José Vela Tejada

(Universidad de Zaragoza)

μπειρία, πόλεμος y στορíα en el método historiográfico de Polibio

μπειρία, πόλεμος and στορíα in the Historiographical Method of Polybius

Abstract: The historiographical approach of Polybius’ Pragmatic History attracts our attention towards the experience and professional training of literary authors and protagonists of his account: in particular, political and military issues. In our opinion, Polybius’ Histories must be understood as been writing by a seasoned military historian, as can be seen particularly in the report of military events.

Key Words: Historiographical method; Experience; Politics; Warfare; History.

Resumen: El planteamiento historiográfico de Historia Pragmática en la obra de Polibio propicia la especial atención a la experiencia y preparación profesional de autores literarios y protagonistas de su relato: en particular, en cuestiones políticas y militares. En nuestra opinión, las Historias de Polibio deben entenderse desde la pluma de un experto en historiografía militar, como puede apreciarse, particularmente, en la narración de las operaciones militares.

Palabras Clave: Método historiográfico, Experiencia, Política, Guerra, Historia.

Fecha de Recepción: 25 de julio de 2014.

Fecha de Aceptación: 15 de septiembre de 2014.

 

1. Polibio: historiador πραγματικότατος

Quizás pueda parecer un atrevimiento reducir a una línea la investigación al estudio sobre una magna obra como la del historiador de Megalópolis,[1] pues no cabe duda de que se dejan entrever otros enfoques que tienen gran relevancia para una interpretación cabal de un relato complejo.[2] Desde el momento en que la narración de Polibio parte de un planteamiento metodológico de πραγματικ στορία[3] —que entronca claramente con el κτμα ς αεί tucidídeo (1.22),[4] opuesto al uso “ocasional” de la historia (μλλον γώνισμα ς τ παραχρμα)—, es decir, de una idea en la que el relato debe orientarse hacia la “utilidad”, hacia la formación integral de hombres de estado, caben todas aquellas perspectivas que se encaminen hacia la consecución de dicho objetivo: así desfila ante nosotros el análisis polibiano de corte ideológico,[5] político-social,[6] constitucional,[7] cultural (la helenística fuerza del destino, la τύχη divina, como en 1.4.7),[8] y, en un lugar muy destacado, dada la pericia del autor en este terreno, el geográfico.[9]

Ciertamente, las conquistas de Alejandro abrieron al hombre griego a nuevos mundos, a una dimensión desconocida hasta entonces, que reducía al mínimo, o subordinaba a lo universal, el protagonismo de lo griego y la perspectiva de una Historia Graeca (τ λληνικά) imperante desde el siglo IV, frente a una nueva οκουμένη greco-asiático-egipcia que requería de una perspectiva de Historia Universal:[10] así lo había ya anticipado Éforo en los 30 libros que dedicó a la narración de los hechos acaecidos desde el “Retorno de los Heráclidas” (1069-8 AEC)[11] -pero incluyendo toda suerte de material que Polibio considera “monográfico”-[12] hasta el 356-340 (hechos contenidos en el libro 30 que añadió su hijo Demófilo). Característico, en efecto, de la historiografía del periodo es el desarrollo de obras de gran extensión que integraban textos de otros autores, en una manifestación clara de gusto por lo antiguo que se mantendrá hasta finales de la época, resultado de una tendencia anticuaria de inspiración alejandrina. Mas precisamente Polibio representa la excepción a dicha tendencia.

No cabe duda de que en el de Megalópolis hay un afán de exclusión del material monográfico, que le hace volver su mirada hacia Tucídides y a los preceptos de su paradigmático “capítulo del método” (1.22.1).[13] Sin embargo, en lo relativo a la narración por años de los hechos acaecidos, se aleja de la pauta estacional del ateniense, sustituyéndolo por el cómputo por Olimpiadas.[14] Mantiene, empero, un planteamiento de “historia universal”[15] para narrar los 52 años que Roma tardó en someter a las otras dos potencias hegemónicas del momento: la griega[16], que ocupaba el sur itálico e insular, y, en particular, el cartaginés, que seguía manteniendo como objetivo el dominio de Sicilia, primero, e Italia, después. Se remonta, incluso, a la Primera Guerra Púnica (264-241)[17] para analizar los antecedentes y culmina la narración en el 146, fecha de la toma y destrucción de Corinto, primero, y de Cartago por Escipión, después, acción de la que fue testigo privilegiado.[18]

Pues bien, la redacción de una Historia Universal, en la que la concepción filosófica de la historia como devenir, de raigambre peripatética, le lleva, como hemos indicado, a un planteamiento de historiografía pragmática, propicia que el relato de este periodo de tiempo no sea escogido al azar y se adecue al objetivo de la obra, su ‘utilidad’. Así, en el largo proemio programático[19] inicial el análisis político ocupa el lugar preponderante:

 

1.1.5. τίς γρ οτως πάρχει φαλος ῥᾴθυμος νθρώπων ς οκ ν βούλοιτο γνναι πς κα τίνι γένει πολιτείας πικρατηθέντα σχεδν παντα τ κατ τν οκουμένην οχ λοις πεντήκοντα κα τρισν τεσιν π μίαν ρχν πεσε τν ωμαίων, πρότερον οχ ερίσκεται γεγονός.[20]

 

En este punto Polibio vuelve claramente sus ojos hacia modelos alejados de la historiografía retórica y trágica y, evidentemente, el pionero es la obra de Tucídides.[21] Sin embargo, su sana preocupación política[22] está más alejada del genial ateniense de lo que probablemente le gustaría escuchar al de Megalópolis.[23] En nuestra opinión, su punto de partida programático entronca más con el incipiente pensamiento político helenístico, que muestra especial interés en analizar, con cierta distancia temporal, las razones que llevaron a la crisis política a las repúblicas helenas en la segunda mitad del siglo V y primera del IV. Será, en efecto, Aristóteles quien aborde el estudio constitucional de una forma más analítica, como lo demuestra su Constitución de los atenienses -la única que nos ha sido legada de un proyecto que abordaba el estudio completo de 158 politeiai griegas-, que ofrece, ya con carácter científico, un recorrido por el desarrollo y funcionamiento de la norma del estado que atiende a su visión teleológica del proceso histórico.[24]

En definitiva, hay en el historiador arcadio una clara intención de ruptura con los modelos historiográficos predominantes en el pasado inmediato. Mas la voluntad del autor no se queda en el alejamiento de los modelos en boga y su simple sustitución por el eje política-guerra-hegemonía: en ese ‘volver sus ojos’ hacia sus antecesores encontramos una revisión y una de las críticas más aceradas –pero más innovadora, por su capacidad de análisis del género historiográfico- hacia quienes habían seguido, sin salirse del guión, dicha preceptiva.

 

2. Crítica literaria y método historiográfico[25]

Y es que así lo pone en evidencia en su conocido libro XII en el que realizó una de las labores de “crítica literaria”[26] más recordadas de la Antigüedad, tarea que, a la postre, iba a resultar demoledora en la conservación y transmisión de las obras que no se ajustaron a su canon historiográfico, en particular la de Timeo, que había gozado de gran predicamento hasta que el de Megalópolis desnudó todas sus contradicciones y contribuyó, sin duda, a la severa poda de testimonios comentada. En realidad, el criterio de Polibio responde a sus gustos y, a veces, a sus simpatías ideológicas. Pero iba a resultar decisivo en la desaparición de estos testimonios y contribuyó a consolidar la autoridad de los historiadores clásicos que la filología alejandrina, primero, y, posteriormente, la Segunda Sofística extendieron hasta el final del mundo clásico, pasando del papiro al códice.[27]

Sin embargo, pese a la evidencia de la robusta subjetividad del historiador, no cabe duda del rigor metodológico, que aplicará a sus juicios, y de la amplitud de su acervo literario. Así, citará a Homero (en especial en el libro XII: 12.21.3, 22.4, 251.1, 26.3.5 y 27.10; vid., también, 18.29.6; 30.10.6; 34.3.9, 4.4 y 11.20), Hesíodo (5.2.5; 6.11a.8), Simónides (29.26.1), Píndaro (4.3.1) y otros, entre los poetas célebres, y a los historiadores Heródoto (12.2.1), Tucídides (8.1.1), Jenofonte (6.45.19), sin que se desprendan críticas severas, sino, incluso, reconocimientos de autoridad.

