José
Vela Tejada
(Universidad de Zaragoza)
Ἐμπειρία, πόλεμος
y ἱστορíα
en el método historiográfico de Polibio
Ἐμπειρία, πόλεμος and ἱστορíα in the
Historiographical Method of Polybius
Abstract: The
historiographical approach of Polybius’ Pragmatic
History attracts our attention towards the experience and professional
training of literary authors and protagonists of his account: in particular,
political and military issues. In our opinion, Polybius’ Histories must be understood as been writing by a seasoned military
historian, as can be seen particularly in the report of military events.
Key
Words: Historiographical
method; Experience; Politics; Warfare; History.
Resumen: El
planteamiento historiográfico de Historia
Pragmática en la obra de Polibio propicia la especial atención a la
experiencia y preparación profesional de autores literarios y protagonistas de
su relato: en particular, en cuestiones políticas y militares. En nuestra
opinión, las Historias de Polibio
deben entenderse desde la pluma de un experto en historiografía militar, como
puede apreciarse, particularmente, en la narración de las operaciones militares.
Palabras Clave: Método historiográfico,
Experiencia, Política, Guerra, Historia.
Fecha de Recepción: 25 de julio de 2014.
Fecha de Aceptación: 15 de septiembre
de 2014.
1. Polibio:
historiador πραγματικότατος
Quizás pueda parecer un
atrevimiento reducir a una línea la
investigación al estudio sobre una magna obra como la del historiador de
Megalópolis,[1] pues no cabe
duda de que se dejan entrever otros enfoques que tienen gran relevancia para
una interpretación cabal de un relato complejo.[2] Desde
el momento en que la narración de Polibio parte de un planteamiento
metodológico de πραγματικὴ ἱστορία[3] —que entronca claramente con el κτῆμα ἐς αἰεί tucidídeo (1.22),[4]
opuesto al uso “ocasional” de la historia (μᾶλλον ἢ ἀγώνισμα
ἐς τὸ παραχρῆμα)—, es decir, de una idea en la que el relato debe orientarse hacia la
“utilidad”, hacia la formación integral de hombres de estado, caben todas
aquellas perspectivas que se encaminen hacia la consecución de dicho objetivo:
así desfila ante nosotros el análisis polibiano de corte ideológico,[5]
político-social,[6]
constitucional,[7]
cultural (la helenística fuerza del destino, la τύχη
divina, como en 1.4.7),[8]
y, en un lugar muy destacado, dada la pericia del autor en este terreno, el
geográfico.[9]
Ciertamente, las conquistas de Alejandro abrieron al
hombre griego a nuevos mundos, a una dimensión desconocida hasta entonces, que
reducía al mínimo, o subordinaba a lo universal, el protagonismo de lo griego y
la perspectiva de una Historia Graeca (τὰ Ἑλληνικά) imperante desde el siglo IV, frente a una nueva οἰκουμένη greco-asiático-egipcia que requería de una
perspectiva de Historia Universal:[10]
así lo había ya anticipado Éforo en los 30 libros que dedicó a la narración de
los hechos acaecidos desde el “Retorno de los Heráclidas” (1069-8 AEC)[11]
-pero incluyendo toda suerte de material que Polibio considera “monográfico”-[12]
hasta el 356-340 (hechos contenidos en el libro 30 que añadió su hijo
Demófilo). Característico, en efecto, de la historiografía del periodo es el
desarrollo de obras de gran extensión que integraban textos de otros autores,
en una manifestación clara de gusto por lo antiguo que se mantendrá hasta
finales de la época, resultado de una tendencia anticuaria de inspiración
alejandrina. Mas precisamente Polibio representa la excepción a dicha
tendencia.
No cabe duda de que en el de Megalópolis hay un afán
de exclusión del material monográfico, que le hace volver su mirada hacia
Tucídides y a los preceptos de su paradigmático “capítulo del método” (1.22.1).[13]
Sin embargo, en lo relativo a la narración por años de los hechos acaecidos, se
aleja de la pauta estacional del ateniense, sustituyéndolo por el cómputo por
Olimpiadas.[14]
Mantiene, empero, un planteamiento de “historia universal”[15] para
narrar los 52 años que Roma tardó en someter a las otras dos potencias
hegemónicas del momento: la griega[16], que
ocupaba el sur itálico e insular, y, en particular, el cartaginés, que seguía
manteniendo como objetivo el dominio de Sicilia, primero, e Italia, después. Se
remonta, incluso, a la Primera Guerra Púnica (264-241)[17] para
analizar los antecedentes y culmina la narración en el 146, fecha de la toma y
destrucción de Corinto, primero, y de Cartago por Escipión, después, acción de
la que fue testigo privilegiado.[18]
Pues bien, la redacción de una Historia Universal, en la que la concepción filosófica de la
historia como devenir, de raigambre peripatética, le lleva, como hemos
indicado, a un planteamiento de historiografía
pragmática, propicia que el relato de este periodo de tiempo no sea
escogido al azar y se adecue al objetivo de la obra, su ‘utilidad’. Así, en el
largo proemio programático[19]
inicial el análisis político ocupa el lugar preponderante:
1.1.5. τίς γὰρ οὕτως ὑπάρχει
φαῦλος ἢ ῥᾴθυμος ἀνθρώπων ὃς οὐκ ἂν
βούλοιτο γνῶναι πῶς καὶ τίνι
γένει πολιτείας
ἐπικρατηθέντα
σχεδὸν
ἅπαντα
τὰ κατὰ τὴν οἰκουμένην
οὐχ ὅλοις
πεντήκοντα καὶ τρισὶν ἔτεσιν ὑπὸ μίαν ἀρχὴν ἔπεσε τὴν Ῥωμαίων, ὃ
πρότερον οὐχ εὑρίσκεται
γεγονός.[20]
En este punto Polibio vuelve claramente sus ojos
hacia modelos alejados de la historiografía retórica y trágica y,
evidentemente, el pionero es la obra de Tucídides.[21] Sin
embargo, su sana preocupación política[22] está
más alejada del genial ateniense de lo que probablemente le gustaría escuchar
al de Megalópolis.[23]
En nuestra opinión, su punto de partida programático entronca más con el
incipiente pensamiento político helenístico, que muestra especial interés en
analizar, con cierta distancia temporal, las razones que llevaron a la crisis
política a las repúblicas helenas en la segunda mitad del siglo V y primera del
IV. Será, en efecto, Aristóteles quien aborde el estudio constitucional de una
forma más analítica, como lo demuestra su Constitución
de los atenienses -la única que nos ha sido legada de un proyecto que
abordaba el estudio completo de 158 politeiai
griegas-, que ofrece, ya con carácter científico, un recorrido por el
desarrollo y funcionamiento de la norma del estado que atiende a su visión
teleológica del proceso histórico.[24]
En definitiva, hay en el historiador arcadio una
clara intención de ruptura con los modelos historiográficos predominantes en el
pasado inmediato. Mas la voluntad del autor no se queda en el alejamiento de
los modelos en boga y su simple sustitución por el eje
política-guerra-hegemonía: en ese ‘volver sus ojos’ hacia sus antecesores
encontramos una revisión y una de las críticas más aceradas –pero más
innovadora, por su capacidad de análisis del género historiográfico- hacia
quienes habían seguido, sin salirse del guión, dicha preceptiva.
2. Crítica
literaria y método historiográfico[25]
Y es que así lo pone en evidencia en su conocido
libro XII en el que realizó una de las labores de “crítica literaria”[26]
más recordadas de la Antigüedad, tarea que, a la postre, iba a resultar
demoledora en la conservación y transmisión de las obras que no se ajustaron a
su canon historiográfico, en particular la de Timeo, que había gozado de gran
predicamento hasta que el de Megalópolis desnudó todas sus contradicciones y
contribuyó, sin duda, a la severa poda de testimonios comentada. En realidad,
el criterio de Polibio responde a sus gustos y, a veces, a sus simpatías
ideológicas. Pero iba a resultar decisivo en la desaparición de estos testimonios
y contribuyó a consolidar la autoridad de los historiadores clásicos que la
filología alejandrina, primero, y, posteriormente, la Segunda Sofística
extendieron hasta el final del mundo clásico, pasando del papiro al códice.[27]
Sin embargo, pese a la evidencia de la robusta
subjetividad del historiador, no cabe duda del rigor metodológico, que aplicará
a sus juicios, y de la amplitud de su acervo literario. Así, citará a Homero
(en especial en el libro XII: 12.21.3, 22.4, 251.1, 26.3.5 y 27.10; vid., también,
18.29.6; 30.10.6; 34.3.9, 4.4 y 11.20), Hesíodo (5.2.5; 6.11a.8), Simónides
(29.26.1), Píndaro (4.3.1) y otros, entre los poetas célebres, y a los
historiadores Heródoto (12.2.1), Tucídides (8.1.1), Jenofonte (6.45.19), sin
que se desprendan críticas severas, sino, incluso, reconocimientos de
autoridad.
