Los
Anales cordubenses y la historiografía breve andaluza de la Baja Edad
Media
The Anales cordubenses and the Andalusian
Brief Historiography in the Late Middle Ages
Carmen Benítez Guerrero &
Covadonga Valdaliso
Casanova
Resumen: Aunque tradicionalmente los anales se han
considerado un modo de escritura historiográfica característico de la Alta
Edad Media y en decadencia al menos desde el siglo XIII, se conservan
numerosos testimonios que prueban que las series analísticas —esto es, los
listados de registros historiográficos concisos ordenados cronológicamente— se
copiaron, corrigieron, completaron y continuaron, actualizándolos, en los
siglos XV y XVI. En este trabajo se estudia un listado analístico copiado en
el siglo XV, pero compuesto con anterioridad, que recorre la historia de la
Corona de Castilla prestando especial atención a la llamada Reconquista. Sus
contenidos, como trataremos de mostrar, están directamente relacionados con
otros textos del mismo tipo redactados en Andalucía en la primera mitad del
siglo XIV, así como con composiciones similares más tardías. Abstract: Although traditionally it was considered that the annals were the form
of historical writing in the Early Middle Ages and fell into decline in the
thirteenth century, several witnesses prove that the series of annals – i.e.,
series of concise historical records arranged chronologically – were copied,
corrected, expanded, and continued, bringing it up to date, in the fifteenth
and sixteenth centuries. This article comprises a study of a series of annals
copied in the fifteenth century, but composed before, that cover the history
of the Castilian Crown, focusing especially on the so-called Reconquest. As
we will try to show, its contents are closely related to other annals written
in Andalusia in the first half of the fourteenth century, as well as to later
similar compositions. |
Palabras
clave: Historiografía
breve; anales; Andalucía; frontera; Baja Edad Media.
Keywords: Brief Historiography;
Annals; Andalusia; Frontier; Late Middle Ages
Fecha de recepción: 3 de octubre de 2021
Fecha de aceptación: 25 de octubre de 2021
1. Introducción. El ‘Cronicón cordubense’ cuatrocentista [*]
D |
esde fines del siglo XIX viene denominándose Cronicón cordubense a un texto copiado en 1433 por encargo de Diego de Anaya y hoy conservado en la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca.[2] El nombre le fue dado por Ramón Menéndez Pidal cuando describió el códice que lo contiene en su catálogo de las Crónicas generales conservadas en la biblioteca del Palacio Real de Madrid.[3] Varias décadas más tarde Derek Lomax llamaría la atención sobre este texto y no mucho después lo publicaría, analizando sus contenidos y cotejándolos con otros escritos del periodo.[4] Desde entonces el Cronicón cordubense ha sido repetidamente consultado y citado, valorándose tanto sus dataciones de ciertos acontecimientos como el hecho de que algunas de sus entradas registren sucesos no documentados en otros escritos. Con todo, se ha prestado menos atención a algunas consideraciones sobre la redacción, su fecha y sus posibles precedentes que Lomax expuso en el estudio preliminar, y que condicionan bastante la interpretación del texto. A ello se suma que el título dado a la edición—“El Cronicón Cordubense de Fernando de Salmerón”—ha dado pie a bastantes equívocos, pues parece asociar el escrito con el nombre de un autor que no debió serlo.
El manuscrito salmantino consta de dos partes: la segunda, que ocupa los sesenta y tres últimos folios, transmite una novela moral tras la que se anotaron algunas recetas,[5] mientras la primera consta de ciento doce folios en los que se copiaron una sección de los Bocados de oro, la Historia de la doncella Teodor, el Cronicón cordubense y el decreto del Concilio de Constanza.[6] Casi todos los textos de esa primera parte fueron escritos por una única mano, que dio por finalizada su tarea introduciendo un colofón en la primera columna del recto del folio 112:[7]
Este libro fue acabado miércoles, cuatro
días de febrero, año de mil e cuatrocientos e treinta e tres años, estando mi
señor don Diego de Anaya, arzobispo de Sevilla, en la muy noble cibdat de
Córdoba. E yo, Fernando de Salmerón, lo escreví por su mandado.
De ello se deduce que la copia—y no la redacción—del Cronicón se llevó a cabo en Córdoba a principios del año 1433 en el entorno del arzobispo de Sevilla, Diego de Anaya. Del amanuense, Fernando de Salmerón, sabemos apenas que cuatro años más tarde el arzobispo lo nombrará en su testamento, legándole una cantidad bastante generosa para “ayuda al estudio” y haciendo referencia a un beneficio que tal vez se destinaba a garantizarle una carrera eclesiástica.[8] Dado que Anaya parece haber confiado la copia de varias de las obras que integraron su biblioteca a personas de su círculo más cercano, podemos especular con la idea de que Fernando de Salmerón fuese un joven discípulo suyo, que le acompañó en un viaje a Córdoba y a quien encomendó trasladar estos textos.[9] Lomax ya señaló en su día que lo más probable es que su cometido fuese simplemente ese, mientras el Cronicón se habría redactado unos años antes, hacia 1419-20, posiblemente en la misma Córdoba y a partir de textos preexistentes que documentaban varias etapas de transmisión.[10]
Observado desde esta perspectiva, el Cordubense pasaba a ser una composición anónima escrita, a juicio de Lomax, por un clérigo de la ciudad que habría vivido a caballo entre los siglos XIV y XV, viajado para visitar diferentes bibliotecas, mantenido buenas relaciones con las órdenes militares y mostrado cierta antipatía por Gutierre Álvarez de Toledo—arcediano de Guadalajara y futuro obispo de Palencia, y arzobispo de Sevilla y Toledo—, dado que registró su detención tras ser acusado de envenenar al obispo de Sigüenza.[11] Al analizar el texto, Lomax distinguió una sección que remitía a la época antigua y otra que comenzaba con la entrada de los musulmanes en la Península. A su juicio, la segunda tendría como temática principal la lucha de los cristianos con los musulmanes en el contexto ibérico y pudo estar parcialmente basada en textos historiográficos bien conocidos, pero contendría informaciones procedentes de fuentes no identificadas, lo que demostraba “cómo pequeños cronicones o series de anales podían circular todavía por la España, llamada prerrenacentista, de Ayala y Cartagena, y ser copiados y recopilados por aficionados al pasado”.[12] De esas “series de anales” nos ocuparemos en este trabajo.