Establece Polibio (12.25e.1) que la historiografía pragmática debe atender a tres ramas (τν ατν δ τρόπον κα τς πραγματικς στορίας παρχούσης τριμερος): el examen de las fuentes documentales (y su yuxtaposición en la narración), la inspección topográfica de los escenarios y el conocimiento de la actividad política. De ahí que se sucedan sus juicios negativos como historiador: hacia la historiografía trágica (particularmente a Filarco, en 2.56-63, aunque no tanto como historiador sino por lo que él considera ‘filoespartanismo’ en su tratamiento de la guerra de Cleómenes del 229-222);[28] y, desde luego, también hacia la historiografía retórica, sin que se libren de su rigor, en diferente medida, Éforo, Teopompo[29] y, por encima de todos, Timeo.

Así, Polibio critica al historiador ‘de biblioteca’, al escritor que se limita al manejo de fuentes previas, las cuales, en ocasiones, no son sino compilaciones de noticias ‘pre-cocinadas’, cada vez más alejadas de la veracidad histórica:

 

12.27.2. τούτων Τίμαιος τν δίω μέν, ττω δ τν δν ρμησε πρς τ πολυπραγμονεν. τν μν γρ δι τς ράσεως ες τέλος πέστη, τν δ δι τς κος ντεποιήσατο. […] 4. δι' ν δ' ατίαν ταύτην σχε τν αρεσιν εχερς καταμαθεν· τι τ μν κ τν βυβλίων δύναται πολυπραγμονεσθαι χωρς κινδύνου κα κακοπαθείας, άν τις ατ τοτο προνοηθ μόνον στε λαβεν πόλιν χουσαν πομνημάτων πλθος βυβλιοθήκην που γειτνισαν. 5. λοιπν κατακείμενον ρευνν δε τ ζητούμενον κα συγκρίνειν τς τν προγεγονότων συγγραφέων γνοίας νευ πάσης κακοπαθείας.[30]

 

A ello contrapone su metodología, basada en la investigación personal, que, al contrario de la que critica, supone muchos gastos y fatigas, aunque es de gran valor y la parte principal de la historia ( δ πολυπραγμοσύνη πολλς μν προσδεται ταλαιπωρίας κα δαπάνης, μέγα δέ τι συμβάλλεται κα μέγιστόν στι μέρος τς στορίας: 12.27.6). Y como argumento de autoridad cita los propios testimonios de los analistas (πραγματευομένων):

 

12.27.7. δλον δ τοτ' στν ξ ατν τν τς συντάξεις πραγματευομένων. μν γρ φορός φησιν, ε δυνατν ν ατος παρεναι πσι τος πράγμασι, ταύτην ν διαφέρειν πολ τν μπειριν· 8 δ Θεόπομπος τοτον μν ριστον ν τος πολεμικος τν πλείστοις κινδύνοις παρατετευχότα, τοτον δ δυνατώτατον ν λόγ τν πλείστων μετεσχηκότα πολιτικν γώνων.[31]

 

La crítica será particularmente demoledora hacia Timeo por sus innovaciones, que se apartaban, más que en ningún otro, de la historia política, (podrá leerse que ha legado una obra carente de utilidad, que es un autor incompetente para el género…), y atribuye su amplia difusión –cosa que parece molestarle- a la introducción de relatos fundacionales muy del gusto de los lectores (9.1.2-2; 10.21.3; 12.26d.1-3). Y todo ello pese a que continuaba su relato en el punto en el que finalizaba el de Timeo. Pero en el momento en el que el de Megalópolis abandonaba el modelo de historiografía fundacional, se oponía a Timeo y a la práctica totalidad de los historiadores romanos de su época que seguían un modelo similar: los anticuarios.

Sin embargo, en su análisis profundo de los hechos, y de acuerdo con su inspiración pragmática, que se centra en el devenir político de la historia, analiza la causa de su obra fallida, que atribuye a su inexperiencia y falta de rigor:

12.27a. Λοιπν δ τ πραγματικν ατ μέρος τς στορίας κ πάντων σύγκειται τν μαρτημάτων, ν τ πλεστα διεληλύθαμεν· τν δ' ατίαν τς μαρτίας νν ρομεν, τις οκ νδοξος μν φανεται τος πλείστοις, ληθινωτάτη δ' ερεθήσεται τν Τιμαίου κατηγορημάτων. δοκε μν γρ κα τν μπειρικν περ καστα δύναμιν κα τν π τς πολυπραγμοσύνης ξιν παρεσκευάσθαι κα συλλήβδην φιλοπόνως προσεληλυθέναι πρς τ γράφειν τν στορίαν, ν νίοις δ' οδες οτ' πειρότερος οτ' φιλοπονώτερος φαίνεται γεγονέναι τν π' νόματος συγγραφέων.[32]

 

Introduce así el historiador arcadio un principio que se nos antoja decisivo para la plena comprensión de su metodología: el de la experiencia y competencia en los temas que se tratan. De ahí, por ejemplo, su crítica hacia Calístenes -y a los historiadores de Alejandro en su conjunto; vid. 12.17-, al que desacredita, en 12.22.6, por atribuir a Alejandro una decisión militar ilógica –introducir a la falange entre la maleza, lo que rompería el orden de la formación-, cuando el lector conoce la habilidad del macedonio en el arte de la guerra, en la que le instruyeron ya desde su infancia. Inculpa, por ello, al historiador de que, por su poca habilidad, sea incapaz de distinguir lo posible de lo imposible:[33]

 

λεξάνδρ μν ον οκ ποιστέον τν τοιαύτην τοπίαν (δι τ πσιν) μολογουμένην παραλαμβάνεσθαι περ ατο τν ν τος πολεμικος μπειρίαν κα τριβν κ παιδός, τ δ συγγραφε μλλον, ς δι τν πειρίαν οδ τ δυνατν κα τ μ δυνατν ν τος τοιούτοις δύναται διευκρινεν.

 

La perfecta antítesis que contiene el texto (τν ν τος πολεμικος μπειρίαν/ τ δ συγγραφε […] πειρίαν) nos ilustra sobre uno de esos ámbitos en los que se hace más necesaria la μπειρία del narrador: el de la guerra. La πειρία de los historiadores ‘retoricistas’ en temas militares pasa a ser uno de los argumentos-fuerza en su ‘crítica literaria’ a la historiografía anterior. Al igual que Éforo, antes, Teopompo y Timeo adolecen de una gran impericia en temas militares:

 

12.25f.6. τ δ' ατ συμβαίνει κα Θεοπόμπ κα μάλιστα Τιμαί, περ ο νν λόγος· ο μν γρ ν πρ τν τοιούτων κεφαλαιώδη ποιήσωνται τν πόθεσιν, διαλανθάνουσιν, ο δ' ν βουληθσι διαθέσθαι κα συνυποδεξαί τι τν κατ μέρος, τοιοτοι φαίνονται κα πάντως οος φορος.[34]

 

En definitiva, el carácter libresco de una obra escrita por un erudito y no por un experto hace que Polibio considere la obra de Timeo inútil para la formación intelectual y sentencia definitivamente al historiador ápeiros, aunque haya hecho acopio de tratados especializados (πομνήματα) sobre las materias que trata y haya adquirido un gran saber leyendo a especialistas; por ello el escritor inexperto yerra (διαψεύδεσθαι τος πείρους):

 

12.28a. ς ες τέλος πειρος ν εκότως πέλαβε τ πάντων λάχιστον κα ῥᾷστον εναι μέγιστον κα χαλεπώτατον τος πραγματευομένοις τν στορίαν, λέγω δ τ συνάγειν πομνήματα κα πυνθάνεσθαι παρ τν εδότων καστα τν πραγμάτων. καίτοι γε περ τοτο τ μέρος νάγκη μεγάλα διαψεύδεσθαι τος πείρους·

 

3. Polibio: historia y μπειρία

Ciertamente, el concepto de empeiría recorre sus páginas, en particular hasta el libro XVIII. Aunque en una búsqueda informática hayamos detectado únicamente cuarenta y nueve pasajes en los que aparece dicho término –cantidad que resulta exigua frente a los 1243 de πόλεμος contabilizados-, los testimonios recopilados resultan muy esclarecedores para colegir la concepción historiográfica del de Megalópolis, ya que, en su mayoría, aluden a la competencia de generales, políticos –e historiadores-, protagonistas de su relato.