Establece Polibio (12.25e.1) que la historiografía pragmática debe atender a
tres ramas (τὸν αὐτὸν δὴ τρόπον
καὶ τῆς
πραγματικῆς ἱστορίας ὑπαρχούσης
τριμεροῦς): el examen de las fuentes documentales (y su yuxtaposición en la
narración), la inspección topográfica de los escenarios y el conocimiento de la
actividad política. De ahí que se sucedan sus juicios negativos como
historiador: hacia la historiografía trágica (particularmente a Filarco, en
2.56-63, aunque no tanto como historiador sino por lo que él considera
‘filoespartanismo’ en su tratamiento de la guerra de Cleómenes del 229-222);[28]
y, desde luego, también hacia la historiografía retórica, sin que se libren de
su rigor, en diferente medida, Éforo, Teopompo[29] y, por
encima de todos, Timeo.
Así, Polibio critica al historiador ‘de biblioteca’,
al escritor que se limita al manejo de fuentes previas, las cuales, en
ocasiones, no son sino compilaciones de noticias ‘pre-cocinadas’, cada vez más
alejadas de la veracidad histórica:
12.27.2. τούτων
Τίμαιος τὴν ἡδίω μέν, ἥττω δὲ τῶν ὁδῶν ὥρμησε πρὸς τὸ
πολυπραγμονεῖν. τῶν μὲν γὰρ διὰ τῆς ὁράσεως εἰς τέλος ἀπέστη, τῶν δὲ διὰ τῆς ἀκοῆς ἀντεποιήσατο.
[…] 4. δι' ἣν
δ' αἰτίαν
ταύτην ἔσχε τὴν αἵρεσιν εὐχερὲς
καταμαθεῖν· ὅτι τὰ μὲν ἐκ τῶν
βυβλίων
δύναται
πολυπραγμονεῖσθαι χωρὶς
κινδύνου καὶ
κακοπαθείας, ἐάν τις αὐτὸ τοῦτο
προνοηθῇ μόνον ὥστε λαβεῖν ἢ πόλιν ἔχουσαν ὑπομνημάτων
πλῆθος ἢ
βυβλιοθήκην
που γειτνιῶσαν. 5. λοιπὸν
κατακείμενον ἐρευνᾶν δεῖ τὸ
ζητούμενον καὶ
συγκρίνειν τὰς τῶν
προγεγονότων
συγγραφέων ἀγνοίας ἄνευ
πάσης
κακοπαθείας.[30]
A ello contrapone su metodología, basada en la
investigación personal, que, al contrario de la que critica, supone muchos
gastos y fatigas, aunque es de gran valor y la parte principal de la historia (ἡ δὲ
πολυπραγμοσύνη
πολλῆς
μὲν
προσδεῖται
ταλαιπωρίας καὶ δαπάνης,
μέγα δέ τι
συμβάλλεται καὶ
μέγιστόν ἐστι
μέρος τῆς ἱστορίας: 12.27.6).
Y como argumento de autoridad cita los propios testimonios de los analistas (πραγματευομένων):
12.27.7. δῆλον δὲ τοῦτ' ἐστὶν ἐξ αὐτῶν τῶν τὰς
συντάξεις
πραγματευομένων.
ὁ μὲν γὰρ Ἔφορός
φησιν, εἰ δυνατὸν ἦν αὐτοὺς παρεῖναι πᾶσι τοῖς
πράγμασι,
ταύτην ἂν
διαφέρειν πολὺ τῶν ἐμπειριῶν· 8 ὁ δὲ
Θεόπομπος τοῦτον μὲν ἄριστον ἐν τοῖς
πολεμικοῖς τὸν
πλείστοις
κινδύνοις
παρατετευχότα,
τοῦτον δὲ
δυνατώτατον ἐν λόγῳ τὸν
πλείστων
μετεσχηκότα
πολιτικῶν ἀγώνων.[31]
La crítica será particularmente demoledora hacia
Timeo por sus innovaciones, que se apartaban, más que en ningún otro, de la
historia política, (podrá leerse que ha legado una obra carente de utilidad,
que es un autor incompetente para el género…), y atribuye su amplia difusión
–cosa que parece molestarle- a la introducción de relatos fundacionales muy del
gusto de los lectores (9.1.2-2; 10.21.3; 12.26d.1-3). Y todo ello pese a que
continuaba su relato en el punto en el que finalizaba el de Timeo. Pero en el
momento en el que el de Megalópolis abandonaba el modelo de historiografía
fundacional, se oponía a Timeo y a la práctica totalidad de los historiadores
romanos de su época que seguían un modelo similar: los anticuarios.
Sin embargo, en su análisis profundo de los hechos,
y de acuerdo con su inspiración pragmática,
que se centra en el devenir político de la historia, analiza la causa de su
obra fallida, que atribuye a su inexperiencia y falta de rigor:
12.27a. Λοιπὸν δὲ τὸ
πραγματικὸν αὐτῷ μέρος
τῆς ἱστορίας ἐκ
πάντων
σύγκειται τῶν ἁμαρτημάτων,
ὧν τὰ πλεῖστα
διεληλύθαμεν· τὴν δ' αἰτίαν τῆς ἁμαρτίας νῦν ἐροῦμεν, ἥτις οὐκ ἔνδοξος μὲν φανεῖται τοῖς
πλείστοις, ἀληθινωτάτη
δ' εὑρεθήσεται
τῶν
Τιμαίου
κατηγορημάτων.
δοκεῖ
μὲν γὰρ καὶ τὴν ἐμπειρικὴν περὶ ἕκαστα
δύναμιν καὶ τὴν ἐπὶ τῆς
πολυπραγμοσύνης
ἕξιν
παρεσκευάσθαι
καὶ
συλλήβδην
φιλοπόνως
προσεληλυθέναι
πρὸς τὸ γράφειν
τὴν ἱστορίαν, ἐν ἐνίοις δ' οὐδεὶς οὔτ' ἀπειρότερος
οὔτ' ἀφιλοπονώτερος
φαίνεται
γεγονέναι τῶν ἐπ' ὀνόματος
συγγραφέων.[32]
Introduce así el historiador arcadio un principio
que se nos antoja decisivo para la plena comprensión de su metodología: el de
la experiencia y competencia en los temas que se tratan. De ahí, por ejemplo,
su crítica hacia Calístenes -y a los historiadores de Alejandro en su conjunto;
vid. 12.17-, al que desacredita, en 12.22.6, por atribuir a Alejandro una
decisión militar ilógica –introducir a la falange entre la maleza, lo que
rompería el orden de la formación-, cuando el lector conoce la habilidad del
macedonio en el arte de la guerra, en la que le instruyeron ya desde su
infancia. Inculpa, por ello, al historiador de que, por su poca habilidad, sea
incapaz de distinguir lo posible de lo imposible:[33]
Ἀλεξάνδρῳ μὲν οὖν οὐκ ἐποιστέον
τὴν
τοιαύτην ἀτοπίαν
(διὰ τὸ πᾶσιν) ὁμολογουμένην
παραλαμβάνεσθαι
περὶ αὐτοῦ τὴν ἐν τοῖς
πολεμικοῖς ἐμπειρίαν καὶ τριβὴν ἐκ παιδός, τῷ δὲ
συγγραφεῖ μᾶλλον, ὃς διὰ τὴν ἀπειρίαν οὐδὲ τὸ δυνατὸν καὶ τὸ μὴ δυνατὸν ἐν τοῖς τοιούτοις
δύναται
διευκρινεῖν.
La perfecta antítesis que contiene el texto (τὴν ἐν τοῖς
πολεμικοῖς ἐμπειρίαν/
τῷ δὲ
συγγραφεῖ […] ἀπειρίαν) nos ilustra sobre uno de esos ámbitos en los que
se hace más necesaria la ἐμπειρία del narrador: el de la guerra. La ἀπειρία de los historiadores ‘retoricistas’ en temas
militares pasa a ser uno de los argumentos-fuerza en su ‘crítica literaria’ a
la historiografía anterior. Al igual que Éforo, antes, Teopompo y Timeo
adolecen de una gran impericia en temas militares:
12.25f.6. τὸ δ' αὐτὸ
συμβαίνει καὶ Θεοπόμπῳ καὶ μάλιστα
Τιμαίῳ,
περὶ οὗ νῦν ὁ λόγος· οὗ μὲν γὰρ ἂν ὑπὲρ τῶν
τοιούτων
κεφαλαιώδη
ποιήσωνται τὴν ὑπόθεσιν,
διαλανθάνουσιν,
οὗ δ' ἂν βουληθῶσι
διαθέσθαι καὶ
συνυποδεῖξαί τι τῶν κατὰ μέρος,
τοιοῦτοι
φαίνονται καὶ πάντως οἷος Ἔφορος.[34]
En definitiva, el carácter libresco de una obra
escrita por un erudito y no por un experto hace que Polibio considere la obra
de Timeo inútil para la formación intelectual y sentencia definitivamente al
historiador ápeiros, aunque haya hecho
acopio de tratados especializados (ὑπομνήματα) sobre las materias que trata y haya adquirido un
gran saber leyendo a especialistas; por ello el escritor inexperto yerra (διαψεύδεσθαι
τοὺς ἀπείρους):
12.28a. ἧς εἰς τέλος ἄπειρος ὢν
εἰκότως
ὑπέλαβε
τὸ πάντων
ἐλάχιστον
καὶ ῥᾷστον εἶναι
μέγιστον καὶ
χαλεπώτατον τοῖς
πραγματευομένοις
τὴν ἱστορίαν,
λέγω δὲ
τὸ
συνάγειν ὑπομνήματα
καὶ
πυνθάνεσθαι
παρὰ τῶν εἰδότων ἕκαστα τῶν
πραγμάτων.