Además del que existe en Salamanca se conservan al menos otros dos testimonios del Cronicón cordubense que Derek Lomax no debió conocer.[13] Los finales son diferentes, siendo el salmantino el único manuscrito que registra el concilio de Constanza, la muerte de la reina Catalina de Lancáster y la mayoría de edad de Juan II, mientras los otros continúan con noticias que avanzan velozmente hasta el reinado de los Católicos. Las diferencias entre el testimonio de Salamanca y los otros dos no se limitan a la parte final, pues los últimos omiten más de una veintena de los registros del primero.[14] Atendiendo a todo ello, puede presuponerse que existió una composición, que incluía ya las dos secciones mencionadas, de la que habrían derivado tanto la copia de Salmerón como las otras, más tardías, en las que el escrito se alargaba para cubrir las siguientes décadas del siglo XV. Dicha composición se cerraría con la noticia de la muerte de Fernando de Antequera, por lo que su datación post quem sería 1416.[15]
Aunque fue el colofón de Salmerón que fechaba la copia lo que llevó a Menéndez Pidal a denominar “cordubense” a este texto, basándose en sus contenidos Lomax dedujo que debió componerse de hecho en el reino de Córdoba. En favor de ese “fuerte cordobesismo que transpira el Cronicón”, en palabras del editor,[16] estarían las entradas que mencionan la ciudad y el hecho de que en algunas de las últimas parezca insinuarse que fue allí en donde se redactaron. Junto con ellas, en esos últimos registros hay también referencias a acontecimientos que tuvieron lugar en la frontera o se relacionaban con episodios de las guerras con Portugal que parecen llevar casi constantemente la atención hacia los territorios meridionales de la Corona. El compilador de 1416 pudo ser, por tanto, un cordobés que redactó o reescribió las entradas que hacían referencia a su tiempo. Sin embargo, la hipótesis de que fuese un clérigo no parece tan sostenible, pues Lomax la basaba en la idea de que ese compilador debió visitar numerosas bibliotecas eclesiásticas.[17] Creemos que, en realidad, su labor no consistió en componer un listado a partir de noticias extraídas de fuentes muy diversas, sino en actualizar un texto preexistente.
2. Un posible antepasado: los anales cordubenses
En un trabajo anterior han sido señalados
los claros paralelismos entre el Cronicón cordubense y otros dos textos
de tipo analístico compuestos en el siglo XV: el Sumario de las cosas que
pasaron en los tiempos pasados y los Anales de Garci Sánchez.[18] Cuando se colocan lado a
lado los tres escritos se identifican con facilidad las coincidencias, de tal
modo que gran parte de las entradas anteriores al reinado de Pedro I
parecen remitir a un tronco común. Investigaciones posteriores han revelado la
existencia de al menos tres composiciones de tipo analístico que se acercan
bastante a ese eje estructural, y que presumiblemente se compusieron mucho
antes que el Cronicón. La primera de
ellas, los Anales del infante (en adelante AI), es un listado
analístico que abarca desde el nacimiento de Jesucristo hasta el desastre de la
Vega de Granada en 1319. Solo se conserva en copias modernas, aunque
probablemente se compuso en la minoría de Alfonso XI, tal vez en Córdoba.[19] El Libro de las eras,
por su parte, es un registro de finales del mismo reinado que comparte algunas
entradas con los anteriores y tiene otras en común con series procedentes de
tradiciones castellanas. De este listado, que comienza con la noticia del
nacimiento de Jesucristo y finaliza con la de la conquista de Algeciras,
conocemos apenas una copia del siglo XVI.[20]
El tercero de estos escritos, en el que
nos centraremos en este trabajo, está claramente emparentado con los que
acabamos de mencionar. Es muy probable que se compusiese también en época de Alfonso XI,
o no mucho más tarde, pero la única copia que conocemos está incompleta y ello
impide saber cuáles eran los últimos acontecimientos que registraba. En todo
caso, la datación a partir de la era hispánica en principio indicaría que su
composición no fue posterior al reinado de Juan I.[21]
Si la contemplamos como una narración construida a partir de registros de
sucesos ordenados cronológicamente, esta serie analística puede sintetizarse en
algunas líneas. Tras una breve introducción, que refiere el nacimiento y la
muerte de Cristo, el bautismo de Constantino y el inicio del islam, se
registran la invasión musulmana, el comienzo del reinado de Pelayo en Asturias,
la presunta visita de Carlomagno a la corte del rey Galafre de Toledo, la
construcción de la mezquita y el puente de Córdoba, y el supuesto inicio de la
orden de Santiago en tiempos de Ramiro I. La siguiente noticia da un salto
de más de un siglo, pues lleva hasta la toma de Toledo. A partir de ahí, y a lo
largo de cuarenta entradas, en el escrito se enumeran conquistas, repoblaciones
y, en menor medida, algunos otros acontecimientos, como nacimientos y muertes