El libro I, con su largo Proemio programático, abunda en el uso de dicho término como criterio de cualificación del historiador:

Tras el ya citado 1.1.5, en el párrafo 6 puede establecerse una antítesis, ante el análisis político, entre la historia basada en la μπειρία frente a otros tipos de relato: τίς δ πάλιν οτως κπαθς πρός τι τν λλων θεαμάτων μαθημάτων ς προυργιαίτερον ν τι ποιήσαιτο τσδε τς μπειρίας;

En 1.4.11 considera que la historia monográfica aporta poca cosa al conocimiento y a la credibilidad de los hechos recogidos: δι παντελς βραχύ τι νομιστέον συμβάλλεσθαι τν κατ μέρος στορίαν πρς τν τν λων μπειρίαν κα πίστιν.

 

Pero también se refleja la importancia de este concepto en hechos ejemplificadores que nos transmite la historia y que, por ello, le dan su naturaleza pragmática, útil –que anticipa el Historia vero testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia vetustatis que inmortalizó Cicerón (De Oratore 2.9.36):

Aníbal el rodio desafía el sólo a la flota romana por inexperiencia (1.47.1) y los romanos sufren desastres navales por la misma razón (1.54.6)

En 1.57.2, destaca Polibio la conjunción de vigor y ambición en Amílcar Barca y su rival el cónsul romano Lucio Junio, en las escaramuzas de la Primera Guerra Púnica, que atribuye a su competencia y capacidad: κ δ τς καθόλου τν νδρν νεργείας κα τς κατέρου φιλοτιμίας στι κα τς μπειρίας ατν κα τς δυνάμεως.

En 1.84.6 subraya, de manera antitética, el contraste entre la experiencia (y fuerza) de un verdadero estratego y la inexperiencia de un simple soldado (en este caso los 40.000 mercenarios africanos que acechaban a Amílcar y que acabaron aniquilados): διαφορν μπειρία μεθοδικ κα στρατηγικ δύναμις πειρίας κα τριβς λόγου (κα) στρατιωτικς.

 

En los libros que suceden al Proemio encontramos, igualmente, permanentes referencias a la posesión o carencia de μπειρία entre los protagonistas de acciones bélicas:

En 3.39.8 dice de Aníbal que actuó μπείρως κα φρονίμως.

En 5.20.7 explica que los mesenios habían planteado pésimamente su defensa de Filipo V (τλλα πάντα κακς βουλευσάμενοι), entre otras razones, porque no se habían puesto en manos de comandantes con experiencia: μήτε πιστεύοντες μπείροις.

Seleuco Cerauno quiere a Epígenes como comandante en la campaña contra Antíoco, por su experiencia militar: δι τν μπειρίαν τν πολεμικν συστρατεύειν (5.50.4)

Ante la campaña de Antíoco, Ptolomeo asigna un mando en función de la aptitud de cada uno: εχον δ κα τς γεμονίας καστοι τν προειρημένων νδρν οκείας τας δίαις μπειρίαις (5.65.1).

Los selgueos envían a un estratego que podía sorprender al enemigo por el conocimiento del terreno τας τν τόπων μπειρίαις (5.73.2). El aspecto topográfico aparece como fundamental para alguien de la competencia topográfico-geográfica de Polibio (se repite en 8.15.4, 8.20.1, 14.3.7 y 18.19.9).

En 6.52.1 pondera la capacidad naval cartaginesa que atribuye a que se transmiten los conocimientos de padres a hijos: δι τ κα πάτριον ατος πάρχειν κ παλαιο τν μπειρίαν ταύτην.

Publio Cornelio Escipión decide atacar Cartagena porque en la guarnición sólo hay mil soldados con experiencia en combate (μάχιμοι νδρες) mientras que el resto, aunque numerosos, son hombres inexpertos: πέχον πολεμικς μπειρίας (10.8.5); los íberos que desertan del partido cartaginés (10.36.1); los nómadas conocen bien el intrincado camino a Hircania (10.48.8).

En 10.24.1 subraya que nada es tan necesario como la pericia de los comandantes: οδν ναγκαιότερον εναι τς τν κατ μέρος γεμόνων μπειρίας; lo mismo cabe para el de caballería (10.24.4).

En 11.8.2 indica los tres medios para llegar a ser un buen general: el primero, mediante obras especializadas y por los conocimientos que ellas proporcionan; en segundo lugar, por la metodología y por la enseñanza de los hombres experimentados y, en tercero, por la destreza práctica en asuntos bélicos: μν δι τν πομνημάτων κα τς κ τούτων κατασκευς, τέρου δ το μεθοδικο κα τς παρ τν μπείρων νδρν παραδόσεως, τρίτου δ το δι τς π' ατν τν πραγμάτων ξεως κα τριβς. Los generales aqueos, añade, no sabían nada de esto.

Ante la muerte de Macánidas en Mantinea, Polibio reflexiona sobre el hecho de que en la guerra todo sucede en función de la habilidad o torpeza de los comandantes: τι πλεστα τν κατ πόλεμον συντελουμένων (παρ τν τν γουμένων) μπειρίαν κα πάλιν πειρίαν πιτελεται (11.14.2).

En una situación crítica (11.29.6), Escipión dice a los soldados romanos amotinados que, si han elegido a sus cabecillas por sus conocimientos y excelencia (τας μπειρίαις τν νν προχειρισθέντων γεμόνων κα τας ρετας πιστεύοντες) acatarán la advertencia que él les lanza.

 

No obstante, esta serie de ejemplos prácticos –al igual que otros en los que no aparece el término analizado- nos conducen a las reflexiones polibianas sobre el método historiográfico propiamente dicho cuya función es suministrar información útil a quienes se encuentren en situación de precisarla:

 

En 5.75.6 Polibio atribuye la caída de Selgue, a manos de Aqueo, al olvido de peripecias semejantes en el pasado para las que resulta indudable la utilidad de la historia, por medio de la cual se pueden adquirir esos conocimientos y experiencia:

κάστοις περιπετείας ο ποιούμεθα προχείρους, λλ σίτου μν κα χρημάτων πλθος, τι δ τειχν κα βελν κατασκευάς, μετ πολλς ταλαιπωρίας κα δαπάνης τοιμαζόμεθα πρς τ παράδοξα τν συμβαινόντων, δ' στ ῥᾷστον μν τν ντων, μεγίστας δ παρέχεται χρείας ν τος πισφαλέσι καιρος, τούτου πάντες κατολιγωρομεν, κα τατα δυνάμενοι μετ' εσχήμονος ναπαύσεως μα κα διαγωγς κ τς στορίας κα πολυπραγμοσύνης περιποιεσθαι τν τοιαύτην μπειρίαν.[35]

Esto se corresponde con el preámbulo sobre el método cronológico (5.31.3), en el que se muestra convencido de proporcionar a los estudiosos conocimientos suficientes que surgen de su competencia en la materia (κανν τος φιλομαθοσι πεπείσμεθα παρασκευάζειν μπειρίαν), para evitar que yerren en la datación de los hechos.

 

El criterio de la experiencia personal incide, incluso, en la selección del lapso de tiempo que abarca el relato. Así, frente a relatos de historia universal precedentes, de dudosa fiabilidad, porque parten de un tiempo mítico (como el Retorno de los Heráclidas en Éforo), Polibio, en el Proemio al libro IX entronca con la tradición tucidídea al atender a hechos próximos:[36]

 

9.2.4 δ πραγματικς τρόπος νεκρίθη πρτον μν δι τ καινοποιεσθαι συνεχς κα καινς ξηγήσεως δεσθαι τ μ συμβατν εναι τος ρχαίοις τ τς πιγινομένας πράξεις μν ξαγγελαι, [5] δεύτερον δ κα δι τ πάντων φελιμώτατον ατν κα πρ το μέν, μάλιστα δ νν πάρχειν, τ τς μπειρίας κα τέχνας π τοσοτον προκοπν εληφέναι καθ' μς στε πν τ παραππτον κ τν καιρν ς ν ε μεθοδικς δύνασθαι χειρίζειν τος φιλομαθοντας.[37]

 

Esta información nos retrotrae a la cuestión misma del método histórico de Polibio y a su idea característica de la “utilidad de la historia”. Y en este punto quedan invalidadas las obras de quienes adolecen de dicha competencia, en particular las de los historiadores que han sido objeto de su implacable crítica literaria:[38]