καίτοι γε περὶ τοῦτο τὸ μέρος ἀνάγκη
μεγάλα διαψεύδεσθαι
τοὺς ἀπείρους·
3. Polibio:
historia y ἐμπειρία
Ciertamente, el concepto de empeiría recorre sus páginas, en particular hasta el libro XVIII.
Aunque en una búsqueda informática hayamos detectado únicamente cuarenta y
nueve pasajes en los que aparece dicho término –cantidad que resulta exigua
frente a los 1243 de πόλεμος contabilizados-, los testimonios recopilados
resultan muy esclarecedores para colegir la concepción historiográfica del de
Megalópolis, ya que, en su mayoría, aluden a la competencia de generales,
políticos –e historiadores-, protagonistas de su relato.
El libro I, con su largo Proemio programático, abunda en el uso de dicho término como
criterio de cualificación del historiador:
Tras el ya citado 1.1.5,
en el párrafo 6 puede establecerse una antítesis, ante el análisis político,
entre la historia basada en la ἐμπειρία frente a otros tipos de
relato: τίς δὲ
πάλιν οὕτως ἐκπαθὴς πρός τι τῶν ἄλλων
θεαμάτων ἢ
μαθημάτων ὃς
προυργιαίτερον
ἄν τι
ποιήσαιτο τῆσδε
τῆς ἐμπειρίας;
En 1.4.11 considera que la
historia monográfica aporta poca cosa al conocimiento y a la credibilidad de
los hechos recogidos: διὸ παντελῶς βραχύ
τι νομιστέον
συμβάλλεσθαι τὴν κατὰ μέρος ἱστορίαν
πρὸς τὴν τῶν ὅλων ἐμπειρίαν
καὶ
πίστιν.
Pero también se refleja la importancia de este
concepto en hechos ejemplificadores que nos transmite la historia y que, por
ello, le dan su naturaleza pragmática,
útil –que anticipa el Historia vero
testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia
vetustatis que inmortalizó Cicerón (De
Oratore 2.9.36):
Aníbal el rodio desafía el
sólo a la flota romana por inexperiencia (1.47.1) y los romanos sufren
desastres navales por la misma razón (1.54.6)
En 1.57.2, destaca Polibio
la conjunción de vigor y ambición en Amílcar Barca y su rival el cónsul romano
Lucio Junio, en las escaramuzas de la Primera Guerra Púnica, que atribuye a su
competencia y capacidad: ἐκ
δὲ τῆς
καθόλου τῶν ἀνδρῶν ἐνεργείας καὶ τῆς ἑκατέρου φιλοτιμίας
ἔστι
καὶ τῆς ἐμπειρίας αὐτῶν καὶ τῆς δυνάμεως.
En 1.84.6 subraya, de
manera antitética, el contraste entre la experiencia (y fuerza) de un verdadero
estratego y la inexperiencia de un simple soldado (en este caso los 40.000
mercenarios africanos que acechaban a Amílcar y que acabaron aniquilados): διαφορὰν ἐμπειρία μεθοδικὴ καὶ στρατηγικὴ δύναμις ἀπειρίας καὶ τριβῆς ἀλόγου (καὶ) στρατιωτικῆς.
En los libros que suceden al Proemio encontramos, igualmente, permanentes referencias a la
posesión o carencia de ἐμπειρία entre los protagonistas de acciones bélicas:
En 3.39.8 dice de Aníbal
que actuó ἐμπείρως
καὶ
φρονίμως.
En 5.20.7 explica que los
mesenios habían planteado pésimamente su defensa de Filipo V (τἄλλα
πάντα κακῶς
βουλευσάμενοι), entre otras razones,
porque no se habían puesto en manos de comandantes con experiencia: μήτε
πιστεύοντες ἐμπείροις.
Seleuco Cerauno quiere a
Epígenes como comandante en la campaña contra Antíoco, por su experiencia
militar: διὰ τὴν ἐμπειρίαν
τῶν
πολεμικῶν
συστρατεύειν (5.50.4)
Ante la campaña de
Antíoco, Ptolomeo asigna un mando en función de la aptitud de cada uno: εἶχον δὲ καὶ τὰς ἡγεμονίας
ἕκαστοι
τῶν
προειρημένων ἀνδρῶν οἰκείας ταῖς ἰδίαις ἐμπειρίαις (5.65.1).
Los selgueos envían a un
estratego que podía sorprender al enemigo por el conocimiento del terreno ταῖς τῶν τόπων ἐμπειρίαις (5.73.2). El aspecto
topográfico aparece como fundamental para alguien de la competencia
topográfico-geográfica de Polibio (se repite en 8.15.4, 8.20.1, 14.3.7 y
18.19.9).
En 6.52.1 pondera la
capacidad naval cartaginesa que atribuye a que se transmiten los conocimientos
de padres a hijos: διὰ τὸ καὶ πάτριον
αὐτοῖς ὑπάρχειν ἐκ παλαιοῦ τὴν ἐμπειρίαν
ταύτην.
Publio Cornelio Escipión
decide atacar Cartagena porque en la guarnición sólo hay mil soldados con
experiencia en combate (μάχιμοι
ἄνδρες) mientras que el resto,
aunque numerosos, son hombres inexpertos: ἀπέχον
πολεμικῆς ἐμπειρίας (10.8.5); los íberos que
desertan del partido cartaginés (10.36.1); los nómadas conocen bien el
intrincado camino a Hircania (10.48.8).
En 10.24.1 subraya que
nada es tan necesario como la pericia de los comandantes: οὐδὲν ἀναγκαιότερον
εἶναι τῆς τῶν κατὰ μέρος ἡγεμόνων ἐμπειρίας; lo mismo cabe para el de
caballería (10.24.4).
En 11.8.2 indica los tres
medios para llegar a ser un buen general: el primero, mediante obras
especializadas y por los conocimientos que ellas proporcionan; en segundo
lugar, por la metodología y por la enseñanza de los hombres experimentados y,
en tercero, por la destreza práctica en asuntos bélicos: μὲν διὰ τῶν ὑπομνημάτων καὶ τῆς ἐκ τούτων κατασκευῆς, ἑτέρου
δὲ τοῦ
μεθοδικοῦ καὶ τῆς παρὰ τῶν ἐμπείρων ἀνδρῶν παραδόσεως,
τρίτου δὲ τοῦ διὰ τῆς ἐπ' αὐτῶν τῶν
πραγμάτων ἕξεως
καὶ
τριβῆς. Los
generales aqueos, añade, no sabían nada de esto.
Ante la muerte de
Macánidas en Mantinea, Polibio reflexiona sobre el hecho de que en la guerra
todo sucede en función de la habilidad o torpeza de los comandantes: ὅτι πλεῖστα τῶν κατὰ πόλεμον
συντελουμένων
(παρὰ
τὴν τῶν ἡγουμένων)
ἐμπειρίαν
καὶ
πάλιν ἀπειρίαν
ἐπιτελεῖται (11.14.2).
En una situación crítica
(11.29.6), Escipión dice a los soldados romanos amotinados que, si han elegido
a sus cabecillas por sus conocimientos y excelencia (ταῖς
ἐμπειρίαις τῶν νῦν
προχειρισθέντων
ἡγεμόνων
καὶ ταῖς ἀρεταῖς
πιστεύοντες) acatarán la advertencia
que él les lanza.
No obstante, esta serie de ejemplos prácticos –al
igual que otros en los que no aparece el término analizado- nos conducen a las
reflexiones polibianas sobre el método historiográfico propiamente dicho cuya
función es suministrar información útil a quienes se encuentren en situación de
precisarla:
En 5.75.6 Polibio atribuye
la caída de Selgue, a manos de Aqueo, al olvido de peripecias semejantes en el
pasado para las que resulta indudable la utilidad de la historia, por medio de
la cual se pueden adquirir esos conocimientos y experiencia:
ἑκάστοις περιπετείας οὐ ποιούμεθα προχείρους, ἀλλὰ σίτου μὲν καὶ χρημάτων πλῆθος, ἔτι δὲ τειχῶν καὶ βελῶν κατασκευάς, μετὰ πολλῆς ταλαιπωρίας καὶ δαπάνης ἑτοιμαζόμεθα πρὸς τὰ παράδοξα τῶν συμβαινόντων, ὃ δ' ἐστὶ ῥᾷστον μὲν τῶν ὄντων, μεγίστας δὲ παρέχεται χρείας ἐν τοῖς ἐπισφαλέσι καιροῖς, τούτου πάντες κατολιγωροῦμεν, καὶ ταῦτα δυνάμενοι μετ' εὐσχήμονος ἀναπαύσεως ἅμα καὶ διαγωγῆς ἐκ τῆς ἱστορίας καὶ πολυπραγμοσύνης περιποιεῖσθαι τὴν τοιαύτην ἐμπειρίαν.[35]
Esto se corresponde con el
preámbulo sobre el método cronológico (5.31.3), en el que se muestra convencido
de proporcionar a los estudiosos conocimientos suficientes que surgen de su
competencia en la materia (ἱκανὴν τοῖς
φιλομαθοῦσι
πεπείσμεθα
παρασκευάζειν ἐμπειρίαν), para evitar que yerren
en la datación de los hechos.