de reyes, hambrunas, eclipses e inundaciones. La noticia más tardía que
registra esta copia truncada es la de la batalla de El Salado (1340), aunque no
está posicionada en último lugar.[22]
La primera parte del Cronicón
cordubense—las cincuenta y cinco primeras entradas, de acuerdo con la
numeración establecida por Derek Lomax en su edición— se ocupa de episodios de
la Antigüedad, casi todos relacionados con los inicios del cristianismo. Tanto
el listado del que hablamos como los AI, en cambio, comienzan con las
mencionadas referencias al nacimiento y la muerte de Jesucristo. Dejando de
lado estas dos primeras entradas, casi todas las demás tienen una directa
correspondencia con entradas del Cronicón, lo que resulta un claro
indicativo de la existencia de una relación entre las composiciones. Sin
embargo, las correspondencias raramente son exactas, incluso teniendo en cuenta
las variantes de las copias. Además, hay seis entradas del listado que no
aparecen en el Cronicón y sí en los AI, dos que los AI
comparten apenas con el Cronicón, y varias que aparecen exclusivamente o
en los AI o en el Cronicón. De todo ello se deduce que debió
existir una composición, probablemente de la primera mitad del siglo XIV, que
sirvió de base tanto para esta sección del Cronicón como para las otras
dos composiciones. Atendiendo a las entradas referentes a Córdoba que comparten
todos estos textos, y a la hipótesis en su día formulada por Derek Lomax, llamaremos
a ese escrito anales cordubenses.
Como se ha indicado, el listado comparte un amplio número de entradas
con los AI, composición prácticamente
paralela ya desde su comienzo común, con la referencia al nacimiento de
Jesucristo. No obstante, algunas diferencias tanto estructurales como de
contenido permiten concluir que no se trata de una mera copia con variantes. En
primer lugar, porque ambos presentan elementos ausentes en el otro, pero que
tienen a su vez reflejo en otros textos. Los AI llevan una serie de entradas que no se encuentran en el texto
que aquí nos ocupa: entre otras, que se comentarán más adelante, pueden
mencionarse la conquista de Cuenca, la conquista de Damiata por Luis IX en la
séptima cruzada, la conquista de Salé,[23]
la entrada de Alfonso X en la Vega de Granada o el magnicidio de Alfaro.
En el sentido inverso, este texto hace referencia a las conquistas de Úbeda,
Bilches y Baños en la entrada sobre las Navas de Tolosa [17] e incorpora las
conquistas de Baena, Luque, Osuna, Palma y Marchena [29]. Estos elementos, que
lo separan de los AI, lo acercan sin
embargo al Cronicón cordubense, y en
el primero de los casos también al Libro
de las eras.[24] Algo parecido ocurre con la
entrada [27] referente al eclipse de 1239 —aquí mal fechado en 1236—, que se
refiere también a la conquista de Jerusalén y a la de Ovejo por el concejo de
Córdoba.[25]
Las diferencias entre este escrito y los AI resultan evidentes en las entradas
inmediatamente anteriores al desastre de la Vega de Granada, enfrentamiento
militar en el que murieron los infantes don Pedro y don Juan en 1319—como se ha
dicho, la última información consignada por los AI—. Así, la noticia sobre la conquista de Alcaudete, que se
incorpora después de la entrada común referente a la conquista de Tempul, se
atribuye al rey Fernando IV, mientras que los AI la presentan como obra del infante don Pedro.[26] A partir de aquí, estos
últimos recogen las conquistas de Rute, Alicum, Bélmez, Benaxixar, Tíscar,
Alhábar y Cambil por parte del infante,[27]
de las cuales solo las dos últimas aparecen en el texto que aquí estudiamos, en
una entrada donde la información se suma a la muerte de don Pedro y don Juan en
la Vega de Granada [48].[28]
Como se observa a partir de las noticias
analizadas y de las informaciones complementarias aportadas en nota, parece
claro que tanto los tres textos que hemos localizado en el reinado de Alfonso
XI—aunque algunos presenten intervenciones posteriores resultado de su
tradición posterior—, como el Cronicón
cordubense publicado por Lomax, trabajan sobre una misma serie analística
que funciona como base común, y que en cada caso se orienta en una dirección
determinada.[29] Por ejemplo, el texto de
los AI parece haber adaptado esta
serie analística para destacar el papel del infante don Pedro en las luchas
fronterizas, mientras que en el Libro de las eras —que también se basó
parcialmente en esa serie, pero como dijimos muestra una conexión mucho más
clara con anales castellanos previos—, resulta claro el interés por subrayar la
presencia de Sevilla y la importancia de la conquista de Algeciras. Nuestro
listado resulta, sin embargo, más difícil de ubicar e interpretar, pues, como
se comentó, la copia se encuentra trunca. Ello imposibilita determinar con
total seguridad si se trataría de un registro que se detenía en el siglo XIV,
como los AI o el LE, o si por el contrario manifestaría la reutilización de un
registro previo adaptado a un contexto del siglo XV, como ocurre con el Cronicón cordubense,[30]
al que parece más cercano.