 

En 12.25f reconoce en Éforo competencia -κατ τν μπειρίαν (εκς)- en la narración de batallas navales -como cuando narra la de Cnido-, pero se lo discute en las terrestres; de Teopompo y Timeo tiene todavía peor opinión por su absoluta falta de experiencia en cuestiones políticas y militares, como indica en 12.25g.1, uno de los pasajes más definitivos para el análisis de su obra: τι οτε περ τν κατ πόλεμον συμβαινόντων δυνατόν στι γράψαι καλς τν μηδεμίαν μπειρίαν χοντα τν πολεμικν ργων οτε περ τν ν τας πολιτείαις τν μ πεπειραμένον τν τοιούτων πράξεων κα περιστάσεων. A lo que añade la conclusión de que, en estas condiciones, la obra de simples eruditos, sin experiencia, carece de cualquier “utilidad”. Y si privamos a la historia de su “utilidad”, lo que queda de ella es insignificante e inservible: [2] λοιπν οτ' μπείρως π τν βυβλιακν οτ' μφαντικς οδενς γραφομένου συμβαίνει τν πραγματείαν πρακτον γίνεσθαι τος ντυγχάνουσιν· ε γρ κ τς στορίας ξέλοι τις τ δυνάμενον φελεν μς, τ λοιπν ατς ζηλον κα νωφελς γίνεται παντελς.[39] Y culmina su crítica personificándola en Timeo,[40] por su inexperiencia ([3] ντες τριβες τς τοιαύτης μπειρίας) y por no conocer (δι τν ορασίαν), ni siquiera, los lugares de los que habla.

 

En consecuencia, bajo su punto de vista, el historiador ha de ser un buen conocedor de la materia sobre la que escribe, y no podrá considerarse tal quien no lo sea particularmente en dos temas, el político y el militar, que vuelven a aparecer unidos, como en los comienzos del género, en particular en la obra de Tucídides.

 

4. Polibio: historia y πόλεμος

Así pues, vistos el concepto general de la πραγματικ στορία polibiana, su total alejamiento de la historiografía retórica, trágica y alejandrina, y la exigencia de competencia en las materias del relato, la vuelta a los modelos del siglo V se hacen inevitables. Y en este regreso a la historiografía clásica, los conflictos bélicos, indefectiblemente, debían ser el eje articulador del relato.[41]

Es bien sabido que es Heródoto, como pionero del género, el que determina que el estudio de la guerra, sus causas, hechos más destacados y sus consecuencias, constituyen el hilo conductor de la narración histórica, aunque todavía mantiene cierto regusto épico al señalar entre sus fines que las acciones μεγάλα τε κα θωμαστά no queden sin gloria (κλε).[42] Pero es, sin duda, a partir de Tucídides,[43] cuando la experiencia y el conocimiento personal determinarán la cualificación del historiador para la narración de sucesos militares, como ya se ha subrayado en las páginas precedentes. Tampoco podemos sustraernos al componente de la experiencia práctica que se acentúa en el siglo IV con la pedagogía socrática que impregna la obra de Jenofonte, además, de un experto comandante de caballería, lo que se traduce en un alto nivel de especialización y en la composición de tratados técnicos que recogen el material monográfico excluido de la narración historiográfica.[44] De ahí que no haya juicio negativo sobre él en la obra polibiana -en 12.25f. admitía incluso en Éforo competencia en la narración de batallas navales-.[45] No es extraño, por ello, que el valor didáctico y paradigmático de la historia estén presentes en las habituales reflexiones metodológicas de nuestro autor:

 

1.35.9. ξ ν συνιδόντι καλλίστην παιδείαν γητέον πρς ληθινν βίον τν κ τς πραγματικς στορίας περιγινομένην μπειρίαν· [10] μόνη γρ ατη χωρς βλάβης π παντς καιρο κα περιστάσεως κριτς ληθινος ποτελε το βελτίονος.[46]

Podrían, incluso, postularse las huellas del estoicismo[47], cuando opina, en 3.4.10, que nadie adquiere empeiría y techne en una materia por el simple hecho de tener su conocimiento adquirido (τς μπειρίας κα τέχνας ατς νεκα τς πιστήμης), sino que actuamos por el placer que sigue a las obras, por la belleza o por la conveniencia (δέων καλν συμφερόντων).

No obstante, Polibio no se limita a ser continuador de una tradición historiográfica concreta, en la que la guerra tenía un papel vertebrador, sino que él es en sí mismo un “historiador militar”, tomando las palabras de Marsden,[48] con experiencia acreditada en su actividad como soldado, como hemos apuntado.

Pese a que excedería el ámbito de este trabajo revisar las detalladas descripciones y análisis de las cuestiones militares de su relato, no podemos sustraernos, al menos, a recordar algunos ejemplos de su acreditada competencia, como en su relato de la batalla de Cannas (3.107-117), con una muy interesante reflexión sobre el peso de la caballería en la victoria cartaginesa, frente a la preeminencia de la infantería en el ejército romano (3.117.4-5); es, también, sobresaliente la exactitud en los datos de la batalla de Trasimeno (3.83-85).[49] Por el contrario, en ocasiones se le achaca la falta de explicaciones más detalladas junto al rico material militar que aporta, algo que es comprensible en un historiador de su rigor a la hora de omitir la exposición de material monográfico que rebasa los límites del género.[50]

Sin embargo, no creemos que Polibio sea sólo un historiador militar porque trate dicha materia –algo lógico en su vuelta al modelo historiográfico clásico-, sino que lo es, sobre todo, desde un punto de vista propiamente literario. En nuestra opinión, las Historias de Polibio deben entenderse desde la pluma de un experto en historiografía militar, como puede apreciarse, particularmente, en la narración de las operaciones militares y en la fría exposición de datos sin comentarios personales del autor.[51] Pero también atesora dicha cualidad la existencia de noticias concretas sobre su actividad como historiador militar.

La prueba más concluyente es su actividad como escritor que, ya en su juventud, habría conocido la composición de unos Comentarios tácticos –a los que alude el propio autor en 9.20.4: πρ ν μν ν τος περ τς τάξεις πομνήμασιν κριβέστερον δεδήλωται[52]-, lo que explica los sólidos fundamentos de los que hace gala en sus Historias. De hecho, en ésta misma dedica una parte del libro IX (9.12-20)[53] a exponer una detallada digresión sobre el arte militar en la que, como hemos dicho, cita su tratado, lo que nos hace pensar que incluye materiales de ese opúsculo de juventud. Así, el criterio de la experiencia y el conocimiento de la materia, que hemos analizado previamente, vuelven a aparecer:

En 9.14.9, considera que, en una marcha, no se puede llegar a tiempo si se carece de experiencia: κα μν οδν πρς τν δέοντα καιρν ξικέσθαι δυνατν νευ τς τούτων μπειρίας, λλ ποτ μν στερεν, ποτ δ προτερεν νάγκη.

En 9.19.3, recuerda el desastre del ejército ateniense, bajo al mando de Nicias, en el sitio de Siracusa, por la falta de hombres experimentados en sus tropas: καίτοι γε παρ τν μπείρων στορήσας μόνον περ τούτων δυνατς ν οχ οον παραλιπεν δι τ τοιατα τος δίους καιρούς, λλ κα συνεργος χρήσασθαι δι τν τν πεναντίων γνοιαν· Concluye que, la impericia del adversario, les resulta de gran provecho a los hombres experimentados: γρ τν πέλας πειρία μέγιστον φόδιον γίνεται τος μπείροις πρς κατόρθωσιν.

 

Sin embargo, aunque no podemos reproducir aquí el pasaje mencionado, por su extensión, el esquema narrativo basado en la cita de ejemplos históricos concretos, a los que sucede el análisis especializado de los aspectos técnicos del ejemplo aducido,[54] con conclusión respecto del acierto o error con el que se procedió, nos recuerda claramente el estilo del género iniciado por Eneas el Táctico en el siglo IV (es más, nos atrevemos a pensar que, con meras modificaciones formales, este pasaje corresponda a una parte de los Comentarios perdidos).