El criterio de la experiencia personal incide,
incluso, en la selección del lapso de tiempo que abarca el relato. Así, frente
a relatos de historia universal precedentes, de dudosa fiabilidad, porque
parten de un tiempo mítico (como el Retorno
de los Heráclidas en Éforo), Polibio, en el Proemio al libro IX entronca con la tradición tucidídea al atender
a hechos próximos:[36]
9.2.4 ὁ δὲ πραγματικὸς τρόπος ἐνεκρίθη πρῶτον μὲν διὰ τὸ καινοποιεῖσθαι συνεχῶς καὶ καινῆς ἐξηγήσεως δεῖσθαι τῷ μὴ συμβατὸν εἶναι τοῖς ἀρχαίοις τὸ τὰς ἐπιγινομένας πράξεις ἡμῖν ἐξαγγεῖλαι, [5] δεύτερον δὲ καὶ διὰ τὸ πάντων ὠφελιμώτατον αὐτὸν καὶ πρὸ τοῦ μέν, μάλιστα δὲ νῦν ὑπάρχειν, τῷ τὰς ἐμπειρίας καὶ τέχνας ἐπὶ τοσοῦτον προκοπὴν εἰληφέναι καθ' ἡμᾶς ὥστε πᾶν τὸ παραπῖπτον ἐκ τῶν καιρῶν ὡς ἂν εἰ μεθοδικῶς δύνασθαι χειρίζειν τοὺς φιλομαθοῦντας.[37]
Esta información nos retrotrae a la cuestión misma
del método histórico de Polibio y a su idea característica de la “utilidad de
la historia”. Y en este punto quedan invalidadas las obras de quienes adolecen
de dicha competencia, en particular las de los historiadores que han sido
objeto de su implacable crítica literaria:[38]
En 12.25f reconoce en
Éforo competencia -κατὰ τὴν ἐμπειρίαν
(εἰκὸς)- en la narración de batallas navales
-como cuando narra la de Cnido-, pero se lo discute en las terrestres; de
Teopompo y Timeo tiene todavía peor opinión por su absoluta falta de
experiencia en cuestiones políticas y militares, como indica en 12.25g.1, uno
de los pasajes más definitivos para el análisis de su obra: Ὅτι οὔτε περὶ τῶν κατὰ πόλεμον
συμβαινόντων
δυνατόν ἐστι
γράψαι καλῶς τὸν
μηδεμίαν ἐμπειρίαν ἔχοντα
τῶν πολεμικῶν ἔργων
οὔτε
περὶ τῶν ἐν ταῖς πολιτείαις
τὸν μὴ πεπειραμένον
τῶν
τοιούτων
πράξεων καὶ
περιστάσεων. A lo que añade la
conclusión de que, en estas condiciones, la obra de simples eruditos, sin
experiencia, carece de cualquier “utilidad”. Y si privamos a la historia de su
“utilidad”, lo que queda de ella es insignificante e inservible: [2] λοιπὸν οὔτ' ἐμπείρως ὑπὸ τῶν βυβλιακῶν οὔτ' ἐμφαντικῶς οὐδενὸς
γραφομένου
συμβαίνει τὴν
πραγματείαν ἄπρακτον
γίνεσθαι τοῖς ἐντυγχάνουσιν·
εἰ γὰρ ἐκ τῆς ἱστορίας ἐξέλοι
τις τὸ
δυνάμενον ὠφελεῖν ἡμᾶς, τὸ λοιπὸν αὐτῆς ἄζηλον καὶ ἀνωφελὲς γίνεται
παντελῶς.[39] Y culmina su crítica
personificándola en Timeo,[40]
por su inexperiencia ([3] ὄντες
ἀτριβεῖς τῆς
τοιαύτης ἐμπειρίας) y por no conocer (διὰ τὴν ἀορασίαν), ni siquiera, los
lugares de los que habla.
En consecuencia, bajo su punto de vista, el
historiador ha de ser un buen conocedor de la materia sobre la que escribe, y
no podrá considerarse tal quien no lo sea particularmente en dos temas, el
político y el militar, que vuelven a aparecer unidos, como en los comienzos del
género, en particular en la obra de Tucídides.
4. Polibio:
historia y πόλεμος
Así pues, vistos el concepto general de la πραγματικὴ ἱστορία polibiana, su total alejamiento de la
historiografía retórica, trágica y alejandrina, y la exigencia de competencia
en las materias del relato, la vuelta a los modelos del siglo V se hacen
inevitables. Y en este regreso a la historiografía clásica, los conflictos
bélicos, indefectiblemente, debían ser el eje articulador del relato.[41]
Es bien sabido que es Heródoto, como pionero del
género, el que determina que el estudio de la guerra, sus causas, hechos más
destacados y sus consecuencias, constituyen el hilo conductor de la narración
histórica, aunque todavía mantiene cierto regusto épico al señalar entre sus
fines que las acciones μεγάλα τε καὶ θωμαστά no queden sin gloria (ἀκλεᾶ).[42]
Pero es, sin duda, a partir de Tucídides,[43] cuando
la experiencia y el conocimiento personal determinarán la cualificación del
historiador para la narración de sucesos militares, como ya se ha subrayado en
las páginas precedentes. Tampoco podemos sustraernos al componente de la
experiencia práctica que se acentúa en el siglo IV con la pedagogía socrática
que impregna la obra de Jenofonte, además, de un experto comandante de
caballería, lo que se traduce en un alto nivel de especialización y en la
composición de tratados técnicos que recogen el material monográfico excluido
de la narración historiográfica.[44]
De ahí que no haya juicio negativo sobre él en la obra polibiana -en 12.25f.
admitía incluso en Éforo competencia en la narración de batallas navales-.[45]
No es extraño, por ello, que el valor didáctico y paradigmático de la historia
estén presentes en las habituales reflexiones metodológicas de nuestro autor:
1.35.9. ἐξ ὧν
συνιδόντι καλλίστην
παιδείαν ἡγητέον
πρὸς ἀληθινὸν βίον τὴν ἐκ τῆς
πραγματικῆς ἱστορίας
περιγινομένην ἐμπειρίαν· [10] μόνη γὰρ αὕτη χωρὶς βλάβης ἐπὶ παντὸς καιροῦ καὶ
περιστάσεως
κριτὰς
ἀληθινοὺς ἀποτελεῖ τοῦ
βελτίονος.[46]
Podrían, incluso, postularse las huellas del
estoicismo[47],
cuando opina, en 3.4.10, que nadie adquiere empeiría
y techne en una materia por el simple
hecho de tener su conocimiento adquirido (τὰς ἐμπειρίας
καὶ
τέχνας αὐτῆς ἕνεκα τῆς ἐπιστήμης), sino que actuamos por el placer que sigue a las
obras, por la belleza o por la conveniencia (ἡδέων ἢ καλῶν ἢ
συμφερόντων).
No obstante, Polibio no se limita a ser continuador
de una tradición historiográfica concreta, en la que la guerra tenía un papel
vertebrador, sino que él es en sí mismo un “historiador militar”, tomando las
palabras de Marsden,[48]
con experiencia acreditada en su actividad como soldado, como hemos apuntado.
Pese a que excedería el ámbito de este trabajo
revisar las detalladas descripciones y análisis de las cuestiones militares de
su relato, no podemos sustraernos, al menos, a recordar algunos ejemplos de su
acreditada competencia, como en su relato de la batalla de Cannas (3.107-117),
con una muy interesante reflexión sobre el peso de la caballería en la victoria
cartaginesa, frente a la preeminencia de la infantería en el ejército romano
(3.117.4-5); es, también, sobresaliente la exactitud en los datos de la batalla
de Trasimeno (3.83-85).[49]
Por el contrario, en ocasiones se le achaca la falta de explicaciones más
detalladas junto al rico material militar que aporta, algo que es comprensible
en un historiador de su rigor a la hora de omitir la exposición de material
monográfico que rebasa los límites del género.[50]
Sin embargo, no creemos que Polibio sea sólo un
historiador militar porque trate dicha materia –algo lógico en su vuelta al
modelo historiográfico clásico-, sino que lo es, sobre todo, desde un punto de
vista propiamente literario. En nuestra opinión, las Historias de Polibio deben entenderse desde la pluma de un experto
en historiografía militar, como puede apreciarse, particularmente, en la
narración de las operaciones militares y en la fría exposición de datos sin
comentarios personales del autor.[51]
Pero también atesora dicha cualidad la existencia de noticias concretas sobre
su actividad como historiador militar.
La prueba más concluyente es su actividad como
escritor que, ya en su juventud, habría conocido la composición de unos Comentarios tácticos –a los que alude el
propio autor en 9.20.4: ὑπὲρ ὧν ἡμῖν ἐν τοῖς περὶ τὰς τάξεις ὑπομνήμασιν
ἀκριβέστερον
δεδήλωται[52]-, lo que explica los sólidos fundamentos de los que
hace gala en sus Historias. De hecho,
en ésta misma dedica una parte del libro IX (9.12-20)[53] a
exponer una detallada digresión sobre el arte militar en la que, como hemos
dicho, cita su tratado, lo que nos hace pensar que incluye materiales de ese
opúsculo de juventud. Así, el criterio de la experiencia y el conocimiento de
la materia, que hemos analizado previamente, vuelven a aparecer:
En 9.14.9, considera que,
en una marcha, no se puede llegar a tiempo si se carece de experiencia: καὶ μὴν οὐδὲν πρὸς τὸν δέοντα
καιρὸν
ἐξικέσθαι
δυνατὸν
ἄνευ τῆς τούτων ἐμπειρίας, ἀλλὰ ποτὲ μὲν ὑστερεῖν, ποτὲ δὲ προτερεῖν ἀνάγκη.