Las
composiciones de las que venimos hablando prueban que, al contrario de lo que tradicionalmente se
ha pensado, a lo largo del
siglo XIV debieron seguir componiéndose anales, aunque en su mayoría no se
hayan conservado. Los testimonios con los que contamos materializan la
transmisión y actualización en el área meridional de la Península de un
discurso historiográfico, desarrollado en Castilla en las centurias
plenomedievales, que narraba lacónicamente la historia castellana entrelazando
las noticias referentes a la sucesión de monarcas con las que consignaban
enfrentamientos con los musulmanes. Las segundas cumplirían una función
legitimadora tanto del poder real como de la expansión de sus dominios.[31] En el siglo XIV a los
listados de noticias ordenadas cronológicamente ya existentes se encadenaron
referencias a acontecimientos más recientes, relacionados con la frontera y con
las ciudades meridionales en las que los reyes permanecían cada vez más tiempo.
Por todo ello, representan por escrito—y, en cierto modo, mimetizan—el proceso
de expansión de la Corona castellana mientras acompañan su devenir histórico.
Las nuevas redacciones mantienen la
esencia del legitimismo neogoticista ya consolidado, pero prestan atención
sobre todo a las áreas extremeña y andaluza. Aunque debieron copiarse en
algunas ocasiones, frecuentemente se transmitirían reelaborándose, añadiéndose
algunas entradas y eliminándose otras. Sucesivos procesos de este tipo habrían
dado lugar a diferentes composiciones emparentadas entre sí en mayor o menor
grado, de las que serían muestras los AI, el Libro de las eras y,
tal vez, el texto que aquí presentamos en la primera mitad del siglo XIV, y el Cronicón
cordubense, el Sumario de las cosas que pasaron en los tiempos pasados
y los Anales de Garci Sánchez en la centuria siguiente. Estas
refundiciones de las primeras décadas del siglo XV se relacionaron, muy
probablemente, con las campañas militares contra los musulmanes llevadas a cabo
en los reinados de Enrique III y Juan II, y en especial durante la
regencia de Fernando de Antequera. Al retomarse esa empresa después llamada Reconquista
volvían a estar vigentes aquellas series analísticas en las que una sucesión
cronológica de acontecimientos servía de contexto—y base legitimadora—para las
acciones del presente.
Creemos que todos estos textos formaban
parte de una familia de anales andaluces constituida por un grupo de
composiciones inter-relacionadas, todas ellas elaboradas entre los reinos de
Córdoba y Sevilla en la Baja Edad Media, que materializaban diferentes
versiones de un mismo texto cuyo principal argumento fue considerado tan válido
en el siglo XV como lo había sido en el XII, aunque las circunstancias fuesen
muy diferentes. El peso de estas composiciones como fuentes históricas puede
parecer modesto, pues registran muchos hechos ya documentados y frecuentemente
lo hacen arrastrando errores de fechas. Su verdadero interés reside, en nuestra
opinión, en el modo en que transmitían y reformulaban un discurso que a lo
largo de varios siglos mantuvo su vigencia. Por ello importa más estudiarlas en
conjunto, atendiendo a que cada una de estas manifestaciones nos acerca más y
mejor a la hipotética reconstrucción de esa cadena transmisora de la que nos
han restado apenas algunos eslabones sueltos. En este sentido, consideramos que
el texto que aquí analizamos es una pieza necesaria para la comprensión del
todo.
3. La huella material: el testimonio escurialense
Z.III.3
El texto del que venimos hablando se
encuentra en el códice Z.III.3 de la RBME,[32]
un manuscrito en papel compuesto hacia la primera mitad del siglo XV,
posiblemente en sus primeras décadas. No se trata de un códice desconocido,
pues transmite la Estoria de España de
Alfonso X en su versión vulgar (ff. 16r-429v), pero sus folios finales han
recibido poca atención. Las descripciones del volumen identifican dos textos:
la estoria alfonsí ya
mencionada—previa tabla de capítulos—, y unos anales en los folios 430 a 435,
constatando la inversión del recto y vuelto del último folio.[33] No obstante, la estructura
de estos folios finales resulta algo más compleja. En el folio 430r, después de
la Estoria de España, se inician
efectivamente los anales de los que se ocupa este trabajo, que abarcan también
el vuelto de este folio, además del recto y vuelto de los folios 433 y 435,
este último encuadernado al revés. El folio 431 no contiene los anales, sino un
fragmento de la Estoria de España
referente al décimo año de reinado de Constantino. También el folio 432 refleja
una pieza de la estoria alfonsí, en
este caso iniciada con la referencia a Gunderico, rey de los vándalos.
Finalmente, el recto del folio 434 presenta otro texto breve independiente que
hace un repaso de las edades del mundo, seguido de un apartado final que parece
recoger una serie de dichos.
El testimonio presenta dos sistemas de
foliación diferentes: el moderno en números arábigos, con cifras a lápiz
localizadas en el extremo superior derecho; y uno más antiguo en números
romanos, escrito con tinta ocre en el margen inferior derecho. Junto a ellas se
observa en algunos folios una tercera numeración también en números romanos. El
orden consecutivo que presenta la foliación moderna no responde, como se deduce
de lo anterior, a la continuidad lógica de los textos, y tampoco a la foliación—o
foliaciones—antiguas:
Foliación moderna |
Foliación antigua |
Contenido |
Observaciones |
429r |
ccccxxiii |
Continuación de la Estoria de España |
PCG, c.