De lo que no cabe duda es de su vinculación a la tradición prosística militar[55], como lo demuestra su referencia a otros tratadistas, como el citado Eneas, cuya Poliorcética cita –aunque con el título de Tratado de estrategia, que parece surgido de su pluma- y del cual pone objeciones a su método de señales de fuego, en 10.44: Ανείας δ βουληθες διορθώσασθαι τν τοιαύτην πορίαν, τ περ τν Στρατηγικν πομνήματα συντεταγμένος, βραχ μέν τι προεβίβασε, το γε μν δέοντος κμν πάμπολυ τ κατ τν πίνοιαν πελείφθη. Reconoce que el Táctico trató de remediar los defectos de su sistema, que progresó algo en su intento, pero concluye que, todavía, quedó muy lejos del mínimo indispensable que se había propuesto. Y sigue comentándolo hasta el final del capítulo.

Precisamente, a este pasaje alude Eliano[56] en su Táctica (3.4): ρον δ ατς θεντο Ανείας μν πιστήμην εναι πολεμικν κινήσεων, Πολύβιος δέ, άν τις πλθος τακτον παραλαβν τοτο συγκρίν κα καταλοχίσας συλλοχίσ παιδεύσ τε χρησίμως τ πρς τν πόλεμον, en lo que, para algunos críticos, podría responder al uso del Tratado perdido de Polibio.[57] Según otros estudiosos, también puede establecerse una conexión entre el cap. 14 de la Táctica de Eliano y el pasaje en el que Polibio describe las armas de la falange macedonia (18.29).[58]

 

5. Conclusión

En definitiva, Polibio se nos presenta como escritor y soldado experto en materias militares, no sólo en su condición de reconocido historiador del final del periodo helenístico -del cual fue testigo y partícipe privilegiado-, sino también en la tradición de la especializada historiografía militar de la cual fue autoridad y, como en la narración histórica, experto crítico. No cabe duda de que Polibio era, ante todo, un profesional de la milicia, pero además muy leído. Así, frente a la historiografía retórica, trágica y alejandrina, recupera el viejo método de los iniciadores del género. En particular del ateniense Tucídides, pero también de Jenofonte, militares de profesión que, probablemente en una edad avanzada, reflexionaron y escribieron sobre los acontecimientos de su tiempo. Aplica, por ello, el axioma de aquellos en el sentido de que sólo el experto en el arte militar puede adentrarse en el relato de conflictos de envergadura, como los que él conoció y vivió, de primera mano, en las Guerras Púnicas que alumbrarían un nuevo poder hegemónico: el de Roma. Y en este contexto sólo la μπειρία faculta para el relato de πόλεμος.

En último término, Polibio supo evaluar la importancia de la guerra en el desarrollo de la πολιτεία romana.[59] Así, Polibio, que redactó su “universal” obra desde la perspectiva de un soldado que había visto languidecer la gloria de su patria, por la que había luchado en los campos de batalla, trata de analizar y explicar las causas del empuje de un poder imparable que, desde las tierras del Lacio, había sido capaz de someter el talento militar de los griegos de la Magna Grecia, primero, macedonio, después, para acabar aniquilando al feroz enemigo cartaginés, cuya capital vio sucumbir al lado de Publio Cornelio Escipión Emiliano. Y atribuye esa causa a la perfecta conjunción entre πολιτεία y πόλεμος. Desde su mirada castrense,[60] la historia del alumbramiento de un nuevo poder hegemónico debía redactarse desde la pluma de quien pudiera analizar el desarrollo y consolidación de ese poder emergente gracias a los méritos contraídos en el campo de batalla que sólo un experto (μπειρία) en esas lides (πόλεμος) podía ser capaz de escribir (στορία). Hacemos, pues, nuestras las atinadas palabras de Caballero respecto del historiador de Megalópolis:[61]

 

“Polibio supo comprender la trascendencia del nuevo orden, algo que difícilmente podía ser explicado bajo el efectismo y la estrechez de miras de la historiografía que le había precedido. Adaptó la historiografía tucidídea a la nueva situación, escribiendo una historia del mundo contemporáneo sobre la base de su propia competencia política y militar, de una escrupulosa atención por la verdad de los hechos y de una rigurosa metodología. Así, Polibio, y esto le distingue, con sus Historias ha nadado contracorriente de las principales tendencias historiográficas de la época helenística y ha restituido a la historiografía la dignidad científica que le había dado Tucídides”.

 

 

José Vela Tejada

Universidad de Zaragoza

jvela@unizar.es


 

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[1] La realización de este trabajo ha sido financiada por el Grupo Investigador Consolidado “Byblíon” (H 52), auspiciado por la Consejería de Industria e Innovación (Gobierno de Aragón) y el Fondo Social Europeo, y se enmarca dentro de las investigaciones del Proyecto de Investigación FFI 2011-27501 (Dirección General de Investigación, MINECO).

[2] Una provechosa puesta al día de los trabajos sobre nuestro historiador, aparecidos entre los años 1975 y 2000, puede consultarse en Walbank (2002: 1-27).

[3] Walbank (1972: 96) define de manera sencilla dicha propuesta: “it was also a theory well adapted to his own purpose of drawing political and military lessons from history, and in that way it contributes in no small degree to the ultimate success of his πραγματικὴ ἱστορία”. Νο cabe duda de que hay un afán didáctico –más que técnico, como lo demuestra el uso frecuente de la primera persona, dirigiéndose al lector-, que prioriza lo útil frente a lo hermoso y agradable. Y es que, una vez más, hay que tener en cuenta el addressée de la obra literaria, en el caso que nos ocupa hombres de estado, duchos en materia política y militar. Una actualización de la cuestión puede encontrarse en el capítulo “The Polybian narrator” en Miltsios (2013: 115-146). Cf., asimismo, Pédech (1964: 21-32).

[4] Tucídides (1.22.4-5) nos informa de que su objetivo es que su trabajo sea útil para cuantos quieran conocer con claridad lo sucedido y lo que volverá a suceder, de forma semejante o parecida, dada la condición humana: ὅσοι δὲ βουλήσονται τῶν τε γενομένων τὸ σαφὲς σκοπεῖν καὶ τῶν μελλόντων ποτὲ αὖθις κατὰ τὸ ἀνθρώπινον τοιούτων καὶ παραπλησίων ἔσεσθαι, ὠφέλιμα κρίνειν αὐτὰ ἀρκούντως ἕξει; a esto añade, por primera vez, el concepto de la utilidad de la obra (ὠφέλιμα) que reaparece con fuerza en Polibio. Cf. Kagan (2014: 48).

[5] Walbank (1972: 157-183) y Musti (1978: 146-147) plantean en Polibio la aceptación de la realidad imperial que debía considerarse positiva por la cualidad de los hombres que la crearon y por las condiciones de unidad y estabilidad que el Imperio Romano trajo consigo. Fue acertado, por parte de Eckstein (1995: 28 y ss.), no olvidarse del ethos aristocrático del autor, que pasa por “physical combat, heroism, and glorious acceptance of death”.

[6] Cf. Troiani (1979: 9-19) y Canfora (1993: 840-841).

[7] En particular, en el libro sexto, en el que, aunque fragmentario, podemos comprobar cómo interrumpe la narración, voluntariamente, para analizar la constitución romana, en la idea, como apunta Díaz Tejera (1975: 23-34), de que fue la causa profunda que explica la realidad histórica narrada. Así lo hace observar en 6.14-5 (idem en 3.118.11), τὸν ὑπὲρ αὐτῆς τῆς Ῥωμαίων πολιτείας ποιησόμεθα λόγον, νομίζοντες οὐ μόνον πρὸς τὴν τῆς ἱστορίας σύνταξιν οἰκείαν εἶναι τὴν περὶ αὐτῆς ἐξήγησιν, ἀλλὰ καὶ πρὸς τὰς τῶν πολιτευμάτων διορθώσεις καὶ κατασκευὰς μεγάλα συμβάλλεσθαι τοῖς φιλομαθοῦσι καὶ πραγματικοῖς τῶν ἀνδρῶν. Cf., asimismo, Eisen (1966: 24-35), Walbank (1972: 130-156), Pédech (1964: 331-354) y Canfora (1993: 834-840).

[8] Vid. Pédech (1964: 331-354); Canfora (1993: 832-834).