En 9.19.3, recuerda el
desastre del ejército ateniense, bajo al mando de Nicias, en el sitio de
Siracusa, por la falta de hombres experimentados en sus tropas: καίτοι
γε παρὰ
τῶν ἐμπείρων ἱστορήσας
μόνον περὶ τούτων
δυνατὸς
ἦν οὐχ οἷον
παραλιπεῖν διὰ τὰ τοιαῦτα τοὺς ἰδίους
καιρούς, ἀλλὰ καὶ συνεργοῖς
χρήσασθαι διὰ τὴν τῶν ὑπεναντίων
ἄγνοιαν· Concluye que, la
impericia del adversario, les resulta de gran provecho a los hombres
experimentados: ἡ γὰρ τῶν πέλας ἀπειρία
μέγιστον ἐφόδιον
γίνεται τοῖς ἐμπείροις πρὸς
κατόρθωσιν.
Sin embargo, aunque no podemos reproducir aquí el
pasaje mencionado, por su extensión, el esquema narrativo basado en la cita de
ejemplos históricos concretos, a los que sucede el análisis especializado de
los aspectos técnicos del ejemplo aducido,[54] con
conclusión respecto del acierto o error con el que se procedió, nos recuerda
claramente el estilo del género iniciado por Eneas el Táctico en el siglo IV
(es más, nos atrevemos a pensar que, con meras modificaciones formales, este
pasaje corresponda a una parte de los Comentarios
perdidos).
De lo que no cabe duda es de su vinculación a la
tradición prosística militar[55],
como lo demuestra su referencia a otros tratadistas, como el citado Eneas, cuya
Poliorcética cita –aunque con el
título de Tratado de estrategia, que
parece surgido de su pluma- y del cual pone objeciones a su método de señales
de fuego, en 10.44: Αἰνείας δὲ βουληθεὶς
διορθώσασθαι τὴν
τοιαύτην ἀπορίαν, ὁ τὰ περὶ τῶν
Στρατηγικῶν ὑπομνήματα
συντεταγμένος,
βραχὺ
μέν τι
προεβίβασε, τοῦ γε μὴν
δέοντος ἀκμὴν
πάμπολυ τὸ κατὰ τὴν ἐπίνοιαν ἀπελείφθη. Reconoce que el Táctico trató de remediar los
defectos de su sistema, que progresó algo en su intento, pero concluye que,
todavía, quedó muy lejos del mínimo indispensable que se había propuesto. Y
sigue comentándolo hasta el final del capítulo.
Precisamente, a este pasaje alude Eliano[56]
en su Táctica (3.4): Ὅρον δὲ αὐτῆς ἔθεντο Αἰνείας μὲν ἐπιστήμην
εἶναι
πολεμικῶν
κινήσεων,
Πολύβιος δέ, ἐάν τις πλῆθος ἄτακτον
παραλαβὼν τοῦτο
συγκρίνῃ καὶ
καταλοχίσας
συλλοχίσῃ παιδεύσῃ τε
χρησίμως τὰ πρὸς τὸν
πόλεμον, en lo que, para algunos críticos, podría responder al uso del Tratado perdido de Polibio.[57]
Según otros estudiosos, también puede establecerse una conexión entre el cap.
14 de la Táctica de Eliano y el
pasaje en el que Polibio describe las armas de la falange macedonia (18.29).[58]
5. Conclusión
En definitiva, Polibio se nos presenta como escritor
y soldado experto en materias militares, no sólo en su condición de reconocido
historiador del final del periodo helenístico -del cual fue testigo y partícipe
privilegiado-, sino también en la tradición de la especializada historiografía
militar de la cual fue autoridad y, como en la narración histórica, experto
crítico. No cabe duda de que Polibio era, ante todo, un profesional de la
milicia, pero además muy leído. Así, frente a la historiografía retórica,
trágica y alejandrina, recupera el viejo método de los iniciadores del género.
En particular del ateniense Tucídides, pero también de Jenofonte, militares de
profesión que, probablemente en una edad avanzada, reflexionaron y escribieron
sobre los acontecimientos de su tiempo. Aplica, por ello, el axioma de aquellos
en el sentido de que sólo el experto en el arte militar puede adentrarse en el
relato de conflictos de envergadura, como los que él conoció y vivió, de
primera mano, en las Guerras Púnicas que
alumbrarían un nuevo poder hegemónico: el de Roma. Y en este contexto sólo la ἐμπειρία faculta para el relato de πόλεμος.
En último término, Polibio supo evaluar la
importancia de la guerra en el desarrollo de la πολιτεία romana.[59] Así,
Polibio, que redactó su “universal” obra desde la perspectiva de un soldado que
había visto languidecer la gloria de su patria, por la que había luchado en los
campos de batalla, trata de analizar y explicar las causas del empuje de un
poder imparable que, desde las tierras del Lacio, había sido capaz de someter
el talento militar de los griegos de la Magna Grecia, primero, macedonio,
después, para acabar aniquilando al feroz enemigo cartaginés, cuya capital vio
sucumbir al lado de Publio Cornelio Escipión Emiliano. Y atribuye esa causa a
la perfecta conjunción entre πολιτεία y πόλεμος. Desde su mirada castrense,[60] la
historia del alumbramiento de un nuevo poder hegemónico debía redactarse desde
la pluma de quien pudiera analizar el desarrollo y consolidación de ese poder
emergente gracias a los méritos contraídos en el campo de batalla que sólo un
experto (ἐμπειρία) en esas lides (πόλεμος) podía ser capaz de escribir (ἱστορία). Hacemos, pues, nuestras las atinadas palabras de
Caballero respecto del historiador de Megalópolis:[61]
“Polibio supo comprender la trascendencia del
nuevo orden, algo que difícilmente podía ser explicado bajo el efectismo y la
estrechez de miras de la historiografía que le había precedido. Adaptó la
historiografía tucidídea a la nueva situación, escribiendo una historia del
mundo contemporáneo sobre la base de su propia competencia política y militar,
de una escrupulosa atención por la verdad de los hechos y de una rigurosa
metodología. Así, Polibio, y esto le distingue, con sus Historias ha nadado contracorriente de las principales tendencias
historiográficas de la época helenística y ha restituido a la historiografía la
dignidad científica que le había dado Tucídides”.
José Vela Tejada
Universidad de Zaragoza
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[1] La realización de este trabajo ha sido financiada por el Grupo Investigador Consolidado “Byblíon” (H 52), auspiciado por la Consejería de Industria e Innovación (Gobierno de Aragón) y el Fondo Social Europeo, y se enmarca dentro de las investigaciones del Proyecto de Investigación FFI 2011-27501 (Dirección General de Investigación, MINECO).
[2] Una
provechosa puesta al día de los trabajos sobre nuestro historiador, aparecidos
entre los años 1975 y 2000, puede consultarse en Walbank (2002: 1-27).
[3] Walbank (1972: 96) define de
manera sencilla dicha propuesta: “it was also a theory well adapted to his own
purpose of drawing political and military lessons from history, and in that way
it contributes in no small degree to the ultimate success of his πραγματικὴ ἱστορία”. Νο cabe duda de que hay un afán didáctico –más que
técnico, como lo demuestra el uso frecuente de la primera persona, dirigiéndose
al lector-, que prioriza lo útil frente a lo hermoso y agradable. Y es que, una
vez más, hay que tener en cuenta el addressée
de la obra literaria, en el caso que nos ocupa hombres de estado, duchos en
materia política y militar. Una actualización de la cuestión puede encontrarse
en el capítulo “The Polybian narrator” en Miltsios
(2013: 115-146). Cf., asimismo, Pédech
(1964: 21-32).
[4] Tucídides
(1.22.4-5) nos informa de que su objetivo es que su trabajo sea útil para
cuantos quieran conocer con claridad lo sucedido y lo que volverá a suceder, de
forma semejante o parecida, dada la condición humana: ὅσοι
δὲ
βουλήσονται
τῶν τε
γενομένων τὸ
σαφὲς σκοπεῖν
καὶ τῶν
μελλόντων
ποτὲ αὖθις
κατὰ τὸ ἀνθρώπινον
τοιούτων καὶ
παραπλησίων
ἔσεσθαι, ὠφέλιμα
κρίνειν αὐτὰ
ἀρκούντως
ἕξει; a esto añade, por
primera vez, el concepto de la utilidad de la obra (ὠφέλιμα) que reaparece con fuerza en Polibio. Cf. Kagan (2014: 48).
[5] Walbank (1972: 157-183) y Musti (1978: 146-147) plantean en Polibio la aceptación de la
realidad imperial que debía considerarse positiva por la cualidad de los
hombres que la crearon y por las condiciones de unidad y estabilidad que el
Imperio Romano trajo consigo. Fue acertado, por parte de Eckstein (1995: 28 y ss.), no olvidarse
del ethos aristocrático del autor,
que pasa por “physical combat, heroism, and glorious acceptance of death”.