429, p. 244b: "de los suyos, et el fuxo (...) de las Espannas". |
429v |
- |
Continuación del anterior
hasta fin de los ostrogodos |
|
430r |
ccccxxvi |
Anales (1) [nota en margen
inferior: "fº 2 hojas"] |
|
430v |
- |
Anales (2): continuación
del anterior |
|
431r |
ccccxxxix |
Décimo año de Constantino,
era 356 |
PCG, c. 316, p. 186a-b: "Constantino
fizo a los cristianos (...) paladinamente". |
431v |
- |
Continuación del anterior |
|
432r |
[rotura] |
Era 453, Gunderico, rey de
los vándalos, etc. |
PCG, c.
366, p. 209b: "En la era de quatrocientos (...) todo" |
432v |
- |
Continuación del anterior,
fin en primera columna |
|
433r |
ccccvii |
Anales (3) |
|
433v |
(iiij) |
Anales (4) |
|
434r |
- |
Texto breve sobre las
edades del mundo y añadido |
|
434v |
(ij) | ¿ccccxxii? |
En blanco |
|
435r |
(iij) | ccccxxx |
Anales (6) |
|
435v |
- |
Anales (5) |
|
Las vicisitudes que ha vivido el códice,[34] claramente deteriorado y
con folios perdidos, pueden ayudar a entender el desorden de las hojas finales,
que debieron integrarse con posterioridad, sin constituir un cuaderno único.[35] Es muy posible que mostrasen
desde entonces estos problemas de organización. Ello afecta no solo a los
folios que presentan fragmentos de la Estoria
de España o a otros ausentes que servirían para explicar el orden no
consecutivo y fragmentario de la foliación antigua, sino también al escrito
analístico que nos ocupa, que se interrumpe bruscamente al final del folio
435r, muy probablemente debido a la pérdida de los folios en los que
continuaba.
En este conjunto de textos pueden
distinguirse diversas manos. Los folios que contienen fragmentos de la Estoria de España presentan una letra
tan cercana que podría considerarse la misma, a pesar de algunas diferencias
puntuales y del tono variable de la tinta. Otra mano copia el texto sobre las
edades del mundo con el añadido final, y una gótica cursiva libraria el de los
anales. Cabe notar que en la intitulación de estos se advierte de que se
encontraron escritos en un “libro de la disputación de sant Agostín e de sant
Bernal” (f. 430r), lo que nos informa de que el modelo de esta copia estaba en
un códice cuyo texto principal—que aún no hemos identificado—tenía un carácter
teológico o religioso.
En la copia se observan una serie de
anotaciones que, más allá de hablarnos de la participación de otra mano—o
manos—, muestran claramente varias instancias de intervención. En primer lugar,
hay correcciones que afectan a las cifras que encabezan las entradas, y que
consisten en la sustitución de alguna letra sobre la propia palabra, por lo que
es difícil determinar si las realiza la misma persona que copia el cuerpo de
texto, y si lo hace teniendo enfrente el modelo de la copia o cotejando con
otro texto.[36] En lo que respecta a las
cifras se observa, además, el añadido sistemático de numeraciones romanas, bien
encima o bien al final de la entrada a la que corresponden.[37]
Estas equivalen puntualmente a la traslación de la era hispánica a números
romanos,[38] pero lo común, y podría decirse
que sistemático desde muy pronto a pesar de los errores, es el cálculo del año
del nacimiento.[39] En este sentido, a veces no
existe tal correspondencia entre la numeración expresada en el texto y la cifra
romana,[40] pero sí resulta evidente
que éstas se incorporaron una vez realizadas las correcciones a las que
aludíamos hace apenas un momento.[41]
En el mismo bloque de estas intervenciones
relacionadas con la cronología debemos entender también las alusiones a la era
de “los Césares” o la era “del dicho César setaena” que encontramos en las
primeras entradas, así como la referencia a “del nacimiento”, por extenso o de
manera abreviada, que vemos junto a algunas cifras. Además de ellas, también
encontramos—presumiblemente en la misma letra—ciertos añadidos de texto al
final de varias entradas, y acaso a la misma mano se deba también la
duplicación de la entrada [25]. Hay otras intervenciones de igual tipo que, sin
embargo, se asemejan más a la mano que copia los textos del folio 434r.[42] A esta misma mano podría
tal vez achacarse la indicación “fº dos hojas” en el margen inferior del folio
430r, la nota marginal que especifica el nombre de “Martínez de Oviedo” en el
f. 435r,[43] o algunos cambios en la
ortografía.[44]
Este conjunto de intervenciones permite
pensar en distintas situaciones. Por un lado, un copista (o lector) que corrige
la copia teniendo a mano el original, o bien otro texto. Por otro, que se
estuviese utilizando la copia como material de trabajo, bien para uso
personal—puede que las anotaciones romanas permitiesen una rápida visualización
de las fechas de las que trata cada entrada—, o bien para sacar una copia en
limpio, corregida, y que tal vez incorporase las dataciones no solo según la
era hispánica, sino también por el año del nacimiento, en mayor sintonía con la
cronología de las letras que participan en el códice. Una última posibilidad,
relacionada con la anterior, sería que este testimonio se estuviese consultando
y anotando mientras se preparaba una refundición, tal vez no muy diferente de
aquellas que hemos mencionado.