[9] De hecho, Polibio se tenía por un experto en la materia y criticaba, con su renombrada acritud, a quienes juzgaba impostores, como al masaliota Piteas y a su hipotética navegación atlántica: “¿cómo iba a poder recorrer y navegar tales distancias un simple particular y, encima, pobre?” (trad. Balasch Recort 1983: 418): φησὶ δ' οὖν ὁ Πολύβιος ἄπιστον καὶ αὐτὸ τοῦτο πῶς ἰδιώτῃ ἀνθρώπῳ καὶ πένητι τὰ τοσαῦτα διαστήματα πλωτὰ καὶ πορευτὰ γένοιτο (34.5.7; en realidad, parece que todo el libro constituiría un logos geográfico). Precisamente, este pasaje se ha conservado gracias a la cita de Estrabón 2.4.2, quien lo tuvo como una de las autoridades principales, junto a Posidonio, lo que demuestra su predicamento en el género. De su ἐμπειρία en la materia habla también la noticia que nos ha transmitido Plinio (Hist. Nat. 5.9), según la cual el mismo Escipión Emiliano, cuando estaba preparando la campaña africana, le puso al frente de un escuadrón para que explorara ese continente, hasta las “Columnas de Hércules”, y la transmitida por Plutarco (Cat. Mai. 9 = Polib. 35.6.4), en la que se relata cómo, en una sesión del Senado, el censor ironizó sobre la identificación entre nuestro escritor y Odiseo, el navegante, para rechazar su petición de amnistía para los desterrados de Acaya. El mismo Polibio (12.27.10) remite a Homero y a la figura de Odiseo —cita incluso los versos de Od. 1.1-3 y 8.183— como autoridades en navegación geográfica, frente a los relatos de este tenor recogidos por los ‘falsos’ historiadores a los que él está desautorizando en este libro clave para la comprensión de su método historiográfico. El carácter estructural del ámbito geográfico en la obra de Polibio ha sido abordado sistemáticamente por Walbank (1972: 117-128 y en la recopilación de trabajos de 2002: 31-52).

[10] “L’histoire qu’il écrit est universelle, comme l’empire romain”, dirá Pédech (1964: 604; vid., también, 515-598).

[11] En este sentido el propio Polibio, en 5.33.2, destaca la excepción de Éforo como el primero y el único que realmente se propuso confeccionar una Historia Universal: τὸν πρῶτον καὶ μόνον ἐπιβεβλημένον τὰ καθόλου γράφειν) y, critica, por contra, a los escritores de epítomes sobre las Guerras Púnicas (cf. Walbank (1979a: 563). Al respecto, vid. también Pédech (1964: 496-514).

[12] Es éste uno de los argumentos de la crítica de Polibio al “estilo genealógico” de Éforo, al que contrapone el “político”, por él cultivado: τὸν μὲν γὰρ φιλήκοον ὁ γενεαλογικὸς τρόπος ἐπισπᾶται, τὸν δὲ πολυπράγμονα καὶ περιττὸν ὁ περὶ τὰς ἀποικίας καὶ κτίσεις καὶ συγγενείας, καθά που καὶ παρ' Ἐφόρῳ λέγεται, τὸν δὲ πολιτικὸν ὁ περὶ τὰς πράξεις τῶν ἐθνῶν καὶ πόλεων καὶ δυναστῶν. ἐφ' ὃν ἡμεῖς ψιλῶς κατηντηκότες καὶ περὶ τοῦτον πεποιημένοι τὴν ὅλην τάξιν, πρὸς ἓν μέν τι γένος, ὡς προεῖπον, οἰκείως ἡρμόσμεθα, τῷ δὲ πλείονι [5] μέρει τῶν ἀκροατῶν ἀψυχαγώγητον παρεσκευάκαμεν τὴν ἀνάγνωσιν (9.1.4-5). Cf. Walbank (1979b: 116-117).

[13] Cf. Eisen (1966: 92); Iglesias Zoido (1989: 125-132).

[14] Como observa Pédech (1964: 92; 449-466), el sistema de datación no fue una innovación de Polibio sino que en ello seguía al por él denostado Timeo, pionero en este criterio cronológico, y a Eratóstenes, que lo perfeccionó; el propio Polibio (12.11.1) alude a ello. Vid., asimismo, Walbank (1972: 97-117) y (1979b: 347-348).

[15] De hecho, en 8.2.11, se reafirma en el método con las objeciones que pone a quienes afirman que, a través de la historia monográfica, se puede adquirir competencia para la historia universal y común: ταῦτα μὲν οὖν ἡμῖν εἰρήσθω πρὸς τοὺς ὑπολαμβάνοντας διὰ τῆς τῶν κατὰ μέρος συντάξεως ἐμπειρίαν ποιήσασθαι τῆς καθολικῆς καὶ κοινῆς ἱστορίας.

[16] A este respecto Walbank (1974: 31) apuntó que el objetivo de Polibio fue, en último término, “to explain to the Greek world the causes and course of Rome’s rise to world power”. Vid. Pédech (1964: 99-203)

[17] Eisen (1966: 166 y ss.), por ejemplo, dedica una atención especial al papel de este conflicto en la interpretación de la obra del megalopolitano: “Die Interpretation der Darstellung des ersten punischen Krieges bei Polybios soll zeigen, wie er die römischen Politik dieses Zeitraumes in Perioden geschieden und mit welcher Methode er diese Epoche dargestellt hat”. Conceptos como φιλοτιμία, μεγαλοψυχία y ὀργή aparecen con frecuencia detrás del comportamiento y ambición de los contendientes.

[18] Canfora (1993: 831) “a partire da quel momento lo spirito di conquista romano e la sua progressiva realizzazione unificano (in rebus gestis) il mondo mediterraneo e rendono intimamente unitaria la corrispettiva Historia rerum gestarum”. Sobre esta cuestión, Walbank (1972: 183) introduce un interesante matiz con el objetivo final de nuestro autor, fiel reflejo de su transparente personalidad en la narración: “Polybius wrote his main Histories under the stimulus of an idea, but that he wrote his last ten books mainly because he had material to hand and a personal story to tell […]. The Histories begin by being focused on Rome, they end by being focused on Polybius, perhaps an anti-climax, but one which throws some light on the man who wrote them”.

[19] En efecto, resulta novedoso el hecho de que Polibio se aparta de la práctica historiográfica habitual al comenzar con una amplia deliberación sobre el género que va a cultivar. Cf. Miltsios (2013: 7 y ss.)

[20] Vid. Balasch (1981a: 56): “En efecto, ¿puede haber algún hombre tan necio y negligente que no se interese en conocer cómo y por qué género de constitución política fue derrotado casi todo el universo en cincuenta y tres años no cumplidos, y cayó bajo el imperio indisputado de los romanos? Se puede comprobar que antes esto no había ocurrido nunca”. No es extraño que este pasaje se repita en el libro sexto (6.2.3) en el que entra a fondo en el debate constitucional. Cf. Walbank (1979a: 40)

[21] A este respecto, una de las críticas a Timeo más acendrada es la de ‘falsear’ los discursos, que en Tucídides eran santo y seña, crítica que aparece vinculada a su definición la función de la historia: 12.25a. οὐ γὰρ τὰ ῥηθέντα γέγραφεν, οὐδ' ὡς ἐρρήθη κατ' ἀλήθειαν, ἀλλὰ προθέμενος ὡς δεῖ ῥηθῆναι, πάντας ἐξαριθμεῖται τοὺς ῥηθέντας λόγους καὶ τὰ παρεπόμενα τοῖς πράγμασιν οὕτως ὡς ἂν εἴ τις ἐν διατριβῇ πρὸς ὑπόθεσιν ἐπιχειροίη ὥσπερ ἀπόδειξιν τῆς ἑαυτοῦ δυνάμεως ποιούμενος, ἀλλ' οὐκ ἐξήγησιν τῶν κατ' ἀλήθειαν εἰρημένων. 25b. Ὅτι τῆς ἱστορίας ἰδίωμα τοῦτ' ἐστὶ τὸ πρῶτον μὲν αὐτοὺς τοὺς κατ' ἀλήθειαν εἰρημένους, οἷοί ποτ' ἂν ὦσι, γνῶναι λόγους, δεύτερον τὴν αἰτίαν πυνθάνεσθαι, παρ' ἣν ἢ διέπεσεν ἢ κατωρθώθη τὸ πραχθὲν ἢ ῥηθέν· ἐπεὶ ψιλῶς λεγόμενον αὐτὸ τὸ γεγονὸς ψυχαγωγεῖ μέν, ὠφελεῖ δ' οὐδέν· προστεθείσης δὲ τῆς αἰτίας ἔγκαρπος ἡ τῆς ἱστορίας γίνεται χρῆσις (“Ni reproduce lo que se dijo ni respeta la forma en que se dijo: precisa lo que se hubiera debido decir, revisa los discursos realmente pronunciados y lo que se derivó de ellos en el desarrollo de los hechos, como si uno, en la escuela de retórica intentara hacer una demostración de la capacidad propia, pero no una reproducción del discurso pronunciado realmente. 25b. Es función propia de la historia, primero, conocer los discursos tal como fueron efectivamente pronunciados; en segundo lugar, averiguar las causas que hicieron fracasar o tener éxito los planes formulados en ellos, porque la simple narración de los hechos atrae al espíritu, pero es estéril; si se añaden las causas, el recurso a la historia es fructífero”; Balasch 1981b: 502-503). Sin embargo, como matiza el trabajo de Wiedemann (1990: 300), Polibio no critica el género retórico sino el mal uso en manos de un mal historiador; y, de hecho, él mismo se nos muestra innovador en el uso de herramientas retóricas. En relación con los discursos, cf. Pédech (1964: 254-302); Walbank (1979b: 385-387).