[6] Cf. Troiani (1979: 9-19) y Canfora (1993: 840-841).
[7] En
particular, en el libro sexto, en el que, aunque fragmentario, podemos
comprobar cómo interrumpe la narración, voluntariamente, para analizar la
constitución romana, en la idea, como apunta
Díaz Tejera (1975: 23-34), de que fue la causa profunda que explica la
realidad histórica narrada. Así lo hace observar en 6.14-5 (idem en 3.118.11), τὸν
ὑπὲρ αὐτῆς τῆς
Ῥωμαίων
πολιτείας
ποιησόμεθα
λόγον,
νομίζοντες οὐ
μόνον πρὸς τὴν
τῆς ἱστορίας
σύνταξιν
οἰκείαν εἶναι
τὴν περὶ αὐτῆς
ἐξήγησιν, ἀλλὰ
καὶ πρὸς τὰς
τῶν
πολιτευμάτων
διορθώσεις
καὶ
κατασκευὰς
μεγάλα
συμβάλλεσθαι
τοῖς φιλομαθοῦσι
καὶ πραγματικοῖς
τῶν ἀνδρῶν. Cf., asimismo, Eisen (1966: 24-35), Walbank (1972: 130-156), Pédech (1964:
331-354) y Canfora (1993: 834-840).
[8] Vid. Pédech (1964: 331-354); Canfora (1993: 832-834).
[9] De hecho,
Polibio se tenía por un experto en la materia y criticaba, con su renombrada
acritud, a quienes juzgaba impostores, como al masaliota Piteas y a su
hipotética navegación atlántica: “¿cómo iba a poder recorrer y navegar tales
distancias un simple particular y, encima, pobre?” (trad. Balasch Recort 1983: 418): φησὶ
δ' οὖν ὁ
Πολύβιος
ἄπιστον καὶ
αὐτὸ τοῦτο πῶς
ἰδιώτῃ
ἀνθρώπῳ καὶ
πένητι τὰ
τοσαῦτα
διαστήματα
πλωτὰ καὶ
πορευτὰ
γένοιτο
(34.5.7; en realidad, parece que todo el libro constituiría un logos geográfico). Precisamente, este
pasaje se ha conservado gracias a la cita de Estrabón 2.4.2, quien lo tuvo como
una de las autoridades principales, junto a Posidonio, lo que demuestra su
predicamento en el género. De su ἐμπειρία en la materia habla también la noticia que nos ha
transmitido Plinio (Hist. Nat. 5.9),
según la cual el mismo Escipión Emiliano, cuando estaba preparando la campaña
africana, le puso al frente de un escuadrón para que explorara ese continente,
hasta las “Columnas de Hércules”, y la transmitida por Plutarco (Cat. Mai. 9 = Polib. 35.6.4), en la que
se relata cómo, en una sesión del Senado, el censor ironizó sobre la
identificación entre nuestro escritor y Odiseo, el navegante, para rechazar su
petición de amnistía para los desterrados de Acaya. El mismo Polibio (12.27.10)
remite a Homero y a la figura de Odiseo —cita incluso los versos de Od. 1.1-3 y 8.183— como autoridades en
navegación geográfica, frente a los relatos de este tenor recogidos por los
‘falsos’ historiadores a los que él está desautorizando en este libro clave
para la comprensión de su método historiográfico. El carácter estructural del
ámbito geográfico en la obra de Polibio ha sido abordado sistemáticamente por Walbank (1972: 117-128 y en la recopilación de trabajos de 2002: 31-52).
[10] “L’histoire
qu’il écrit est universelle, comme l’empire romain”, dirá Pédech (1964:
604; vid., también, 515-598).
[11] En
este sentido el propio Polibio, en 5.33.2, destaca la excepción de Éforo como
el primero y el único que realmente se propuso confeccionar una Historia Universal: τὸν
πρῶτον καὶ
μόνον ἐπιβεβλημένον
τὰ καθόλου
γράφειν)
y, critica, por contra, a los escritores de epítomes sobre las Guerras Púnicas
(cf. Walbank (1979a:
563). Al respecto, vid. también Pédech (1964: 496-514).
[12] Es éste uno
de los argumentos de la crítica de Polibio al “estilo genealógico” de Éforo, al
que contrapone el “político”, por él cultivado: τὸν
μὲν γὰρ
φιλήκοον ὁ
γενεαλογικὸς
τρόπος
ἐπισπᾶται, τὸν
δὲ
πολυπράγμονα
καὶ περιττὸν ὁ
περὶ τὰς
ἀποικίας καὶ
κτίσεις καὶ
συγγενείας,
καθά που καὶ
παρ' Ἐφόρῳ
λέγεται, τὸν
δὲ πολιτικὸν
ὁ περὶ τὰς
πράξεις τῶν
ἐθνῶν καὶ
πόλεων καὶ
δυναστῶν. ἐφ' ὃν
ἡμεῖς ψιλῶς
κατηντηκότες
καὶ περὶ τοῦτον
πεποιημένοι
τὴν ὅλην τάξιν,
πρὸς ἓν μέν τι
γένος, ὡς
προεῖπον,
οἰκείως
ἡρμόσμεθα, τῷ
δὲ πλείονι [5]
μέρει τῶν
ἀκροατῶν
ἀψυχαγώγητον
παρεσκευάκαμεν
τὴν ἀνάγνωσιν (9.1.4-5). Cf. Walbank (1979b: 116-117).
[13] Cf. Eisen (1966:
92); Iglesias Zoido (1989: 125-132).
[14] Como observa Pédech (1964: 92; 449-466), el
sistema de datación no fue una innovación de Polibio sino que en ello seguía al
por él denostado Timeo, pionero en este criterio cronológico, y a Eratóstenes,
que lo perfeccionó; el propio Polibio (12.11.1) alude a ello. Vid., asimismo, Walbank (1972: 97-117)
y (1979b: 347-348).
[15] De hecho,
en 8.2.11, se reafirma en el método con las objeciones que pone a quienes
afirman que, a través de la historia monográfica, se puede adquirir competencia
para la historia universal y común: ταῦτα
μὲν οὖν ἡμῖν
εἰρήσθω πρὸς
τοὺς
ὑπολαμβάνοντας
διὰ τῆς τῶν
κατὰ μέρος
συντάξεως ἐμπειρίαν
ποιήσασθαι τῆς
καθολικῆς καὶ
κοινῆς
ἱστορίας.
[16] A este respecto Walbank (1974: 31) apuntó que el
objetivo de Polibio fue, en último término, “to explain to the Greek world the
causes and course of Rome’s rise to world power”. Vid. Pédech (1964: 99-203)
[17] Eisen (1966:
166 y ss.), por ejemplo, dedica una atención especial al papel de este
conflicto en la interpretación de la obra del megalopolitano: “Die Interpretation
der Darstellung des ersten punischen Krieges bei Polybios soll zeigen, wie er
die römischen Politik dieses Zeitraumes in Perioden geschieden und mit welcher
Methode er diese Epoche dargestellt hat”. Conceptos como φιλοτιμία,
μεγαλοψυχία y ὀργή aparecen con frecuencia detrás del comportamiento
y ambición de los contendientes.
[18] Canfora (1993: 831) “a partire da quel
momento lo spirito di conquista romano e la sua progressiva realizzazione unificano (in rebus gestis) il mondo mediterraneo e rendono intimamente
unitaria la corrispettiva Historia rerum
gestarum”. Sobre esta cuestión, Walbank (1972: 183) introduce un interesante matiz con el objetivo final de nuestro
autor, fiel reflejo de su transparente personalidad en la narración: “Polybius
wrote his main Histories under the
stimulus of an idea, but that he wrote his last ten books mainly because he had
material to hand and a personal story to tell […]. The Histories begin by being
focused on Rome, they end by being focused on Polybius, perhaps an anti-climax,
but one which throws some light on the man who wrote them”.
[19] En efecto,
resulta novedoso el hecho de que Polibio se aparta de la práctica
historiográfica habitual al comenzar con una amplia deliberación sobre el
género que va a cultivar. Cf. Miltsios
(2013: 7 y ss.)
[20] Vid. Balasch (1981a:
56): “En efecto, ¿puede haber algún hombre tan necio y negligente que no se
interese en conocer cómo y por qué género de constitución política fue
derrotado casi todo el universo en cincuenta y tres años no cumplidos, y cayó
bajo el imperio indisputado de los romanos? Se puede comprobar que antes esto
no había ocurrido nunca”. No es extraño que este pasaje se repita en el libro
sexto (6.2.3) en el que entra a fondo en el debate constitucional. Cf. Walbank (1979a:
40)
[21] A este respecto, una de las críticas a Timeo más acendrada es la de
‘falsear’ los discursos, que en Tucídides eran santo y seña, crítica que
aparece vinculada a su definición la función de la historia: 12.25a. οὐ γὰρ τὰ
ῥηθέντα
γέγραφεν, οὐδ'
ὡς ἐρρήθη κατ'
ἀλήθειαν, ἀλλὰ
προθέμενος ὡς
δεῖ ῥηθῆναι,
πάντας ἐξαριθμεῖται
τοὺς ῥηθέντας
λόγους καὶ τὰ
παρεπόμενα
τοῖς
πράγμασιν
οὕτως ὡς ἂν εἴ
τις ἐν διατριβῇ
πρὸς ὑπόθεσιν
ἐπιχειροίη
ὥσπερ
ἀπόδειξιν τῆς ἑαυτοῦ
δυνάμεως ποιούμενος,
ἀλλ' οὐκ
ἐξήγησιν τῶν
κατ' ἀλήθειαν εἰρημένων.