4. Edición del texto
4.1. Criterios de edición y presentación
A continuación se ofrece el texto de los
anales recogidos en el testimonio escurialense Z.III.3, folios 430r-435v,
teniendo en cuenta que se ha devuelto el orden natural a los folios que se
encuentran desordenados. La foliación moderna se muestra entre corchetes en
superíndice. Se numeran las entradas en orden consecutivo, indicándose al
inicio de cada una la cifra de la era entre corchetes y la cifra del año entre
paréntesis. Se regularizan la presentación gráfica, la puntuación, la acentuación
y la unión y separación de palabras según los criterios de Pedro
Sánchez-Prieto.[45] También se desarrollan las abreviaturas
sin indicarlo y, cuando es posible, se reconstruye el texto que se ha perdido
por la rotura de los folios, indicándolo en cursiva. En nota al pie se apuntan
los principales problemas del texto, y se aventuran las lecturas del modelo,
pero no se corrigen para no ocultar su posición en el conglomerado de
relaciones de las que forma parte, pues nuestro objetivo principal es entender
el texto dentro de su propio proceso de evolución. Igualmente se señalan en
nota las intervenciones de la copia que afectan al contenido o suponen un
añadido, que tampoco se incorporan al texto editado. No se recogen, sin
embargo, las intervenciones eminentemente lingüísticas—por ejemplo, las
ortográficas—, las anotaciones derivadas de la traslación de la era a números
romanos o de su cálculo en años, o las que solo redundan en el contenido del
texto.
4.2. La edición
[/430r] En el nonbre de Dios, aquí comienzan los fechos que se
fizieron en los tiempos pasados en año, e de cada año su era, de cómo se
ganaron los lugares, segund se falló escrito en un libro de la disputación de
sant Agostín e de sant Bernal.
1. [38 (0)] En la era de
treinta e ocho años vino Jesucristo fijo de Dios en el mundo, e tomó carne umana de la Virgen bienaventurada señora santa María e nació della, e fincó virgen
antes del parto e en el parto e
después del parto por siempre.[46]
2. [70 (32)] En la era de
setenta años e diez meses e seis días nuestro señor Jesucristo, Dios e omne,
fijo de la bienaventurada Virgen santa María, tomó muerte e pasión por nos los
pecadores salvar.[47]
3. [277 (239)] En la era de
dozientos e setenta e siete años en el tiempo de sant Silvestre, papa, fue Costantino emperador
bautizado. E fizo a la Eglesia señora
del emperio.[48]
4. [625 (587)] En la era de
seiscientos e veinte e cinco años comenzó la seta de los moros e de Mafomad.[49]
5. [750 (712)] En la era de
sietecientos e cincuenta años reinó el rey Rodrigo. E duró en su reino siete
años e medio, cuando se perdió la tierra fasta las Esturias.[50]
6. [758 (720)] En la era de
setecientos e cincuenta e ocho años entraron los moros en España en el tiempo
del rey Rodrigo. E en este año alzaron por rey en las Esturias al rey don Pelayo.[51]
7. [799 (761)] En la era de
setecientos e noventa e nueve años veno Carlos a Toledo por servir al rey Galafre, cuando llevó a Galiena a París e
tornola cristiana e casose con ella.[52]
8. [7** (7**)] [/430v]
En la era de setecientos [en blanco]
fizo Adurhames la mezquita de Córdova. E fue fecha de los averes que los moros
ganaron de los cristianos.[53]
9. [829 (791)] En la era de
ochocientos e veinte nueve años fizo Ozim, fijo de Adurahamed, la puente de
Córdova de los averes que ganó cuando presó a Navara e Girona.[54]
10. [970 (922)] En la era de
nuevecientos e setenta años comenzó la orden de Santiago en el tiempo del rey
Ramiro.
11. [1112 (1074)] En la era de
mill e ciento e doze años fue tomada Toledo en el día de sant Urban.[55]
12. [1132 (1094)] En la era de
mill e ciento e treinta e dos años prisó el Cid Ruy Díaz a Valencia en el día
de sant Leonís.[56]
13. [1157 (1119)] En la era de
mill e ciento e cincuenta e siete años morió el Cid Ruy Díaz en Valencia.
14. [1232 (1194)] En la era de
mill e dozientos e treinta e dos años fue la batalla de Alarcos en el mes de
jullio, e fue vencido el rey don Alfonso e todos los cristianos que eran con
él.
15. [1234 (1196)] En la era de
mill e dozientos e treinta e cuatro años fue poblada Palencia del rey don
Alfonso, nieto del emperador de España, en el día de santa María de agosto.[57]
16. [1235 (1197)] En la era de
mill e dozientos e treinta e cinco años fue presa
Vitoria.[58]
17. [1250 (1212)] En la era de mill e dozientos e
cincuenta años fue la batalla de las
Naos de Tolosa en diez e seis días de jullio, cuando fueron vencidos los moros. E en esta fue presa Ulda e Bilchis e Baños.[59]
18. [1252 (1214)] [/433r]
En la era de mill e dozientos e cincuenta e dos años morió el rey don Alfonso
en Ávila en el mes de otubre[60].
En este año ovo grand fambre en Castilla.
19. [1255 (1217)] En la era de
mill e dozientos e cincuenta e cinco años fue poblada Galisteo.[61]
20. [1257 (1219)] En la era de
mill e dozientos e cincuenta e siete años presó el rey don Ferrando a Andújar, e a Salvatierra, e a Egaetaf.[62]
21. [1275 (1237)] En la era de
mill e dozientos e setenta e cinco años fue presa Baeza en la fiesta de sant Andrés.[63]
22. [1276 (1238)] En la era de
mill e dozientos e setenta e seis años el maestre de la orden de Santiago con sus frailes tomó a Montiel e venció a Abehamud en el campo.[64]
23. [1277 (1239)] En la era de
mill e dozientos e setenta e siete años el rey don Alfonso de León lidió con
Abenhamud e venciólo. E en este tiempo
tomó a Montanches, e a Mévida,[65] e
a Badajos.