[22] En 12.28.2-3, frente a la república de los filósofos de Platón, llega más lejos al considerar que “la historia funcionará bien cuando la escriban los políticos y su dedicación a ella no les sea algo marginal, como ahora” (ὁ μὲν οὖν Πλάτων φησὶ τότε τἀνθρώπεια καλῶς ἕξειν, ὅταν ἢ οἱ φιλόσοφοι βασιλεύσωσιν ἢ οἱ βασιλεῖς φιλοσοφήσωσι· 3. κἀγὼ δ' ἂν εἴποιμι διότι τὰ τῆς ἱστορίας ἕξει τότε καλῶς, ὅταν ἢ οἱ πραγματικοὶ τῶν ἀνδρῶν γράφειν ἐπιχειρήσωσι τὰς ἱστορίας, μὴ καθάπερ νῦν παρέργως); Balasch (1981b: 523). De acuerdo con Walbank (1979b: 410) se trata de una cita muy conocida que Polibio cita de memoria.

[23] En efecto, al señalar Tucídides en su Proemio que el conflicto que iba a narrar era el más grande acaecido (ἀρξάμενος εὐθὺς καθισταμένου καὶ ἐλπίσας μέγαν τε ἔσεσθαι καὶ ἀξιολογώτατον τῶν προγεγενημένων), su material perdía relevancia para Polibio; con Rood (2012: 67), “one argument often proposed for Polybius' lack of interest in Thucydides can be turned on its head. It is precisely the lack of relevance of fifthcentury Athens to the world of Polybius that gave him the freedom to use Thucydides' historical analysis without becoming embroiled in the problems of partisanship that beset his explicit engagement with other historians”. En consecuencia, el mayor número de citas del ateniense se dan en el contexto de la Primera Guerra Púnica, por los paralelismos entre los ataques, cartaginés y ateniense, a Sicilia. Vid., en detalle, Miltsios (2013: 13-29 y 30-47).

[24] Cf. Vela (2006: 1054): “Centra en la constitución política el objeto de su investigación que consistirá en un estudio comparado de todas las constituciones a partir del cual averiguar la causa de su correcto, o no, funcionamiento y, en consecuencia, establecer el modelo de la mejor forma de gobierno” (respecto del principio de la αἰτία, cf. Pédech 1964: 54-98). Sobre este particular resulta revelador el juicio que Aristóteles emite en su Ética a Nicómaco (1181b) sobre testimonios políticos precedentes a los que resta validez por haber dejado sin investigar lo referente a la legislación.

[25] En relación con el método de trabajo del historiador para el relato de los hechos más remotos vid. Walbank (2002: 178-192). Asimismo, para profundizar en la intertextualidad literaria de nuestro autor respecto de los autores que aquí mencionamos, resulta de referencia obligada el estupendo trabajo editado por Schepens y Bollansée (2005), en particular los de A. L. Chávez, para Éforo (pp. 19-54), C. Bearzot, para Teopompo (pp. 55-71), L. Prandi, para Calístenes (pp. 73-87), R. Vattuone, para Timeo y los historiadores de occidente (pp. 89-122), G. Schepens, para Filarco y los ‘trágicos’ (pp. 141-164).

[26] Cf. Pédech (1964: 42): “Vis-à-vis des auteurs, ancients ou récents, Polybe adopte d’abord une attitude critique. Son Histoire est parsemée de morceaux de polémique” (vid., asimismo, 129 y ss.).

[27] El mismo Polibio no se libró de las ‘tendencias’ posteriores en la conservación de su obra: conoce, de hecho, pocos papiros en relación con la importancia de su obra (el más importante el Pap. Berlin 9570, U. Wilcken), lo que habla de la popularidad real de su Historia Universal. De hecho, si el lector accede a una obra más amplia fue gracias a su popularidad entre los geógrafos, que reconocieron su autoridad y nos transmitieron abundantes y detallados fragmentos (también contribuyeron a su conservación los Excerpta Constantiniana producidos por Constantino VII Porfirogéneta en el siglo X DEC). Así, conservamos sólo completos los cinco primeros libros de los cuarenta en que el propio Polibio dividió la primera edición. Sin embargo, la posterior edición por libros, propiciada por el propio autor, contribuyó a que la tradición se decantara más por la primera ‘entrega’ de cinco, que por las demás.

[28] Sobre este particular postulamos en Vela (2011: 289-299), que la versión más crítica en la transmisión de los hechos de Agesilao era atribuible a Polibio, y por una causa tan poco ‘científica’ como el patriotismo que se destila en su obra, siempre que trata hechos relacionados con la tierra arcadia. De ahí que Esparta, que desde la Guerra de Mesenia trató siempre de imponer su dominio sobre el Peloponeso, no sea un actor que goce de sus simpatías. A este respecto, vid. en Schepens y Bollansée (2005), los trabajos de L. van der Stockt («‘Pολιβιάσασθαι’? Plutarch on Timaeus and ‘Tragic History’». pp. 271-305) y J. M. Candau («Polybius and Plutarch on Roman Ethos», pp. 307-328).

[29] A Teopompo (8.9.1) le reprocha, en particular, el no haber seguido escribiendo Helénicas –lo cual le habría valido, probablemente, un trato similar al de Jenofonte-, para pasar a cultivar la narración monográfica en sus Filípicas. Cf. Walbank (1979b: 80-81); Canfora (1993: 841 y ss).

[30] Vid. Balasch (1981b: 521): “Pues bien: de estos dos caminos Timeo escogió el más agradable, aunque menos válido, de cara a la investigación. Prescindió totalmente del testimonio ocular y lo sustituyó por el del oído. […] 4. No es difícil adivinar la causa que le decidió a esta elección: el contenido de los libros puede ser investigado sin fatiga ni riesgo. Basta la precaución de buscar una ciudad que posea documentación abundante o que tenga una biblioteca en las cercanías. 5. Después uno puede tumbarse, recopilar así la materia investigada y comparar, sin molestia de ninguna clase, las tesis de los autores precedentes”.

[31] Cf. Balasch (1981b: 521): “Éforo manifiesta que si pudiéramos ser testigos oculares de todo lo dicho, esta experiencia sería muy distinta de las otras. Teopompo declara que el mejor expositor de temas bélicos es el que se ha encontrado en más batallas; y el más hábil en componer discursos, el que ha participado más en debates políticos”. Cf. el comentario ad loc. de Walbank (1979b: 409).

[32] Cf. Balasch (1981b: 521): “Pero la parte política de la historia de Timeo adolece de los mismos defectos, la mayor parte de los cuales hemos tratado ya. Ahora aduciremos su causa. Quizás a la mayoría de los hombres no le parezca apropiada, mas se verá que es la más fundada de las acusaciones que se puedan formular contra Timeo. Creo que éste está dotado de una habilidad práctica cuando se enfrenta con los temas y que ha redactado su historia con verdadero método. Sin embargo, en ciertos puntos no hay escritor famoso que evidencie más inexperiencia y descuido”. Cf. Walbank (1979b: 407-408).

[33] En relación con este pasaje, Walbank (1979b: 376) considera que la crítica hacia Calístenes “is too harsh and naïve”.