25b.
Ὅτι τῆς
ἱστορίας
ἰδίωμα τοῦτ'
ἐστὶ τὸ πρῶτον
μὲν αὐτοὺς
τοὺς κατ'
ἀλήθειαν
εἰρημένους,
οἷοί ποτ' ἂν
ὦσι, γνῶναι
λόγους,
δεύτερον τὴν
αἰτίαν πυνθάνεσθαι,
παρ' ἣν ἢ
διέπεσεν ἢ
κατωρθώθη τὸ
πραχθὲν ἢ
ῥηθέν· ἐπεὶ
ψιλῶς
λεγόμενον
αὐτὸ τὸ
γεγονὸς ψυχαγωγεῖ
μέν, ὠφελεῖ δ'
οὐδέν·
προστεθείσης
δὲ τῆς αἰτίας
ἔγκαρπος ἡ τῆς
ἱστορίας
γίνεται χρῆσις (“Ni reproduce lo que se dijo ni respeta la forma en que se dijo:
precisa lo que se hubiera debido decir, revisa los discursos realmente
pronunciados y lo que se derivó de ellos en el desarrollo de los hechos, como
si uno, en la escuela de retórica intentara hacer una demostración de la
capacidad propia, pero no una reproducción del discurso pronunciado realmente.
25b. Es función propia de la historia, primero, conocer los discursos tal
como fueron efectivamente pronunciados; en segundo lugar, averiguar las causas
que hicieron fracasar o tener éxito los planes formulados en ellos, porque la
simple narración de los hechos atrae al espíritu, pero es estéril; si se añaden
las causas, el recurso a la historia es fructífero”; Balasch 1981b:
502-503). Sin embargo, como matiza el trabajo de Wiedemann (1990: 300), Polibio no critica el género retórico
sino el mal uso en manos de un mal historiador; y, de hecho, él mismo se nos
muestra innovador en el uso de herramientas retóricas. En relación con los
discursos, cf. Pédech
(1964: 254-302); Walbank (1979b: 385-387).
[22] En
12.28.2-3, frente a la república de los filósofos de Platón, llega más lejos al
considerar que “la historia funcionará bien cuando la escriban los políticos
y su dedicación a ella no les sea algo marginal, como ahora” (ὁ
μὲν οὖν Πλάτων
φησὶ τότε
τἀνθρώπεια
καλῶς ἕξειν,
ὅταν ἢ οἱ
φιλόσοφοι
βασιλεύσωσιν
ἢ οἱ βασιλεῖς
φιλοσοφήσωσι· 3.
κἀγὼ δ' ἂν
εἴποιμι διότι
τὰ τῆς
ἱστορίας ἕξει
τότε καλῶς,
ὅταν ἢ οἱ
πραγματικοὶ
τῶν ἀνδρῶν γράφειν
ἐπιχειρήσωσι τὰς
ἱστορίας, μὴ
καθάπερ νῦν
παρέργως);
Balasch (1981b: 523). De acuerdo
con Walbank (1979b:
410) se trata de una cita muy conocida que Polibio cita de memoria.
[23] En efecto, al señalar Tucídides en su Proemio que el conflicto que iba a narrar era el más grande
acaecido (ἀρξάμενος
εὐθὺς
καθισταμένου
καὶ ἐλπίσας
μέγαν τε
ἔσεσθαι καὶ
ἀξιολογώτατον
τῶν
προγεγενημένων), su material perdía relevancia para Polibio; con
Rood (2012:
67), “one argument often proposed for Polybius' lack of interest in Thucydides
can be turned on its head. It is precisely the lack of relevance of fifthcentury
Athens to the world of Polybius that gave him the freedom to use Thucydides'
historical analysis without becoming embroiled in the problems of partisanship
that beset his explicit engagement with other historians”. En consecuencia, el mayor número de citas del
ateniense se dan en el contexto de la Primera Guerra Púnica, por los
paralelismos entre los ataques, cartaginés y ateniense, a Sicilia. Vid., en
detalle, Miltsios (2013: 13-29 y
30-47).
[24] Cf. Vela (2006: 1054): “Centra en la
constitución política el objeto de su investigación que consistirá en un
estudio comparado de todas las constituciones a partir del cual averiguar la
causa de su correcto, o no, funcionamiento y, en consecuencia, establecer el
modelo de la mejor forma de gobierno” (respecto del principio de la αἰτία, cf. Pédech
1964: 54-98). Sobre este particular resulta revelador el juicio que Aristóteles
emite en su Ética a Nicómaco (1181b)
sobre testimonios políticos precedentes a los que resta validez por haber
dejado sin investigar lo referente a la legislación.
[25] En
relación con el método de trabajo del historiador para el relato de los hechos
más remotos vid. Walbank
(2002: 178-192). Asimismo, para profundizar en la intertextualidad
literaria de nuestro autor respecto de los autores que aquí mencionamos, resulta
de referencia obligada el estupendo trabajo editado por Schepens y Bollansée (2005), en particular los
de A. L. Chávez, para Éforo (pp. 19-54), C. Bearzot, para Teopompo (pp. 55-71),
L. Prandi, para Calístenes (pp. 73-87), R. Vattuone, para Timeo y los
historiadores de occidente (pp. 89-122), G. Schepens, para Filarco y los
‘trágicos’ (pp. 141-164).
[26] Cf. Pédech (1964: 42): “Vis-à-vis des auteurs,
ancients ou récents, Polybe adopte d’abord une attitude critique. Son Histoire est parsemée de morceaux de
polémique” (vid., asimismo, 129 y ss.).
[27] El mismo
Polibio no se libró de las ‘tendencias’ posteriores en la conservación de su
obra: conoce, de hecho, pocos papiros en relación con la importancia de su obra
(el más importante el Pap. Berlin 9570, U. Wilcken), lo que habla de la
popularidad real de su Historia Universal.
De hecho, si el lector accede a una obra más amplia fue gracias a su
popularidad entre los geógrafos, que reconocieron su autoridad y nos
transmitieron abundantes y detallados fragmentos (también contribuyeron a su
conservación los Excerpta Constantiniana
producidos por Constantino VII Porfirogéneta en el siglo X DEC). Así,
conservamos sólo completos los cinco primeros libros de los cuarenta en que el
propio Polibio dividió la primera edición. Sin embargo, la posterior edición
por libros, propiciada por el propio autor, contribuyó a que la tradición se
decantara más por la primera ‘entrega’ de cinco, que por las demás.
[28] Sobre este particular
postulamos en Vela (2011:
289-299), que la versión más crítica en la transmisión de los hechos de
Agesilao era atribuible a Polibio, y por una causa tan poco ‘científica’ como
el patriotismo que se destila en su obra, siempre que trata hechos relacionados
con la tierra arcadia. De ahí que Esparta, que desde la Guerra de Mesenia trató
siempre de imponer su dominio sobre el Peloponeso, no sea un actor que goce de
sus simpatías. A este respecto, vid. en Schepens y Bollansée (2005), los trabajos de L. van der Stockt («‘Pολιβιάσασθαι’? Plutarch on Timaeus and ‘Tragic History’». pp.
271-305) y J. M. Candau
(«Polybius and Plutarch on Roman Ethos»,
pp. 307-328).
[29] A Teopompo
(8.9.1) le reprocha, en particular, el no haber seguido escribiendo Helénicas –lo cual le habría valido,
probablemente, un trato similar al de Jenofonte-, para pasar a cultivar la
narración monográfica en sus Filípicas. Cf.
Walbank (1979b:
80-81); Canfora (1993: 841 y ss).
[30] Vid. Balasch (1981b: 521): “Pues bien: de
estos dos caminos Timeo escogió el más agradable, aunque menos válido, de cara
a la investigación. Prescindió totalmente del testimonio ocular y lo sustituyó
por el del oído. […] 4. No es difícil adivinar la causa que le decidió a esta
elección: el contenido de los libros puede ser investigado sin fatiga ni
riesgo. Basta la precaución de buscar una ciudad que posea documentación
abundante o que tenga una biblioteca en las cercanías. 5. Después uno puede
tumbarse, recopilar así la materia investigada y comparar, sin molestia de
ninguna clase, las tesis de los autores precedentes”.
[31] Cf. Balasch (1981b: 521): “Éforo
manifiesta que si pudiéramos ser testigos oculares de todo lo dicho, esta
experiencia sería muy distinta de las otras. Teopompo declara que el mejor
expositor de temas bélicos es el que se ha encontrado en más batallas; y el más
hábil en componer discursos, el que ha participado más en debates políticos”.
Cf. el comentario ad loc. de Walbank (1979b: 409).
[32] Cf.
Balasch (1981b: 521): “Pero la parte política de la historia de Timeo
adolece de los mismos defectos, la mayor parte de los cuales hemos tratado ya.