24. [1271 (1233)] En la era de
mill e dozientos e setenta e un años fue presa otra vegada Úbeda.[66] E
en esta ora el obispo de Palencia con el concejo dél e con los cavalleros de
las órdenes presieron a Trogillo en el mes de
enero, en la fiesta de la conversión de sant Pablo.
25. [1272 (1234)] En la era de
mill e dozientos e setenta e dos años Rodrigo Paues, comendador de Monteanches,
e el obispo de Palencia, e el maestre de Alcántara, presieron a Medelín.[67]
En este año el concejo de Trugillo presó a Santa Cruz. E en este año morió el
rey don Sancho de Navarra.[68]
26. [1274 (1236)] [/433v]
En la era de mill e dozientos e setenta e cuatro años fue tomada Córdova, en la
fiesta de sant Pedro e de sant Pablo.[69]
27. [1274 (1236)] En la era de
mill e dozientos e setenta e cuatro años escureció el sol. E prisieron los moros a Jerusalem. E en este año pressó el
concejo de Córdova a Vejo.[70]
28. [1278 (1240)] En la era de mill e dozientos e setenta
e ocho años presó el rey don Ferrando
a Almodóvar, e a Moratilla, e a Fornachuelos, e Alcolea, e Alcocer, e a Montoro, e a Castro.
29. [1279 (1241)] En la era de
mill e dozientos e setenta e nueve años presó el rey don Ferrando a Baena, e a
Luque, e a Osuna, e a Palma, e a Marchena.
30. [1280 (1242)] En la era de
mill e dozientos e ochenta años pressó el infante don Alfonso, fijo del rey don
Fernando, a Chinchilla e a las Peñas de sant Pedro.
31. [1281 (1243)] En la era de
mill e dozientos e ochenta e un años pressó el infante don Alfonso a Murcia.
32. [1284 (1246)] En la era de
mill e dozientos e ochenta e cuatro años pressó el rey don Ferrando a Jaén.
33. [1285 (1247)] En la era de
mill e dozientos e ochenta e cinco años pressó el rey don Ferrando a Cantillana
e a Jerena. E en este año el infante don Enrrique pressó a Ructe e a Morón. E en este año el prior del Ospital con el
obispo e el concejo de Palencia e de Trugillo e de Cacres pressieron a Lora.[71]
34. [1286 (1248)] En la era de
mill e dozientos e ochenta e seis años pressó el rey don Ferrando Aznalfarache, e Alcalá del Río, e a Santlúcar la Mayor, e a Sufre. E en este año el infante
don Enrrique pressó a Xerez, e a Cáliz, e a Arcos.
35. [1287 (1249)] [/435v]
En la era de mill e dozientos e ochenta e siete años fue pressa la ¿muy? noble cibdat de Sevilla, e ganóla
el noble rey don Ferrando en la fiesta de sant Clemente.
36. [1290 (1252)] En la era de
mill dozientos e noventa años morió el rey don Ferrando, en el
postrimero día de mayo.[72]
37. [1297 (1259)] En la era de
mill e dozientos e noventa e siete años fue el año de las muchas aguas.
38. [1299 (1261)] En la era de
mill e dozientos e noventa e nueve años fue pressa Niebla e Gibraleón e Huelna.[73]
39. [1302 (1264)] En la era de
mill e trezientos e dos años quebrantaron los moros las pazes e
bolviéronse las guerras.[74]
40. [1305 (1267)] En la era de
mill e trezientos e cinco años fue otra vez pressa Xerez, e Alcalá, e Medina, e Leger el día de sant Deonís.[75]
41. [1313 (1275)] En la era de
mill e trezientos e treze años murió el infante don Ferrando de la Cerda, en
treze días de jullio.[76] E
en aquel año mataron los moros a don
Nuño en Écija, en siete días de setiembre.
42. [1322 (1284)] En la era de
mill e trezientos e veinte e dos años murió el infante don Alfonso, a cuatro días de abril.
43. [1330 (1292)] En la era de
mill e trezientos e treinta años pressó el rey don Sancho a Tarifa, en el día de sant Marcos.[77]
44. [1333 (1295)] En la era de
mill e trezientos e treinta e tres años finó el rrey don Sancho a veinte días de abril, e reinó su fijo el rey don Ferrando.[78]
45. [1337 (1299)] En la era de
mill e trezientos e treinta e siete años cercó el rey don Ferrando a Algezira e ganó a Gibraltar.
46. [1348 (1310)] [/435r]
En la era de mill e trezientos e cuarenta e ocho años ganó el rey don Ferrando
a Quesada e a Betmar con sus castillos. E en este año ganó el infante don Pedro
a Tempul.
47. [1350 (1312)] En la era de
mill e trezientos e cincuenta años ganó el rey don Ferrnando a Alcabdete a dos
días de setiembre. Ítem en este mesmo mes finó este rey don Ferrando, en seis
días del dicho mes.[79]
48. [1357 (1319)] En la era de
mill e trezientos e cinquenta e siete años ganó el infante don Pedro e el
infante don Juan, su tío, a Alhabar e a Cambil. E desta entraron en la Vega de
Granada e mataronlos allá a amos a dos
los moros, en lunes, a veinte e cinco días de jullio, otro día de sant Juan.
49. [1377 (1339)] En la era de
mill e trezientos e setenta e siete años don Gonzalo Martines, [80]
maestre de Alcántara, e cavalleros de Castilla, e el concejo de la muy noble
cibdat de Sevilla, mataron al infante Picazo, fijo del rey Albohacén de
Benamarín, e otros muchos moros, en un logar que dizen Petrite e Alujte,
allende legua e media de Alcalá de los Gazules.