[34] Cf. Balasch (1981b: 509): “Algo análogo ocurre a Teopompo, y principalmente a Timeo, de quien ahora me ocupo. La poca pericia de ambos pasa desapercibida cuando se limitan a narrar resumidamente algún hecho militar. Pero cuando quieren exponerlo con detalle y tratarlo en todos sus extremos, entonces se ve que ambos autores no difieren en nada de Éforo”.

[35] “Con gastos y fatigas nos preparamos trigo y dinero en abundancia para cualquier eventualidad que pueda surgir, levantamos murallas y hacemos acopio de proyectiles, pero lo que resulta más fácil y nos da la máxima seguridad en momentos de peligro, esto, lo omitimos todo, cuando podríamos aprovechar los momentos de ocio honesto y adquirir placenteramente esta experiencia y este conocimiento por medio de la historia” (Balasch 1981b: 160). Como observa Walbank (1979a: 601), Polibio “took seriously the role of history in teaching the avoidance of such errors”. De ahí que dedique un apartado (9.12-20) al estudio de dichos factores.

[36] Al respecto, Tucídides reconoce que el paso del tiempo hace imposible conocer con exactitud la naturaleza de conflictos remotos, aunque su investigación pormenorizada le lleve a pensar que ninguno fue equiparable a los hechos contemporáneos de su relato, como tratará de demostrar en los caps. 2-21 subsiguientes: 1.1.2: κίνησις γὰρ αὕτη μεγίστη δὴ τοῖς Ἕλλησιν ἐγένετο καὶ μέρει τινὶ τῶν βαρβάρων, ὡς δὲ εἰπεῖν καὶ ἐπὶ πλεῖστον ἀνθρώπων. Vid., asismismo, Kagan (2014: 39 y ss.).

[37] “Hemos escogido, en cambio, redactar la historia de hechos actuales, primero, porque la materia se renueva continuamente y se hace necesaria una exposición renovada, ya que a los antiguos les era imposible exponer los hechos entonces futuros, y, en segundo lugar, porque este género histórico ha sido el más útil ya en los tiempos pasados, y hoy lo es con más razón porque en nuestros días la experiencia y las artes han alcanzado un punto de tal perfección, que los estudiosos disponen de un método adecuado para tratar cualquier suceso” (Balasch 1981b: 294-295). Sobre este pasaje, Walbank (1979b: 118) destaca su “optimistic attitude about the facilities afforded by his own time”. Vid., también, Pédech (1964: 27).

[38] Con Walbank (1979b: 393), Polibio ilustra con el ejemplo de Timeo, “that practical political and military experience is essential to the historian’s craft”. En cambio, en 3.59.2, disculpa a los historiadores pioneros sus errores de ubicación geográfica, aducibles a su carencia de medios, y alaba τὴν ἐμπειρίαν τὴν περὶ τούτων ἐν τοιούτοις καιροῖς, ἐπαινεῖν καὶ θαυμάζειν αὐτοὺς δίκαιον.

[39] “El que carece de experiencia bélica no puede describir bien lo que ocurre en la guerra, ni puede tratar de política el que no ha intervenido en sus avatares y en sus cambios. La obra redactada por eruditos librescos sin experiencia, que no han vivido su temática, es inútil para cualquiera que la encuentre. Y si privamos a la historia de lo que puede sernos útil, lo que queda de ella es despreciable e inservible” (Balasch 1981b: 509-510). Walbank (1979b: 395) comenta que “a lack of proportion in dealing with material is also the charge Polybius makes against writers of monographs generally”. Cf. 7.7.6 y 29.12.6.

[40] La crítica a Timeo arrecia al hablar de su capacidad de análisis político, en el que ningún historiador se ha mostrado tan inexperto y descuidado: οὐδεὶς οὔτ' ἀπειρότερος οὔτ' ἀφιλοπονώτερος φαίνεται γεγονέναι τῶν ἐπ' ὀνόματος συγγραφέων (12.27a.3). Vid., al respecto, Canfora (1993: 843): “Il pezzo forte delle critiche rivolte a Timeo è, comunque, altro: l’incompetenza geografica, politica e tecnico-militare (un campo nel quale Polibio si considera impareggiabile), nonché l’eccesso di retorica”.

[41] De acuerdo con Walbank (2002: 1), “For Polybius’ central theme was of course the century-long struggle between Rome and Carthage and the rise of Rome to domination in her own world cities and kingdoms, the oecumene”.

[42] A este respecto, el Proemio de la obra constituye una nítida declaración programática: Ἡροδότου ἱστορίης ἀπόδεξις ἥδε […] τά τε ἄλλα καὶ δι' ἣν αἰτίην ἐπολέμησαν ἀλλήλοισι. No obstante, en el mismo, se hace evidente que “warfare has in his work an epic quality which does justice to the greatness, the moving character of the events which he describes, but hinders our understanding of the art of war” (Vela 2004: 137).

[43] “Thus Thucydides understood war, partly because he had experience of it -in fact, starting with him the study of wars will fall to the specialists-, partly because he wanted to make his work useful to future generals as well as to future statesmen”. (Vela 2004: 138-139). Cf. Kagan (2014: 48).

[44] Sobre este particular, y en relación con las obras técnicas de Jenofonte, vid. Vela (2003: 456-464).

[45] Cf. Walbank (2002: 66): “by perpetuating Thucydides emphasis on military operations both Xenophon and Ephorus gave to this aspect of history a prominence which it was to retain throughout antiquity and beyond, not least in Polybius”.

[46] “La mejor educación para las realidades de la vida es la experiencia que resulta de la historia política: ella es lo único que, sin causar perjuicio, produce en toda situación y circunstancia jueces correctos de lo mejor” (Balasch 1981a: 112).

[47] En opinión de Walbank (1979a: 301-302), καλόν y ὠφέλιμον son dos conceptos de raigambre estoica, aunque también nos traen resonancias de Tucídides (1.22.4).

[48] Marsden (1974: 269): “Most of Polybius’s work is military history”.

[49] Walbank (1979a: 415 y ss.).

[50] Marsden (1974: 290) atribuye dicha simplificación del relato a “it may just be that he thought his carefully selected and simply stated versions are clear enough in themselves”.

[51] Cf. Marsden (1974: 272-278). Sobre las características estilísticas de la historiografía militar, vid. Vela (2004: 143-145).

[52] De acuerdo con Walbank (1979b: 148), la composición de esta obrita habría tenido lugar en fechas próximas, anteriores o posteriores, a su participación como hiparco en la Confederación Aquea (c. 170/169).

[53] Resultan recomendables, al respecto, los comentarios al respecto de Walbank (1979b: 138-149).

[54] En relación con el frecuente recurso al método comparativo, Cf. Pédech (1964: 405-432)

[55] De hecho, su manualito táctico perdido es mencionado por Arriano (Tact. 1.1); Eliano, además de en el pasaje comentado (3.4), alude a Polibio como autoridad en la materia en su Táctica, 1 y 19.10. Podría también rastrearse su influencia en la Táctica de Asclepiodoto, a través de una obra intermedia de Posidonio perdida; cf. Walbank (1979b: 148). Vid., también, Vela (2004: 141-146).

[56] Con referencia a esta cita, Eckstein (1995: 162) apunta: “Polybius in that work defined generalship as the imposition of useful order, through purposeful training, on what was at the beginning merely «a disorganized mob». But that achievement required a certain type of officer”.

[57] Cf. Devine (1995: 40-44).

[58] Matthew (2012: 154)

[59] Al respecto señala Marsden (1974: 294): “Thus, in Book VI, Polybius considers the efficiency and skill of the Roman government and the value of the state organisation in war, also the quality and ability of Roman and Italian troops as opposed to others, and finally the extraordinary Roman morale which could survive the most terrible disasters. All these are highly important military topics”. Cf. Pédech (1964) 420-425.

[60] En este punto, Marsden (1974: 284), establece la diferencia principal entre Tucídides y el de Megalópolis: “There are very significant differences between Thucydides’s presentation and that of Polybius. Thucydides places the statements in speeches; they may be his own thoughts, but are not submitted to the reader as such. Polybius inserts his views in a similar pre-war period, but serves them to his readers as an ἐγώ φημι, the authoritative pronouncement of a military historian who has derived his views from personal experience and from the study over many years of military history in the inmediate as well as the remoter past”.

[61] Caballero (2006: 293).