LIBROS RECIBIDOS

 

 

 

M. Luisa Harto Trujillo, La arenga militar en la historiografía latina, Madrid: Ediciones Clásicas, 2008. ISBN 84-7882-642-4 (175 p.)

 

“Yo había oído hablar de batallas romanas (Trebia, Trasimeno, Cannas…), y me había planteado lo que significaron para la historia de Roma. Pero nunca había reflexionado sobre lo que los generales dijeron a sus hombres en esas batallas, o lo que los historiadores latinos pretendieron al recoger en sus obras esas palabras.

Los generales en sus arengas pretendían transmitir una información y mover a los soldados, pero los historiadores añadieron a esas dos funciones otra puramente literaria y estética, la de delectare. Nos encontramos así en las arengas de la historiografía latina con discursos plenamente elaborados desde el punto de vista retórico, que nos permiten conocer mucho mejor las preocupaciones, los intereses y las virtudes literarias de los historiadores romanos y de su época” (Información de contraportada)

 

 

Joaquín Villalba Álvarez, Los proemios en la historiografía latina renacentista, Madrid: Ediciones Clásicas, 2009. ISBN 84-7882-650-5 (220 p.)

 

“Este libro nace con el propósito de resaltar la deuda que la historiografía en lengua latina del Renacimiento tiene contraída con su precedente clásico, del que es claramente una consecuencia, a través del análisis de un aspecto concreto del relato histórico como son los proemios que sirven de introducción fundamental para conocer las supuestas intenciones, tanto literarias como políticas o filosóficas, del autor.

En la Antigüedad clásica, la historiografía se consideraba un género literario más. Ello implica el sometimiento a unos cánones retóricos bien definidos, al contrario de lo que sucede en nuestros días, donde la historiografía se considera, no ya un arte, sino una ciencia cuyo objetivo a priori insoslayable- es indagar la realidad de los hechos, lejos por tanto de cualquier atisbo de “ficción” literaria.

La visión de la historia como género literario perduró en toda la cultura occidental y se extendió hasta el Renacimiento, y lo más importante, se siguió escribiendo mayoritariamente en latín, lo que pone de manifiesto el carácter propagandístico inherente al género desde la Antigüedad. El análisis de los proemios que abren estas historias en el Renacimiento, que hasta ahora no había recibido la atención que merece, mostrará cómo los historiadores eran escritores fuertemente politizados, que se servían de recursos retóricos vigentes desde época clásica para glorificar unos hechos en detrimento de otros, y así comunicar al lector sus intereses personales, políticos o filosóficos” (Información de contraportada).