50. [1378 (1340)] En la era de
mill e trezientos e setenta e ocho años,[81]
en lunes veinte e ocho días de otubre, venció el rey don Alfonso de Castilla, e
el rey de Portogal que le vino ayudar, al rey de Albochacén de Benamarín, e al
rey de Túnez, e al rey de Bugia, e a don Yucaf,[82]
rey de Granada, cerca de Tarifa, que la tenían cercada. E morieron aý muchos
cavalleros de moros, e muchos peones, e las reinas moras, e otras muchas moras
con ellas. E fue preso Boamar, el infante fijo del rey de Benamarín.
51. [1375 (1337)] En la era de
mill e trezientos e setenta e cinco años morió el infante don Felipe, a doze
días de abril. E vino el rey don Alfonso en el mes de mayo, e entró en Sevilla
a cuatro días del dicho mes.[83]
52. [1376 (1338)] En la era de
mill e trezientos e setenta e seis años ganó el rey don Alfonso a Olvera, a
cinco días del mes de junio, e a la Torre.[84]
Carmen Benítez
Guerrero
https://orcid.org/0000-0001-9610-9024
Universidad de Sevilla
cbenitez@us.es
Covadonga Valdaliso Casanova
https://orcid.org/0000-0002-9825-1574
Centro de História da Universidade de Lisboa /
Universidad de Alcalá de Henares
cCasanova@letras.ulisboa.pt
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(1929), Catálogo de los manuscritos castellanos de la Real Biblioteca de El
Escorial, Madrid: s. n.
[*] Este trabajo se ha desarrollado en el marco de un
Contrato de acceso al Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación para
el desarrollo del programa propio de I+D+i de la Universidad de Sevilla
(VPPI2016-II.5), del grupo de investigación HUM-214 de la misma Universidad, y de un proyecto financiado por la FCT—Fundação para a Ciência e
a Tecnologia, I.P.— en el ámbito de la Norma Transitória
DL57/2016/CP1443/CT0001.
[2] Biblioteca General Histórica de la Universidad de
Salamanca, ms. 1866.
[3] Aunque en la tercera y más citada edición (Menéndez
Pidal 1918: 221-222) se añadieron en la descripción del volumen algunas
indicaciones que no aparecían en la primera (Menéndez Pidal 1898: 147-148) lo
referente al Cronicón permaneció igual, y en ambos casos incluido dentro
de la sección de “Sumarios de Historia general de España” (Menéndez Pidal 1898:
130-131 y Menéndez Pidal 1918: 203-204). La presencia de este volumen en el
catálogo se debe a que estuvo en la biblioteca del Palacio desde fines del
siglo XVIII hasta 1954, fecha en que regresó a Salamanca.
[4] Lomax (1978: 271-273) y Lomax (1982: 595-641).
[5] Véanse Satorre (1980) y Vázquez Janeiro (1996).
[6] Además de los ya mencionados Menéndez Pidal (1898:
147-148 y 1918: 221-222) y Lomax (1982: 596-597), numerosos autores han
descrito el manuscrito. Véase también Philobiblon BETA manid 1386.
[7] Posteriormente se añadió una entrada más en la segunda
columna y en el verso fue copiado el decreto.
[8] El testamento indicaba que se le concediesen
“tres mil maravedís en esta guisa: que si nos fináremos antes que el dicho
Fernando haya de nos beneficio, que le den los dichos tres mil maravedís; y si
antes que nos fináremos diéremos al dicho Fernando algún beneficio e lo oviere
pacífico, que le den mil maravedís pa (sic) ayuda al estudio” (Roxas y
Contreras: 238). Sobre este testamento véase Lahoz (2015: 291-300).
[9] Véase sobre ello Jiménez López (2021: 68 y
69). El mismo Salmerón habría copiado en fechas cercanas otro manuscrito,
también conservado en la Biblioteca General Histórica de la Universidad de
Salamanca (ms. 2011). Sobre este códice véase Bautista (2020).
[10] Sobre todo ello véase Lomax (1982: 605-609).
[11] Sobre este episodio véase Nieto Soria (2007).
[12] Lomax (1982: 608-609).
[13] En la Biblioteca Nacional de España (MSS/9436, fols.
203r-206v) y en la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial (en adelante
RBME), X.II.23, fols. 205r-216v.
[14] De acuerdo con la edición de Lomax (1982) serían las
entradas 21, 67 a 75, 81, 83 a 88, 119, 130 y 138.
[15] Es posible que fuese Fernando de Salmerón quien sumó
esas tres últimas entradas, que referían un acontecimiento en el que el
arzobispo Diego de Anaya había participado y dos sucesos que marcaban el fin de
una etapa y el inicio de aquella que constituía su presente, actualizando así
el texto.
[16] Lomax (1982: 607).
[17] “No solamente leyó las crónicas oficiales de la
monarquía […] sino que consultó otras
obras conservadas en las bibliotecas de Toledo y posiblemente en las de
Cardeña, Santiago y Burgos, además de cronicones de las órdenes militares, que
se encontrarían, es de suponer, en Uclés, y quizá en Alcántara” (Lomax, 1982:
607 y 608).
[18] Valdaliso Casanova (2021).
[31] Desarrollamos este tema en un estudio aún no publicado,
que lleva por título “Historiografía breve en el siglo de Alfonso X.
Composiciones analísticas castellanas en el tránsito de la Plena a la Baja Edad
Media (1250-1350)”.