Ahora aduciremos su causa. Quizás a la mayoría de los hombres no le parezca
apropiada, mas se verá que es la más fundada de las acusaciones que se puedan
formular contra Timeo. Creo que éste está dotado de una habilidad práctica
cuando se enfrenta con los temas y que ha redactado su historia con verdadero
método. Sin embargo, en ciertos puntos no hay escritor famoso que
evidencie más inexperiencia y descuido”. Cf. Walbank (1979b: 407-408).
[33] En relación
con este pasaje, Walbank
(1979b: 376) considera que la crítica hacia Calístenes “is too harsh and
naïve”.
[34] Cf.
Balasch (1981b: 509): “Algo análogo ocurre a Teopompo, y principalmente
a Timeo, de quien ahora me ocupo. La poca pericia de ambos pasa desapercibida
cuando se limitan a narrar resumidamente algún hecho militar. Pero cuando
quieren exponerlo con detalle y tratarlo en todos sus extremos, entonces se ve
que ambos autores no difieren en nada de Éforo”.
[35] “Con
gastos y fatigas nos preparamos trigo y dinero en abundancia para cualquier
eventualidad que pueda surgir, levantamos murallas y hacemos acopio de
proyectiles, pero lo que resulta más fácil y nos da la máxima seguridad en
momentos de peligro, esto, lo omitimos todo, cuando podríamos aprovechar los
momentos de ocio honesto y adquirir placenteramente esta experiencia y este
conocimiento por medio de la historia” (Balasch
1981b: 160). Como observa Walbank
(1979a: 601), Polibio “took seriously the role of history in teaching
the avoidance of such errors”. De ahí
que dedique un apartado (9.12-20) al estudio de dichos factores.
[36] Al
respecto, Tucídides reconoce que el paso del tiempo hace imposible conocer con
exactitud la naturaleza de conflictos remotos, aunque su investigación
pormenorizada le lleve a pensar que ninguno fue equiparable a los hechos
contemporáneos de su relato, como tratará de demostrar en los caps. 2-21
subsiguientes: 1.1.2: κίνησις
γὰρ αὕτη μεγίστη δὴ
τοῖς Ἕλλησιν
ἐγένετο καὶ
μέρει τινὶ τῶν
βαρβάρων, ὡς δὲ
εἰπεῖν καὶ ἐπὶ
πλεῖστον
ἀνθρώπων.
Vid., asismismo, Kagan (2014: 39
y ss.).
[37] “Hemos
escogido, en cambio, redactar la historia de hechos actuales, primero, porque
la materia se renueva continuamente y se hace necesaria una exposición
renovada, ya que a los antiguos les era imposible exponer los hechos entonces
futuros, y, en segundo lugar, porque este género histórico ha sido el más útil
ya en los tiempos pasados, y hoy lo es con más razón porque en nuestros días la
experiencia y las artes han alcanzado un punto de tal perfección, que los
estudiosos disponen de un método adecuado para tratar cualquier suceso” (Balasch 1981b: 294-295). Sobre este pasaje, Walbank (1979b: 118) destaca su “optimistic
attitude about the facilities afforded by his own time”. Vid., también, Pédech (1964: 27).
[38] Con Walbank (1979b: 393), Polibio ilustra con el
ejemplo de Timeo, “that practical political and military experience is
essential to the historian’s craft”. En
cambio, en 3.59.2, disculpa a los historiadores pioneros sus errores de
ubicación geográfica, aducibles a su carencia de medios, y alaba τὴν
ἐμπειρίαν
τὴν περὶ
τούτων ἐν
τοιούτοις
καιροῖς, ἐπαινεῖν
καὶ θαυμάζειν
αὐτοὺς
δίκαιον.
[39] “El que
carece de experiencia bélica no puede describir bien lo que ocurre en la
guerra, ni puede tratar de política el que no ha intervenido en sus avatares y
en sus cambios. La obra redactada por eruditos librescos sin experiencia, que
no han vivido su temática, es inútil para cualquiera que la encuentre. Y si
privamos a la historia de lo que puede sernos útil, lo que queda de ella es
despreciable e inservible” (Balasch 1981b: 509-510). Walbank (1979b: 395) comenta que “a lack of
proportion in dealing with material is also the charge Polybius makes against
writers of monographs generally”. Cf.
7.7.6 y 29.12.6.
[40] La crítica
a Timeo arrecia al hablar de su capacidad de análisis político, en el que
ningún historiador se ha mostrado tan inexperto y descuidado: οὐδεὶς
οὔτ'
ἀπειρότερος
οὔτ'
ἀφιλοπονώτερος
φαίνεται
γεγονέναι τῶν
ἐπ' ὀνόματος
συγγραφέων (12.27a.3). Vid., al respecto, Canfora (1993: 843): “Il pezzo forte
delle critiche rivolte a Timeo è, comunque, altro: l’incompetenza geografica,
politica e tecnico-militare (un campo nel quale Polibio si considera
impareggiabile), nonché l’eccesso di retorica”.
[41] De acuerdo con Walbank (2002:
1), “For Polybius’ central theme was of course the century-long struggle
between Rome and Carthage and the rise of Rome to domination in her own world
cities and kingdoms, the oecumene”.
[42] A este respecto, el Proemio de la obra constituye una nítida declaración programática: Ἡροδότου ἱστορίης ἀπόδεξις ἥδε […] τά τε ἄλλα καὶ δι' ἣν αἰτίην ἐπολέμησαν ἀλλήλοισι. No obstante,
en el mismo, se hace evidente que “warfare has in his work an epic quality
which does justice to the greatness, the moving character of the events which
he describes, but hinders our understanding of the art of war” (Vela 2004:
137).
[43] “Thus Thucydides understood war, partly
because he had experience of it -in fact, starting with him the study of wars
will fall to the specialists-, partly because he wanted to make his work useful
to future generals as well as to future statesmen”. (Vela 2004: 138-139). Cf. Kagan
(2014: 48).
[44] Sobre este
particular, y en relación con las obras técnicas de Jenofonte, vid. Vela (2003: 456-464).
[45] Cf.
Walbank (2002: 66): “by perpetuating Thucydides emphasis on military
operations both Xenophon and Ephorus gave to this aspect of history a
prominence which it was to retain throughout antiquity and beyond, not least in
Polybius”.
[46] “La mejor
educación para las realidades de la vida es la experiencia que resulta de la
historia política: ella es lo único que, sin causar perjuicio, produce en toda
situación y circunstancia jueces correctos de lo mejor” (Balasch 1981a:
112).
[47] En opinión de
Walbank (1979a: 301-302), καλόν y ὠφέλιμον son dos conceptos de raigambre estoica, aunque
también nos traen resonancias de Tucídides (1.22.4).
[48] Marsden (1974:
269): “Most of Polybius’s work is military history”.
[49] Walbank (1979a: 415 y ss.).
[50] Marsden (1974: 290) atribuye
dicha simplificación del relato a “it may just be that he thought his carefully
selected and simply stated versions are clear enough in themselves”.
[51] Cf. Marsden (1974:
272-278). Sobre las características estilísticas de la historiografía militar,
vid. Vela (2004:
143-145).
[52] De
acuerdo con Walbank
(1979b: 148), la
composición de esta obrita habría tenido lugar en fechas próximas, anteriores o
posteriores, a su participación como hiparco en la Confederación Aquea (c.
170/169).
[53] Resultan recomendables, al respecto, los comentarios
al respecto de Walbank (1979b: 138-149).
[54] En
relación con el frecuente recurso al método comparativo, Cf. Pédech (1964:
405-432)
[55] De hecho,
su manualito táctico perdido es mencionado por Arriano (Tact. 1.1); Eliano, además de en el pasaje comentado (3.4), alude a
Polibio como autoridad en la materia en su Táctica,
1 y 19.10. Podría también rastrearse su influencia en la Táctica de Asclepiodoto, a través de una obra intermedia de
Posidonio perdida; cf. Walbank (1979b:
148). Vid., también, Vela (2004: 141-146).
[56] Con referencia a esta cita, Eckstein (1995: 162) apunta: “Polybius
in that work defined generalship as the imposition of useful order, through
purposeful training, on what was at the beginning merely «a disorganized mob». But that achievement
required a certain type of officer”.
[57] Cf. Devine (1995: 40-44).
[58] Matthew (2012: 154)
[59] Al respecto
señala Marsden
(1974: 294): “Thus, in Book VI,
Polybius considers the efficiency and skill of the Roman government and the
value of the state organisation in war, also the quality and ability of Roman
and Italian troops as opposed to others, and finally the extraordinary Roman
morale which could survive the most terrible disasters. All these are highly
important military topics”. Cf. Pédech (1964) 420-425.
[60] En este punto, Marsden (1974: 284), establece la
diferencia principal entre Tucídides y el de Megalópolis: “There are very
significant differences between Thucydides’s presentation and that of Polybius.
Thucydides places the statements in speeches; they may be his own thoughts, but
are not submitted to the reader as such. Polybius inserts his views in a
similar pre-war period, but serves them to his readers as an ἐγώ φημι, the
authoritative pronouncement of a military historian who has derived his views
from personal experience and from the study over many years of military history
in the inmediate as well as the remoter past”.
[61] Caballero (2006: 293).