: vii), sus homilías deben datarse en el primer periodo de su patriarcado (858-867), y esta carta se sitúa poco después de ello.

[57] Cf. Kahzdan (2006: 27): “Subsequently he praised Basil I, and managed to regain imperial favor.”

[58] Cf. Kustas (1973: 34): “We can as a result better appreciate the extensive Byzantine interest in the subjective, the clearest intance of which lies perhaps in the rich tradition of epistolography.”

[59] Agradezco a los revisores anónimos del trabajo por sus observaciones y sugerencias, por las cuales este trabajo se vio enriquecido considerablemente. Asimismo deseo agradecer al Mtro. Genaro Valencia Constantino por haber leído y revisado este trabajo, así como por haber ofrecido valiosas y atinadas sugerencias.